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EDITORIAL

Cáliz, Nela García (presidenta de Acoje), Saldaña y Rosado, este jueves en el Ayuntamiento.

Antonio Saldaña se ha convertido durante toda la semana que ahora acaba en alcalde de Jerez. Aunque haya sido de forma accidental, al fin ha podido probar con tiempo y soltura las mieles del máximo poder municipal (extensa galería fotográfica incluida), un objetivo al que solo renunciaría por ganar peso político en la dirección regional del Partido Popular. A principios de semana, la alcaldesa y líder de los populares jerezanos, María José García-Pelayo, ordenaba cancelar toda su agenda pública de la semana por culpa, en principio, de una gripe.

Conforme han ido pasando los días, los rumores se han disparado en los pasillos del Ayuntamiento: no es gripe, es un "bajón"; no es un "bajón", son importantes novedades en torno a la Gürtel (al parecer Ruz ya cuenta con el último informe de los técnicos de Hacienda que había reclamado)... Sea lo que fuese, ha estado muy hábil Saldaña en aprovechar la semana para quitarse la vitola de vicealcalde y enfundarse el traje de munícipe a escasos meses de las municipales. Su protagonismo municipal ha ido creciendo casi al mismo ritmo que su densa barba. ¿Sintomático de lo que puede ocurrir a corto plazo? La dirección provincial del PP ya ha dejado claro que, pase lo que pase, su candidata es Pelayo. No hay discusión. Pero y si...

En esa incertidumbre creciente ha aprovechado el también secretario provincial de los populares para posicionarse. Un Saldaña que ha estirado la semana como el chicle para presentar proyectos de futuro (centro de empresas del motor), visitar obras en marcha (jefatura de la Policía Local), firmar convenios (con la asociación de comerciantes del centro Acoje), e incluso para recibir a un agregado comercial de la embajada de Estados Unidos para tratar de entablar relaciones con la ciudad. Lejos queda ya aquel selfie navideño que se hizo con Pelayo para alardear de unidad frente a las críticas de la candidata socialista en Jerez, Mamen Sánchez. Como nos temíamos, todo era postureo. Es lo que tiene la ambición, que cuando es tan desmedida es muy difícil de ocultar por mucho tiempo.

El agregado comercial de la Embajada de EEUU, Robert Jones, y el presidente de la CEC, Javier Sánchez Rojas, jalonan al alcalde accidental en un acto celebrado este jueves en el Consistorio. Foto: Ayuntamiento de Jerez.

Y Saldaña es ambicioso. Mucho. Hay quienes hablan ya abiertamente de político suflé, de bluf político. Hay quienes cuestionan errores diversos en sus estrategias en la sombra; hay quienes hablan de menos inteligencia de la que se le presupone (dejando rastro, por ejemplo, de determinadas cuestiones controvertidas en correos electrónicos); hay quienes opinan que comete torpezas evitables, como bloquear a medios de comunicación de la ciudad en su cuenta de Twitter (con La Voz del Sur lo ha hecho); pero lo que no puede negársele son unas enormes aspiraciones políticas que parecen no tener techo ni fronteras.

El PP no deja de caer en las encuestas a nivel nacional. En Jerez se intenta contener la sangría como se puede, con prebendas, con populismo, con intentos desesperados de presentar alguna iniciativa imposible que haga que los jerezanos se olviden de la exclusión social creciente, de la precariedad alarmante, de los 35.000 parados, de los pésimos servicios públicos... Pero Pelayo, acoso de la Gürtel aparte, añade un nuevo problema a su agenda: medios de comunicación de gran influencia en la opinión pública de la ciudad hasta ahora serviles empiezan a desperezarse en la recta final de legislatura. Todo son problemas en un río político, social y económico demasiado revuelto en el que, quién sabe, si finalmente el que acaba pescando es el propio Saldaña.

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