Las elecciones de Andalucía que, salvo adelanto en función del calendario electoral nacional –imposible que surja de repente algo en el calendario autonómico que haga pensar en esa posibilidad tras el estallido del ‘problema’–, se celebrarán la próxima primavera serán, sin duda, las elecciones del nombre que tiene ese ‘problema’, que no es otro que el de ‘las elecciones del cribado’.
Las noticias se agolpan y todas siguen siendo negativas para el gobierno de Moreno Bonilla: ha crecido el número de mujeres afectadas por malas prácticas en el sistema, Fiscalía anuncia que va a investigar –algo que la Junta, por cierto, daba por descontado que iba a ocurrir-. Ahora, además, parece que el origen está en el cambio de empresa que gestionaba la información, pues desde el SAS se les habría pedido que avisaran a las mujeres y estas en realidad nunca recibieron la información, negango la compañía haber recibido el encargo. La candidata socialista, María Jesús Montero, sin duda acierta en su diagnóstico de que “lo mejor para perder elecciones es instalarse en una mayoría absoluta”.
Y probablemente, entre otras razones, eso es lo que le ha ocurrido a Moreno Bonilla. Seguramente sea cierto que, en su caso, esa ‘instalación’ no se ha producido desde la soberbia que suele acompañar a los políticos que se ven en esta tesitura –se acepta– pero no es menos cierto que hay una serie de problemas que se veían venir de lejos, como el estado de la educación y la sanidad públicas. Es evidente que este era un tema altamente inflamable y que el líder del PP andaluz era consciente de su existencia, pero no ha pasado de poner parches a un tema en el que el SAS se ha visto absolutamente superado e incapaz siempre de volver a estándares de atención aceptables para el conjunto de la ciudadanía. Hasta que estalló el tema del cribado.
Sí… se anuncian y se trabaja ya en medidas de choque para atender a las mujeres afectadas y estudios para que esto no vuelva a ocurrir, pero, por supuesto, sin negar el interés en la atención de las mueres afectadas, a nadie se le escapa que el PP en lo que trabaja de manera más inmediata es en cerrar esta brecha que se le ha abierto y que le puede costar la mayoría absoluta. Por eso ha puesto a un político, Antonio Sanz, en vez de a un sanitario al frente de Sanidad. Si llega tarde y si es suficiente, eso lo dirán los andaluces en algún momento de la próxima primavera…



