Borrachera de poder

EDITORIAL

Ni con la mayor de las borracheras, ni con todos los litros del mejor vino del mundo, que es el de Jerez por supuesto, la ciudadanía podrá olvidar y abstraerse del drama de la cronificación de la pobreza en Jerez y de los alrededor de 60.000 vecinos y vecinas que malviven o subsisten en riesgo de exclusión social. Tampoco de los recortes e imposiciones ideológicas que el Gobierno del PP nos manda casi cada semana desde la capital del Reino. Ha salido el sol después de semanas grises, pero la tormenta de la crisis sigue amenazando cada día a miles de hogares en el municipio. Ni todos los brindis al sol del mundo harán olvidar que en las listas del paro de la ciudad hay otra vez casi 36.000 desempleados que, en muchos casos, se lanzan al exterior cada semana en busca de una salida laboral digna o de una oportunidad que difícilmente hallarán en su tierra. 

El gobierno local del PP se ha apuntado a una política brutal (y costosa, claro) de marketing y propaganda que pretende tapar con humo, mejor dicho con más humo, o con vino o con lo que esté a su alcance, la negra realidad y esa enorme borrachera de poder desencadenada a partir de la mayoría absoluta que obtuvo en las urnas hace ahora dos años y medio. Esa mayoría absoluta y, consecuentemente, sus posteriores decisiones, que no terminan de convencer. Decisiones que han provocado, por ejemplo, que derramar la sangre laboral de 260 empleados municipales incluidos en un ERE masivo no haya servido para equilibrar el presupuesto municipal y estar al día en los pagos. O esas que han llevado a privatizar el agua de todos los jerezanos para que una empresa privada sea la que se haga, a cambio de un módico canon, con un pingüe negocio. Que nadie se preocupe, con ese dinero vendrán empresas de fuera a tapar baches y asfaltar las calles. ¡Viva el vino!

Buena parte de Jerez está desesperada pero cuando hay un rayo de sol no duda en lanzarse a la calle porque al fin y al cabo habrá que poner buena cara y la mejor de las sonrisas entre tanta miseria y ruina. Pero que nadie se equivoque. La realidad no está para festejos impostados y en política no basta con sonrisas y con intentarlo de cara a la galería. Si la única ocurrencia para darse un baño de masas es regalar vino gratis en un vaso de plástico, la cosa pinta peor de lo que se pensaba. Contemporizar la euforia de quienes nos gobiernan frente al día a día inhóspito de miles de jerezanos será el reto en este próximo año y medio, donde dos elecciones, europeas y municipales, decidirán si la realidad de los segundos se impone a la ficción de los primeros.

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