De Saramago, Bretch y otras fuentes (mi voto)

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Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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Corría mayo de 2011. Estaban a punto de celebrarse las elecciones municipales, cuando decidí hacer público mi voto a través de una carta al director en Diario de Jerez. En aquella ocasión, rememorando a José Saramago y su Ensayo sobre la lucidez, defendí mi voto en blanco como una acción de protesta ante un sistema dominado por partidos corruptos que me impedían moralmente votar a ninguna de las opciones políticas que concurrían.

Pero en eso quedó toda mi protesta. Una carta pública y un voto en blanco. Al día siguiente seguía viviendo en mi burbuja, aislado de una realidad social donde los agresivos recortes del gobierno del PP y la insaciable sed de corrupción de los partidos “democráticos”, estaban llevando a la más absoluta desesperación y pobreza a millones de españoles.

Tuve que ser azotado por la crisis para empezar a caminar. Un camino, primero de odio contra esas personas, con nombres y apellidos, que decidieron arbitraria e injustamente, permítanme la expresión, joder mi vida y, por tanto, la de mi familia. Afortunadamente los valores inculcados por mis padres me ayudaron a seguir caminando y superar ese odio, para convertir mi camino en algo positivo. Todas mis reflexiones, mis ideas, las que llevaban meses rondando mi cabeza, encajaron a la perfección cuando me vi retratado en una cita atribuida al dramaturgo y poeta alemán, Bertolt Brecht que dice :

“El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de las alubias, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales”.

Ese era yo. La culpa de esta crisis, de la corrupción, no es de los políticos corruptos, ellos solo son malas personas, avariciosos insaciables que nos utilizan sin escrúpulos. Los verdaderos culpables de lo que nos está pasando, somos nosotros mismos. Nosotros que permitimos que sigan gobernándonos. Nosotros que solo nos conformamos  con votar  cada cuatro años y en muchas ocasiones ni tan siquiera eso.

Mi camino me ha llevado a involucrarme activamente con gente corriente que han decidido dar un paso al frente para quitar a esos profesionales de la corrupción política. A finales de enero del pasado año empecé, con todas las suspicacias y miedos de quien jamás se había movilizado políticamente por sus gentes, a formar parte del círculo de Podemos Jerez. Un proyecto ilusionante, complejo, basado en la participación activa de la ciudadanía.

A nuestros abuelos, a nuestros padres, a nosotros nos han educado en la creencia, grabada en lo más profundo de nuestro ser de que “más vale malo conocido, que bueno por conocer”. Ese pensamiento es la piedra angular para que se perpetúen en nuestras vidas modelos de gobiernos como el que tenemos. Estamos programados para que nos de miedo cualquier clase de cambio en nuestras vidas, aún siendo un cambio a mejor. Si el cambio no nos asegura al cien por cien esa mejora, el miedo se convierte en pánico, porque el poder establecido se encarga una y otra vez, utilizando todos los medios (incluidos los de comunicación) para inmovilizarnos.

Fue Ortega y Gasset quién acuñó la frase de “yo soy yo y mis circunstancias”. Cuatro años después de decidir votar en blanco, con unas circunstancias distintas, tras un largo y nuevo camino recorrido, creo que ha llegado, no solo la hora de votar para echar a esta plaga de corruptos que tanto daño y sufrimiento nos han traído, sino de hacer mucho más. No se trata de votar a Podemos como haré yo, ni a Ciudadanos (la nueva derecha), ni a UPyD o al PA. Se trata de votar aire nuevo y al día siguiente participar en los barrios, en asociaciones, en colectivos para mejorar nuestras vidas y la de nuestros vecinos y por supuesto, para evitar que las nuevas personas que entren nos vuelvan a robar.

Yo quiero que mis hijos crezcan creyendo que es infinitamente más deseable lo bueno por llegar que lo malo conocido. Más aún, ante lo malo conocido, hay que luchar independientemente del resultado, por acabar con dicho mal. Es el momento de cambiar nuestras vidas.

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