Don Rafael Bellido Caro, en una imagen de archivo.
Don Rafael Bellido Caro, en una imagen de archivo.

Iba yo en mi vespino hacia mi casa después de salir del Instituto de La Granja, por la carretera de Arcos. Antes de llegar al puente de la autopista un coche me pitaba, pero no me adelantaba. Miré por el espejo y era un Renault cinco. Me hacía señas y me eché a un lado y miré a ver qué pasaba. Oh, Dios mío, se me había caído la carpeta que llevaba detrás en el portamantas y todos mis folios de apuntes estaban regados por el campo.

El hombre, que se bajó del coche tras avisarme, me dijo:

– Venga chaval, que te voy a ayudar a recoger los papeles.

Menos mal que no hacía viento. Ese hombre era el obispo de Jerez, don Rafael Bellido Caro, que iba en su coche hacia su ciudad natal, Arcos de la Frontera. Yo le conocí de inmediato. Muchas gracias, le dije; si no llega a ser por usted, lo pierdo todo.

¿Yo te he confirmado a ti no hace mucho, no?, me preguntó.

Pues sí, don Rafael, en la parroquia de La Asunción. Tiene usted buena memoria.

¡Un pastor no debe olvidarse de sus ovejas, lo que pasa que sois muchos y yo soy un pobre cura al que han hecho obispo! – algo así me contestó.

Meses después me lo volví a encontrar otra vez de camping en la Sierra por Semana Santa. Como conocíamos al cura de El Bosque, el obispo apareció por allí, como siempre, por sorpresa. Nos reconoció de nuevo y por aquellos tiempos una chica de Estella, Paqui, nunca la olvidaré, había muerto esperando un trasplante de corazón. Todos los alumnos de instituto de Jerez hicimos manifestaciones y nos hicimos donantes de órganos. Don Rafael nos dijo:

¿Por qué no os venís conmigo a la vigilia pascual que vamos a hacer en Benamahoma y ofrecéis vuestros carnet de donantes en la ceremonia para concienciar a la gente?

La última vez que hablé con él fue en su despacho en el obispado, cuando aún no era un palacio. Fuimos desde el Movimiento contra la Intolerancia a pedirle ayuda para un español condenado a muerte en Florida, Estados Unidos, para que él hiciera de intermediario con el obispo de Florida. Nos dijo que era difícil, pero que lo intentaría, pero que la Iglesia Católica en Estados Unidos, pintaba muy poco.

Por esa y por muchas cosas más, en la vida de cada jerezano y jerezana, don Rafael Bellido Caro será recordado siempre por ser el Obispo de Jerez.

José Mazuelos pasará a la historia por lo que se está publicando en los periódicos estos días de Semana Santa del año 2020.

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