Corea del Sur juega a la indefinición, pero coquetea con China

logo lavozdelsur

María González

Una vista reciente de Seúl, capital de Corea del Sur. Autor: Jeon Han
Una vista reciente de Seúl, capital de Corea del Sur. Autor: Jeon Han

Winston Churchill dijo una vez que "solo hay una cosa peor que luchar con los aliados y es luchar sin ellos". La frase célebre ha sido rememorada en diferentes contextos y vuelve hoy a la actualidad para poner en palabras lo que sucede con Corea del Sur frente al incremento de tensión y rivalidad que atraviesan sus dos mayores aliados: Estados Unidos y China. Con el primero, le une una alianza de seguridad que data de la Guerra de Corea. Mientras que con la potencia asiática mantiene un importante vínculo comercial al que no puede darse el lujo de poner en peligro, especialmente en estos momentos en que la economía surcoreana atraviesa un período de contracción debido a la pandemia de coronavirus.

Con la mirada puesta en su situación financiera, Corea del Sur ha mostrado la hilacha y ha dejado entrever que su posición está más consolidada de lo que aparenta. Lo preocupante es que mientras Seúl cree estar jugando esta estrategia con sus propias cartas, se olvida que China esconde unas cuantas cartas bajo su manga. Después de todo, Pekín tiene sus propios intereses en juego. Uno no menor, la expansión de su influencia en la región.

El dilema de Corea del Sur parece más bien orquestado para la tribuna de analistas que revisan con atención el aprieto al que se enfrenta Seúl frente a sus alianzas tradicionales. Porque tan solo con seguir de cerca su agenda diplomática en los últimos meses, se puede ver un pronunciado acercamiento entre Corea del Sur y China. Ejemplo de ello es la reunión celebrada tan solo días atrás entre dos figuras de alto nivel de la esfera financiera de Corea del Sur y China que marcó el fin de un período de distanciamiento entre ambos países.

El dilema de Corea del Sur parece más bien orquestado para la tribuna de analistas que revisan con atención el aprieto al que se enfrenta Seúl frente a sus alianzas tradicionales

Según dieron a conocer, el ministro surcoreano de Finanzas, Hong Nam-ki y su homólogo chino, He Lifeng, presidente de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, mantuvieron conversaciones enfocadas al impulso del turismo en medio de la pandemia de Covid-19. Así mismo, acordaron sobre la necesidad de impulsar intercambios culturales y promover la cooperación en asuntos de salud, deportes y otros sectores. Un acercamiento diplomático que deja un importante mensaje, sobre todo considerando el congelamiento entre las conversaciones económicas entre ambos países, luego de que Seúl aceptara el despliegue de un sistema de defensa antimisiles estadounidense en 2017.

Pero este no es el único gesto que demuestra una reactivación de las conversaciones. En agosto de este año, se llevó a cabo una reunión de alto nivel entre Pekín y Seúl en materia de seguridad. Durante la misma, el responsable de Relaciones Internacionales del Partido Comunista chino, Yang Jiechi, y el asesor de Seguridad Nacional de la Presidencia surcoreana, Suh Hoon, intercambiaron sobre políticas destinadas a la gestión de la pandemia de Covid-19. Cabe recordar que si bien en un principio Corea del Sur fue ovacionada por su exitosa gestión de la pandemia, la situación actual demuestra que las medidas no fueron tan eficaces a la hora de contener el virus como parecía.

Pero más allá de los temas que se abordaron durante la reunión, lo más relevante que dejó esta cumbre es la organización de una reunión aún significativa: el tan esperado encuentro entre el Xi Jinping y Moon Jae-in. Por el momento no hay fecha oficial, pero ha quedado claro que la reunión se concretará una vez que la pandemia de Covid-19 lo permita.

En la antesala de este encuentro, también se está haciendo esperar la visita de Wang Yi, ministro de Relaciones Exteriores de China a Corea del Sur, que debió ser aplazada precisamente a causa de la pandemia. Lo mismo sucedió con la visita a Corea del Sur del secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, prevista para octubre. La misma hubiese sido la primera visita de Pompeo en dos años y hubiera podido significar un acercamiento entre ambos países que tenían previsto abordar temas sobre la situación de la península coreana y otros asuntos globales.

Mientras los encuentros entre Estados Unidos y Corea del Sur se diluyen, y mientras la relación se enfría, Pekín aprovecha para acercarse cada vez más a Corea del Sur que es, en definitiva, un eslabón fundamental para consolidar su influencia en la región. A su vez, queda cada vez más claro que este acercamiento esconde mucho más que el mantenimiento de las relaciones bilaterales. Ejemplo de ello es el reciente pedido del embajador chino Xing Haiming, quien sin tapujos llamó a Corea del Sur que se una a la iniciativa global de seguridad de datos de Pekín. Una iniciativa que busca establecer estándares globales para la seguridad de datos.

Dicho pedido, no solo pone en apuros a Corea del Sur, ya que de alinearse a China en su política de seguridad tecnológica, marcaría una clara posición en contra de los esfuerzos de Washington que busca limitar la expansión de la tecnología china. Además, demuestra que los favores de Pekín se cobran con intereses y que la reactivación de las conversaciones diplomáticas y la promesa de un encuentro clave entre ambos presidentes, está condicionada por el apoyo de Corea del Sur en asuntos directamente ligados con el objetivo final de dictar la agenda política y económica de la región. Lo que también explica por qué el funcionario hizo énfasis en la necesidad de trabajar junto a Corea del Sur “para desarrollar las relaciones bilaterales de manera sostenida, sólida y estable”.

Si bien Seúl alega que se mantiene equidistante ante el incremento de tensión entre Estados Unidos y China, lo cierto es que los avances diplomáticos recientes dan cuenta de un mayor acercamiento con la potencia asiática. Mantenerse al margen de la rivalidad entre ambas potencias parece una opción viable. Pero en la práctica, no lo es. Sobre todo, viendo el nivel de persuasión de Pekín que tiene en su poder, el billete dorado para la reactivación económica que Corea del Sur tanto necesita. Eso sin olvidar sus condiciones. Queda esperar para ver qué sucederá una vez que la pandemia permita finalmente concluir los encuentros diplomáticos pendientes para comprender su verdadero alcance. Hasta ahora, todo demuestra que China está siguiendo su plan a la perfección y que de a poco, va acercando a Corea del Sur a su órbita.

Archivado en:

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído