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Me parece muy bien la apertura de comedores escolares durante el verano. Creo que es un acierto además que este tema se haya revestido de actividades extraescolares para que los chavales usuarios de este servicio que ha puesto en marcha el Ayuntamiento sientan que van a participar en dichas actividades y que, de forma complementaria, se les da de comer, y no al revés, como desgraciadamente es. Dada la situación económica de muchas familias en Jerez, me parecen 19.000 euros perfectamente bien gastados (o invertidos, como se quiera ver).

Lo que no entiendo del todo es el proceso de selección de los niños que participan.  No se entiende que haya familias que reconocen que no están tan necesitadas, tal y como recoge la información firmada por Jorge Miró en este medio, y envíen a sus hijos a los comedores por mera socialización –que en otro contexto estaría muy bien- ya que parece lógico que para una iniciativa de estas características, con un presupuesto limitado y encaminado a ayudar a un número relativamente reducido, como son 300 chavales, se hubieran seleccionado escrupulosamente a los niños de las familias jerezanas realmente más necesitadas de este servicio… lo que lleva pensar, a tenor de los datos de pobreza en el municipio que se manejan, que hay familias que hubieran cumplido perfectamente con los requisitos pedidos y que no lo han solicitado, por desconocimiento, pereza, vergüenza u otras razones que a mí se me escapan, tal vez porque el verano está ya mediado, no sé…

En esta época de demanda de nuevos derechos, resulta incomprensible porque no se pone por escrito algo que parece obvio, como es el derecho de los niños –en realidad de todo el mundo, pero de los niños especialmente- a tener cuatro comidas diarias. Ahora bien, igual que pido esto, también pido a los Administraciones públicas que luchen para poner fin a la pobreza o la exclusión social, como se quiera llamar, para que ningún verano más tenga que abrir un comedor escolar y no como aquella alcaldesa –socialista, para más señas- que deseó a las Hijas de la Caridad, al frente del comedor de El Salvador, otros (casi) cien años para la institución durante la entrega del Premio Ciudad de Jerez a la Solidaridad, confundiendo –una vez más, un dirigente político más- justicia, solidaridad y caridad.

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