Decrecimiento sostenible, una alternativa para el futuro (III)

El nuevo escenario no debe verse como una amenaza, sino como la oportunidad

Plataforma solar de Almería. FOTO: EL PERIÓDICO DE LA ENERGÍA
Plataforma solar de Almería. FOTO: EL PERIÓDICO DE LA ENERGÍA

Si en la primera parte explicamos cómo habíamos llegado hasta aquí, y en la segunda proponíamos nuevas referencias económicas para un nuevo mundo, finalizamos con diferentes propuestas para construir desde lo local espacios que consoliden la transición ecológica de la sociedad.

De hecho, desde hace más de una década con el inicio de la mal llamada crisis económica global, y posiblemente a las puertas de otra similar, la sociedad ya va un paso por delante de políticos y gurús económicos, haciendo frente a la transición socio-ecológica desde lo local.

Como islas que deben tejer en la próxima década sus lazos de unión, han surgido desde hace diez años proyectos y propuestas que Equo defiende en las instituciones y trabaja codo a codo en calles, plazas y ciudades, y que atienden a cuatro retos fundamentales para Andalucía, esta vez, de crecimiento:

I. Crecer en soberanía alimentaria. La agricultura es uno de los principales recursos de Andalucía pero nuestros agricultores siguen estando desatendidos. Tenemos que cambiar el modelo de producción y distribución. Andalucía es hoy una potencia en agricultura ecológica, la agricultura del futuro, pero está destinada fundamentalmente a la exportación a los mercados europeos. Tenemos que impulsar la transición desde el actual modelo agroquímico, que nos hace perder diversidad, sabor y calidad alimentaria, al tiempo que agota y erosiona nuestros suelos, contamina nuestros acuíferos  y es fuertemente consumidor de agua, energía y fertilizantes químicos, hacia un modelo agroecológico, libre de productos químicos y de transgénicos, que nos permitan garantizar una alimentación saludable y que recupere la gran diversidad de semillas y especies frutícolas que teníamos.

Tenemos que acercar la producción al consumo, apostar por la agricultura de proximidad, por los circuitos cortos de comercialización, directos de productor a consumidor, y por la asociación de productores y consumidores en cooperativas.

Para ello la PAC (Política Agraria Común) debe corregir la actual distribución de subvenciones, pero también es fundamental que se consoliden los proyectos de huertos ecológicos, los mercados de alimentación local de temporada, las cooperativas de producción ecológica, y el autoabastecimiento con productos autóctonos.

También debemos apoyar a los pescadores y a las empresas de la economía social que trabajan en el sector, desarrollando políticas que defiendan la pesca costera-litoral y especialmente artesanal, que es la que más contribuye al desarrollo económico y social, además de ser más respetuosa con los recursos pesqueros y el medio ambiente y así conseguir que las nuevas generaciones puedan seguir viviendo de la pesca.

Esta soberanía alimentaria genera riqueza comarcal, empleo digno, cuida del suelo, gestiona el territorio, frente a la España vaciada que deteriora ecosistemas, contaminando suelos con residuos, aumenta la probabilidad de incendios, disminuye los servicios públicos, la atención médica, el transporte público , las escuelas rurales, incluso desaparecen las sucursales bancarias y las redes de comunicación digital.

II. Crecer en soberanía energética, que constituye el fundamento del nuevo modelo productivo y de consumo. Necesitamos impulsar decididamente la transición hacia un Nuevo Modelo Energético basado 100% en energías renovables. Andalucía depende hoy en un 80% de recursos energéticos que vienen de fuera de nuestro territorio, fundamentalmente gas y petróleo.

Y sin embargo tenemos los recursos naturales, Sol, viento, biomasa como subproducto de la actividad agrícola y forestal, tenemos el conocimiento, El parque solar del desierto de Tabernas en Almería, es la principal instalación de investigación e innovación en energía solar de Europa, tenemos las tecnologías necesarias y la base empresarial como las cooperativas de productores y consumidores, comercializadoras que ofrecen a sus clientes energía verde, preparadas para impulsar la producción solar con el objetivo de que todos los edificios de Andalucía puedan autoproducir la energía que precisan, poniendo la energía en manos de la gente a través del autoconsumo compartido, generando tu propia energía y vendiendo los excedentes a la red. Ello conlleva procesos de investigación en universidades para mejorar la eficiencia de paneles solares y generadores eólicos, mayor número de pymes encargadas de colocar y mantener los paneles y aerogeneradores y por tanto empleo verde, justo, digno y de carácter local.

Asimismo la distribución de la energía producida a nivel cercano, mejora la eficiencia y reduce las pérdidas que ahora mismo con un sistema centralizado suponen el 10% de la producción. Ya no hay que debatir si son galgos o podencos, no, el debate de la gestión de la energía no es si llevarla a cabo a través de empresas privadas o públicas, la energía en el futuro debe estar en manos de la gente, en cooperativas, y a través de los ayuntamientos. El futuro de la energía ya no estará nunca más en el subsuelo, estará en los tejados de nuestros edificios, creando miles de puestos de trabajo, directos e indirectos.

III. Crecer en Soberanía económica. Es preciso poner en marcha una banca pública andaluza, con capacidad de autogestión de los ahorros e inversiones de la ciudadanía a través de la creación de cooperativas de crédito ancladas en principios éticos, de economía social y circular, con criterios de respeto a la naturaleza en todas las inversiones que se financien.

De este modo conseguiremos los recursos para invertir en nuestro futuro invirtiendo en los sectores claves para mejorar nuestra calidad de vida generando empleo. Además debemos poner en cuestión los límites, por abajo y por arriba, a través de la renta básica y máxima, tanto a nivel legislativo y socio-económico como a nivel cultural. Es injusto que cada vez haya más miles personas por debajo del umbral de la pobreza, y a la vez es indigno el acaparamiento de capitales por unas pocas personas.

Para ello sobre el tablero político se encuentra la propuesta de una Renta Básica Universal e Incondicional, superadora de la Renta Mínima de Inserción Social, que tantos problemas está generando a los perceptores, que muy a su pesar, aún obteniendo el derecho tras múltiples gestiones administrativas, los recursos económicos no llegan a tiempo.

IV. Y por supuesto crecer en soberanía política. Para garantizar el buen funcionamiento de las instituciones públicas, es necesario ponerlas al servicio de la ciudadanía. La soberanía, reza nuestra Constitución, reside en el pueblo. La ciudadanía, por tanto, debe estar en el centro de la política y, para ello, la participación debe ser central en el trabajo diario.

El ordenamiento jurídico debe adaptarse a la realidad de la transición socio ecológica, traduciéndose en propuestas no sólo a través de nuestros representantes democráticamente elegidos, sino facilitando la proactividad al conjunto de la población a través de herramientas ya existentes, que deben normalizarse en su uso, como son los referémdums, las ILP, la ICE, y también de nuevas herramientas que mejoren los derechos a la participación ciudadana , como por ejemplo propusimos en el Parlamento Andaluz a través del Escaño 110, escaño que debe ser usado por la ciudadanía en los plenarios, con capacidad de poder presentar y defender propuestas ante las que se someta el Parlamento.

A modo de resumen, es palmario que los conflictos socio-ecológicos estructurarán el siglo XXI, el viejo mundo basado en el crecimiento se muere, pero en el nuevo mundo hay vida, empleo y bienestar, después del crecimiento. El nuevo escenario no debe verse como una amenaza, sino como la oportunidad que debe unir a los movimientos sociales, políticos y culturales, porque los primeros en reflexionar, pensar, prever, adaptarse y construir desde esta nueva normalidad, serán los que liderarán el mundo de mañana.

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