Sentencias condenatorias por realizar nombramientos a dedo y despidos arbitrarios, denuncias por dar productividades millonarias para comprar silencios cómplices, convenio colectivo y Relación de Puestos de Trabajo recurridos ante los tribunales… La política de Personal de María José García Pelayo ha provocado una cascada de contenciosos judiciales que no tiene precedente desde que se constituyera la primera corporación democrática hace ya treinta y cinco años. Y lo peor es que la lista de despropósitos engorda a cada decisión que toma la regidora.
La Asociación de Técnicos Municipales de Jerez (ATMJ) dio a conocer el pasado martes el contenido de trece demandas interpuestas contra acuerdos del Gobierno local que vulneran principios básicos de la normativa laboral y los Derechos Fundamentales de los trabajadores. Acuerdos, adoptados al margen de la ley, que están generando un clima de crispación insoportable en una plantilla que desarrolla su trabajo sin dirección y desde la desidia, la desconfianza y el miedo. Algunas de esas demandas, como el ERE o el nombramiento a dedo de nueve cargos directivos, ya han recibido el correspondiente fallo judicial en contra del Gobierno del PP.
Detrás de los acuerdos caprichosos del Gobierno municipal, cuyos desatinos están costando cientos de miles de euros a los jerezanos en minutas de abogados y facturas de empresas consultoras, más gastos millonarios en indemnizaciones, se esconden viejos rencores de personas muy bien remuneradas del entorno de la alcaldesa, que ejercen una enorme influencia sobre ella y le dictan sus decisiones. Fuentes del propio Partido Popular señalan esta circunstancia como detonante de los graves errores de Pelayo en materia de Personal y en otras áreas de gestión. También destacan el papel de “jóvenes cachorros del partido” ávidos de poder y curtidos en la prepotencia y la soberbia. Esta forma de gestionar basada, como queda demostrado por los fallos judiciales, en el amiguisimo, el ajuste de cuentas y el dedazo, ha llevado al caos a la organización de los recursos humanos municipales, como prueban las sucesivas dimisiones de directores de Personal. Nada más lejos de ese supuesto "orden" y "ejemplaridad" que querían aplicar los populares al frente del Ayuntamiento.
Las promesas de la alcaldesa de llevar a cabo una gestión basada en la transparencia y la austeridad, y su compromiso de contar con el conjunto de la plantilla de trabajadores del ayuntamiento para resolver los problemas de Jerez, han quedado en nada. Lejos de eso, María José García-Pelayo está siguiendo el camino contrario y ha entregado el poder de los votos a quienes no ostentan esa representatividad. Tres años después de recibir el bastón municipal sigue siendo rehén de afectos perversos y de acuerdos contra natura con sindicatos “amigos”. Debería saber que la historia se remite, y que quienes hoy la bendicen mañana pueden pasear su marioneta en parihuelas entre cornetas y tambores por la calle Larga. Atentos.
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