Malos tiempo para la lírica

Y lo peor de todo es que sin necesidad alguna de forzar la pax romana en la que se había instalado la convivencia interna del socialismo gaditano

El subdelegado del Gobierno en Cádiz, José Antonio Pacheco. SUBDELEGACIÓN
El subdelegado del Gobierno en Cádiz, José Antonio Pacheco. SUBDELEGACIÓN

El cese de Jose Pacheco como Subdelegado del Gobierno en Cádiz y su sustitución por Blanca Flores ha sido quizás la noticia más sorprendente de la semana que ahora acaba. Vaya por delante mi reconocimiento a Pacheco por su gestión al frente de la Subdelegación en tiempos difíciles de pandemias sanitarias y también políticas y la enhorabuena a Flores junto al deseo de éxito en el difícil cometido que le han encomendado.

Y es que como cantaba Golpes Bajos, vaya nombrecito para esta columna, allá por 1983, estos que corren son malos tiempos para la lírica pero eso no debe importar a quien como Blanca está familiarizada con la poesía, tanto la propia como la ajena y sabe bien que en el género poético además de la lirica también existe la épica que quizás es la variante más acertada cuando de política se trata.

Pero vayamos a lo que de verdad ha sorprendido de este cambio político en la representación del Gobierno de Sánchez en la provincia que ha despertado el morbo mediático como siempre ocurre cuando el periodismo huele sangre de lucha fratricida. Si Pacheco venía desempeñando el cargo con solvencia personal y política cabe preguntarse sobre la razón última de su cese. La explicación más fiable nos lleva a la primavera del pasado año cuando se debatía sobre las candidaturas municipales a las grandes ciudades de la provincia y el nombre de Pacheco se barajaba como candidato a la capital.

Aquí empezaron a torcerse los renglones del destino del por aquel entonces Subdelegado en la provincia. Su negativa a encabezar esa candidatura aduciendo razones de índole personal no fue entendida por la Ejecutiva Provincial y alguien debió anotar el nombre de Jose Pacheco en alguna lista negra a futuro. Personalmente soy de los que piensan que el que finalmente fue el candidato, Oscar Torres, conectaba mejor con el electorado gaditano y de hecho en momentos difíciles para el municipalismo socialista, como se demostró en las elecciones de mayo en toda España, Torres subió dos concejales, recuperó el diputado provincial por la ciudad y quedó a escasos 300 votos de la posibilidad de gobernar en coalición, dejando claro que la apuesta por él no estaba errada.

Pero es bien sabido que en el interior de los partidos la voluntad individual nunca es tolerada si no coincide con la de la dirección y más tarde o más temprano acaban haciéndote pagar la elección personal. Ese y no otro fue el pecado que ahora debe purgar Jose Pacheco cuya sustitución ha distado mucho de ser pacifica a tenor de lo que la prensa provincial ha venido contando y que ha estado repleta de golpes bajos. El primero, que no el único, el que ha recibido el anterior Subdelegado y los demás los que se han repartido entre destacados miembros del partido en la provincia y entre la dirección provincial y federal.

Y lo peor de todo es que sin necesidad alguna de forzar la pax romana en la que se había instalado la convivencia interna del socialismo gaditano. Todo arranca con el anuncio de que Cristina Saucedo sustituiría a Pacheco, una propuesta formulada por el Secretario General socialista, Juan Carlos Ruiz Boix, que fue entendida en buena lógica como una agresión exterior por el alcalde chiclanero José María Román, que hace ya algún tiempo puso rumbo con éxito  a su consolidación como alcalde de la ciudad abandonando veleidades internas. Ha debido entender Román, que ostenta la mayoría en la agrupación socialista de la ciudad, que la promoción de Saucedo como Subdelegada era un intento de ocupación del patio trasero de su casa política y ha reaccionado como lo haría cualquiera dejando claro a la dirección provincial que por ahí no paso.

Grave error de cálculo el de la Ejecutiva Provincial promoviendo el cese de Pacheco para cobrarse deudas pasadas y con su ofensiva anexionista sobre la agrupación chiclanera. Y de aquellos polvos vinieron estos lodos, agitar el avispero interno no solo ha frustrado su deseo hegemónico, sino que también ha provocado el intervencionismo de la ejecutiva federal al grito de a mí la legión!! del denominado sector romanista que ha culminado con el nombramiento de Blanca Flores como Subdelegada en un claro ejercicio de la cadena de mando socialista. Y como la ocasión la pintaban calva, todos los que tenían una pendiente con la dirección provincial han decidido lanzar un órdago a la grande, la celebración de un congreso extraordinario, una cuestión inapropiada en estos momentos por mucho que la falta de principios diplomático haya conmovido la vida interna, porque como decía al principio son malos tiempos para la lírica aunque haya quien haga oídos sordos.

 

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