Cuando suenan las trompetas

Así nos hemos despertado los niños y adultos de mi generación en la mágica mañana de reyes, y así lo siguen haciendo los niños de mi pueblo después de más de cincuenta años

Imagen de archivo de una trompeta.
Imagen de archivo de una trompeta. MANU GARCÍA

Se ha ido a dormir más temprano que nunca, el reloj marca las ocho de la tarde cuando se ha puesto el pijama y se ha metido en la cama. No sin antes poner la alarma del despertador, no se perdonaría el quedarse más tiempo en la cama de lo debido. Todo está preparado y puede descansar tranquilo. Su ropa y el abrigo cuelgan de la silla. Junto a la puerta de la casa ha dejado también preparado el macuto con su bien más preciado. 

Se ha despertado sobresaltado con la alarma del reloj, ha dormido profundamente hasta la hora estipulada y de un salto se levanta entusiasmado para vestirse. Entra en la cocina para prepararse un café y toma el teléfono móvil para avisar a Miguel. Da orden de que empiece la cadena de llamadas para asegurarse que todos estarán a su hora en el sitio acordado. Toma el macuto y sale en dirección a la plaza del ayuntamiento. Las calles están desiertas y cubiertas de niebla, algo que hará aún más mágico el momento, durante el trayecto solo los grillos rompen el silencio meciendo como cada noche con su cri-cri a la luna y las estrellas. 

Miguel y el resto del equipo ya están en la plaza. El reloj de la torre del ayuntamiento marca las cuatro menos cuarenta y cinco minutos. Tienen el tiempo justo para terminar de organizarse y asegurar el recorrido de cada uno. Se sitúan todos alrededor de la plaza, cuando el reloj marque las cuatro en punto se separarán y cada uno tomará la ruta que les corresponde. 

Para Pedro este es su primer año y está muy nervioso, incluso se ha emocionado y caen lágrimas de sus ojos al ver que se acerca el momento. El reloj marca la hora y ¡Comienza el espectáculo! En pocos minutos empiezan a escucharse por todos los rincones del pueblo el sonido de las trompetas, las ventanas se abren y algunos salen en pijama a saludar y a aplaudir, no importa el frío, jamás faltan a la cita. Pero lo más importante el ruido de risas, gritos de entusiasmos y jolgorio de los niños que se escucha en las breves pausan que hacen para luego continuar tocando.

"Quinto levanta tira de la manta, quinto levanta tira del mantón…". Así nos hemos despertado los niños y adultos de mi generación en la mágica mañana de reyes, y así lo siguen haciendo los niños de mi pueblo después de más de cincuenta años.  Nadie se levanta de la cama el seis de enero si no ha escuchado al "Tío de la trompeta", aunque estés despierto hasta que no pase por tu calle, no pones un pie en el salón a ver los regalos que han dejado sus Majestades los Reyes, aunque te estés muriendo de ganas. 

Igual desde fuera los que lean estas líneas lo ven todo como una gran locura, pero bendita locura que hace que un pueblo una vez al año sonría y se despierte a la vez y, sobre todo, que la mañana de Reyes, la ilusión de los niños crezca debido a esta tradición musical que se ha logrado mantener a lo largo del tiempo. Aquí, si preguntas a un pequeño o pequeña que quiere ser de mayor, no te sorprendas si su respuesta es la siguiente: "Yo de mayor quiero ser el tío de la trompeta". 

"Mi mayor ilusión es seguir teniendo ilusiones". (José Narosky)

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