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¿Por qué un acto religioso, como es el pregón, se hace en un Teatro Civil? ¿Por qué no se hace en un templo que es la casa de Dios para los cristianos? 

Llámenme antiguo, pero echo de menos aquellos tiempos de un sólo periódico en papel, eso sí, sesgado por la mirada del director, pero en el que te leías desde el titular, hasta la esquela, pasando por Olaf el Terrible, los anuncios por palabras o las columnas de Manolo Liaño.

Hoy, ya eso es imposible. Primero, porque ya no leo papel. Segundo porque ¡Hay tanto periódico de papel digitalizado y diarios digitales nativos cómo éste que está usted leyendo!

Antes leías los titulares en el kiosko. No eran muchos. Hoy, ese kiosko se llama facebook, o peor,twitter, donde los titulares pasan a velocidad del diablo, y entre ellos se mezclan los titulares hechos por periodistas, los hechos por los que juegan a ser periodistas y los hechos por el resto de personal. La democratización del periodismo ciudadano, que podríamos llamarlo.

Así que hoy, de un tirón lees montones de noticias y no te enteras de nada, o peor, crees entender, supones, afirmas sin contrastar y entonces ya la hemos liado.

Eso me pasó con la noticia referente a la Unión de Hermandades de Jerez que se iba a reunir con el obispado para un tema importante.

Por un momento pensé en que se iba a hacer alguna acción inmediata para remediar el drama de los refugiados sirios, magrebíes y tal.  O como solucionar la situación desbordada de la crisis que nunca acaba en organizaciones de la Iglesia como Cáritas.

O también podían tratar el tema tan actual del Sínodo de la familia en Roma y ver cómo actuar en situaciones tales como los cofrades divorciados y vueltos a casar por lo civil, o sencillamente, ‘arrejuntaos’ sin nada legal, o la situación de los cofrades homosexuales que han decidido no hacer caso a la jerarquía católica y tener sus parejas y tener relaciones sexuales en contra del consejo misericordioso de mantener la castidad.

Pues no. Nada de eso. El tema era – cómo no – lo único que parece preocupar  – y digo parece, porque me consta que a algunos no – a las hermandades jerezanas: los desfiles cofradieros, el futuro palacio – municipal – de la Unión de Hermandades o temas como el pregón en el teatro Villamarta. Han ido a quejarse al Obispo. Como el niño que va a papá a llorar. Con lo fácil que es preguntar cualquier cosa a la alcaldesa o concejales. Ni que fueran ministros de la eurozona.

De todas formas, también es bueno que saquen este tema a la palestra. Porque el tema de la Semana Santa entendida como fiesta cívico turístico religiosa y no como tiempo litúrgico – que esto parece importar mucho menos – merece algo que está muy de moda: una reforma.

Podríamos empezar por el pregón de Semana Santa en el Teatro Villamarta. Lanzo una reflexión a quienes me leen desde el punto de un creyente de a pie como yo. ¿Por qué un acto religioso, como es el pregón, se hace en un Teatro Civil? ¿Por qué no se hace en un templo que es la casa de Dios para los cristianos? ¿Acaso, los cofrades de Jerez, como Marta la hermana de María, se preocupan más de las cosas adyacentes a Dios y al folclore popular que realmente de las que más importan, como la propia Marta, que es la esencia del Señor y no el puro teatro, nunca mejor dicho?

Y próximamente, tendremos que hablar por enésima vez de los palcos y de las ceras que ensucian todavía desde el año pasado nuestro acerado y que muy bien se podría aplicar este año la técnica que la alcaldesa de Madrid quiere aplicar para tener los campus universitarios limpios: que sean los propios cofrades que limpien lo que ensucien. Jerez se merece estar bonita antes, durante y después de la Semana Santa. Continuará durante todo el tiempo que falta hasta el Domingo de Ramos.

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