Los amigos del bulo

Carlos Piedras, nuevo jefe de Edición y Opinión de lavozdelsur.es, en un retrato en la redacción del periódico.

Nací en Madrid, en 1965, aunque llevo exactamente media vida viviendo en Jerez. Soy licenciado en CC de la Información (Periodismo) por la Universidad Complutense. He sido jefe de la sección local del Diario de Jerez y también he trabajado en Información Jerez y el Diario Ya (época de Antena 3). He colaborado con El Mundo, Economía y Empresas, Notodo… Soy socio fundador y colaborador habitual de lavozdelsur.es. Últimamente he publicado el libro ‘Sherry & Brandy 2.0’ y he redactado el guion del documental sobre el vino de Jerez ‘Sherryland’. Todo esto ha hecho que me vaya haciendo una idea aproximada de las cosas… 

Un cigarrillo encendido, en una imagen de archivo.
Un cigarrillo encendido, en una imagen de archivo.

Cuarenta Confesiones ya… Cuarenta, un número redondo. Alí Babá y los cuarenta ladrones, las cuarenta en el tute, Jesús en el desierto, cuarenta años en el desierto también del pueblo hebreo (qué afán desértico de la divinidad, por cierto), la propia etimología de la palabra cuarentena… ¿Cuántas Confesiones cree el lector que quedan –si todo va bien, claro— veinte, treinta… otras cuarenta? Veremos…

Hemos titulado hoy a la sección Amigos del bulo, que suena así un poco como a nombre de caseta de feria. Y es que hay tantas cosas en lo que se ha dado en llamar infodemia que resulta difícil tener tiempo para hablar de cosas más personales, tal y como era el objetivo inicial de estas Confesiones. Hoy he seleccionado tres asuntos concretos que creo que merecen un par de comentarios, todos ellos relacionados con ese tema tan de actualidad como son los bulos. No vamos a entrar en el estercolero político de las redes sociales –ahí está, para el que le interese— solo se trata de comentar con casos prácticos cómo los propios medios de comunicación, incluso los serios, propagan la infodemia que luego a su vez critican.

En realidad, yo diría que más que de bulos el trabajo de campo que viene a continuación va de disparates, disparates y gilipolleces, lo digo para que el lector-agente de la Guardia Civil adscrito a esta sección, digo Comandancia, se relaje: hoy ya verá que no hay por ninguna parte menoscabo del Estado.  

Y empezamos por el número 1: la nicotina mata o frena el coronavirus. Noticia digamos extraña de la que se hacen eco decenas de medios y que en mi casa supuso  escuchar a grito ‘pelao’ un “¡bieeen, po’toma!”, de A., que es lo que podríamos llamar fumadora social. Después del victorioso “po’toma”, A. se encuentra ahora con tres problemas: fuma muy poco, dos o tres cigarrillos diarios y, además siempre de una marca de tabaco bajo en nicotina. Vamos, que si estuviéremos hablando de cremas solares, no parece que esté usando la protección adecuada… y eso sin tener en cuenta que la OMS (y tres) ha dicho, claro, que qué disparate es este. Y esto nos lleva al centro del debate: si la OMS, la evidente ‘fuente oficial’ que tanto anhela en todas las informaciones el sociólogo-humorista Tezanos, se lleva las manos a la cabeza… ¿Por qué esta noticia tan extraña se cuela en la escaleta de un medio público? ¿Por qué se dan tres cuartos al pregonero? ¿Sensacionalismo? ¿Entretenimiento? Pero… ¿Y si al final es cierto que la nicotina tiene algún efecto contra el coronavirus? ¿Qué hacemos con el tabaco? ¿Y con la OMS?

Seguimos con el número 2. El gobernador de Nairobi (Kenia) mantiene que el coñac ayuda a luchar contra el coronavirus (leído en El País’). Tabaco y alcohol… total, que solo falta la gasolina, para completar los productos gravados con impuestos especiales. Este buen señor mete una botella de coñac en una especie de ‘kit’ para luchar contra el coronavirus que reparte entre gente necesitada, lo que por otra parte está muy bien. ¿Esto es un bulo? No, es real… lo que es tal vez, es una gilipollez. El señor reparte el coñac y, efectivamente, dice que vale para combatir el virus. El bulo es que el coñac combata al virus, algo negado, además de por el sentido común, por la propia OMS, y que ni siquiera se sustenta, como en el caso de la nicotina, por ningún estudio en marcha…

Y el número tres. Las polémicas declaraciones de Spiriman. El mediático doctor granadino, que consigue decenas de miles de visualizaciones diarias en Youtube con sus vídeos, la ha liado parda al decir que ha llegado el momento de que todos volvamos a salir a la calle. Nunca he sido del club de fans de este hombre –entre otras cosas porque los narcisistas no nos soportamos entre nosotros- y lo que yo pueda decir de temas médicos pues ya me dirán, pero no me pareció tan disparatado lo que ha dicho y que le ha valido ser reprendido desde muchos ámbitos. Aparte del punto casi libertario (y para muchos irresponsable) de su proclama, no sé si será ya, dentro de un mes o cuando se pueda, pero parece claro que tendrán que realizarse test masivos entre la población, como él defiende, para la vuelta a la normalidad (o así). ¿Bulo? Tampoco… si acaso disparate parcial, que ya digo que a mí, en principio, no me lo parece…

Y tras este repaso a Los amigos del bulo, cerramos la caseta y damos paso ya a las dos secciones (casi) fijas de las Confesiones. En Cultura Infecta les recuerdo que hoy es el Día Internacional del Libro, así que, desde aquí, les recomiendo que precisamente hoy no lean nada (este año es bisiesto, ¿no?, pues hala, siguen siendo 365 días para leer). Hoy, vino…

En Desinfección y Chuletas seguimos con el Siglo de Oro que esta sección pretende revivir. Si ayer, como consecuencia de seguir fielmente las instrucciones de las autoridades sanitarias y lavarme continuamente las manos, aparecieron ‘chuletas’ de Lope, Calderón y Tirso, entre otros, hoy era de esperar que Quevedo y Góngora hicieran por fin acto de presencia. Mi vida académica no fue precisamente una oda al juego limpio, está claro…

 Y nos vamos informándoles de que los sanitarios de Jerez que usaron mascarillas que no servían frente al coronavirus se están haciendo ya las pruebas para ver cómo están, en algunos casos nueve días después de su último uso. El obispo, según informó Diario de Jerez, se hizo la prueba justo el lunes de Pascua, tras andar de acá para allá toda la Semana Santa. La ministra Montero ha necesitado de cuatro pruebas para confirmar su infección y, por fin, su desinfección. Todos los caminos nos llevan de nuevo a George Orwell en su novela Rebelión en la granja. Ya saben, es casi una letanía en esta sección: “Todos somos iguales, pero unos más iguales que otros”... 

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