Detalle de uno de los demonios de la batalla de los ángeles, de Montañés. FOTO: MANU GARCÍA.
Detalle de uno de los demonios de la batalla de los ángeles, de Montañés. FOTO: MANU GARCÍA.

De nuevo llegan las elecciones y, con ellas, como el turrón por Navidad, las presiones de los obispos, pastores protestantes, etcétera... para influir en el voto cristiano. Realmente esta presión no es necesaria porque el Evangelio es muy claro a la hora de ayudar a pensar qué partido es el que más se acerca a los valores del Evangelio, que no es otra cosa que un modelo de vida, una guía a seguir según lo que Jesús de Nazaret nos enseñó. Pero el clero y las organizaciones protestantes caen en el error de anteponer sus intereses como colectivo a los del mismo Evangelio y así orientan el voto dependiendo de cuestiones a las que Jesús no dedicó ningún tiempo, como es la creación de empresas dedicadas a la sanidad o la educación, a inmiscuirse en asuntos personales de la gente como son las relaciones sexuales o influir para votar a tal o tal partido porque esos les regalan inmuebles o no le cobran impuestos, por poner algunos ejemplos.

Pero Jesús es bien claro en su Evangelio. Es verdad que no podemos saber a ciencia cierta a quién votar, porque ningún partido tiene un programa igual al que Jesús plantea. Pero sí podemos averiguar a qué partidos no debemos votar los cristianos y cuáles se les acercan más.

La posición de Jesús con los temas más candentes de nuestra actualidad es clara y se puede resumir en que los cristianos no podemos votar a partidos que discriminen a los inmigrantes o personas de distinta nacionalidad, (ya lo dijo bien claro en Mateo, 25:35), a partidos que no ayuden a los pobres a salir de su indigencia, a quienes no condenen la violencia de género contra la mujer: “Quién esté libre de pecado, que tire la primera piedra”, dijo Jesús para librar de la violencia machista a una mujer que había sido infiel. El No matarás está claro en este tema. Un No matarás que también sirve para rechazar a los partidos que disfrutan de las fiestas con animales en las que haya tortura y sufrimiento y por supuesto, muerte.

El Evangelio rechaza de pleno a los partidos homófobos, sólo tenemos que recordar aquél centurión cuyo muchacho que estaba en casa paralítico y aún “sabiendo que no era digno para que entrara en su casa” una sola palabra de Jesús bastó para sanarle. También Jesús es claro con los partidos que promulgan la violencia como solución para las cosas.

No pretendo hacer aquí una relación extensa de lo que dijo Jesús. Sería interminable (Juan, 21:25). Sólo llevar a los cristianos a la reflexión sobre su voto. No piensen en lo que digan obispos, curas, pastores, etc… ellos hablan por sí mismos y por los intereses de sus Iglesias. Piensen los cristianos en las cosas que dijo Jesús y a partir de ahí, voten. El gran problema es que hay hoy muchos cristianos, católicos sobre todo, que no saben quién es Jesús y lo identifican solo con una escultura encima de un paso. Aparte de morir, ni saben por qué murió ni quiénes le mataron ni lo que hizo ni lo que dijo. Pero eso sería ya para otra columna de opinión.

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