Diez días ya para la constitución de las Cortes y, en realidad, todo está por decidir, incluso a quién va a encargar en primer lugar intentar formar gobierno el jefe del Estado, Felipe VI, si se va a decantar por el ganador de las elecciones, el popular Alberto Núñez Feijóo, o si, por el contrario, se va a decantar por llamar al socialista Pedro Sánchez, que parece contar, en principio, con un mayor número de apoyos parlamentarios.
Será una vez que se constituyan el Congreso y el Senado cuando den comienzo propiamente los contactos del rey con los grupos políticos y los contactos entre sí de los propios grupos, aunque a nadie se le escapa que dichos contactos, siempre "discretos", como les gusta enfatizar a los partidos, comenzaron desde el minuto uno.
Por lo demás, no hay grandes novedades. El PP ha recibido los apoyos de Vox sin ningún tipo de condición de cara a la formación de un hipotético gobierno, lo que ha sido aprovechado por los populares para intentar convencer nuevamente al PNV para que reconsidere su decisión, sin ningún tipo de éxito.
De hecho, el PP estaría en disposición de hacer algún tipo de oferta a los nacionalistas vascos por lo que se refiere a la composición de la mesa del congreso, igualmente sin acogida.
La presidencia del Congreso, la tercera máxima autoridad del Estado, no hay que olvidarlo, es una derivada muy importante de estas negociaciones y tampoco hay nada decidido al respecto.
Lo único es que desde el PSOE se ha deslizado la posibilidad de que Félix Bolaños sea el encargado de sustituir a Meritxell Batet que, en principio, no seguirá en dicho cargo.
El acuerdo de gobierno alcanzado en Aragón entre el PP y Vox ha sido de nuevo objeto de crítica por parte de la izquierda. Pero no solo.
De hecho, en el PP distintos dirigentes históricos han comenzado a alzar la voz pidiendo que las relaciones con Vox no se dejen en manos de las distintas agrupaciones de cada comunidad autónoma, como se ha hecho después de las elecciones del 28M.
Estos dirigentes entienden que una única postura ante Vox no habría hecho tanto daño al partido como todos los procesos negociadores que han venido coleando después de dicha cita electoral: Extremadura, Baleares, Valencia, Aragón o Murcia todavía sin resolver.
Estiman que cada negociación individual con sus titulares, sus rectificaciones, sus pasos adelante y atrás han tenido un evidente coste electoral, y que salir ahora con que Vox renuncia a entrar en el Gobierno va tarde... o sigue en el mismo sitio, como le ha recordado el PSOE.
Bien... recta final. El PP sin nadie con quien hablar más allá de Vox y el PSOE aparentemente sobrado a la hora de conseguir apoyos. Diez días. Llega el momento de la verdad.


