El cofrade de Facebook

No es católico quien sólo sabe ver a Cristo en una estatua de madera o escayola y no es capaz de verlo ni en la Eucaristía, en el Evangelio, dentro de sí mismo y sobre todo, en el prójimo. 

Una imagen del pasado Jueves Santo en Jerez. FOTO: MANU GARCÍA.
Una imagen del pasado Jueves Santo en Jerez. FOTO: MANU GARCÍA.

Son pocos, pero siempre está ahí, indignados de una forma perenne. Buscando todo lo que sea en la redes para sentirse ofendidos. Su victimismo les alimenta la sangre. Se creen igual de damnificados que los cristianos que morían en el Coliseo. O como los que matan hoy en Oriente (de los que por cierto, no tienen ni idea).

No razonan. Aunque le expliques. Su obsesión es la falta de respeto. Todo el mundo les falta el respeto. No hay una semana que no tengan una polémica encima. Ahora están contentos: tienen para discutir de palcos de Semana Santa hasta Feria y podrán seguir rellenando su índice jerezano de perfiles de facebook impíos que faltan el respeto.

Este año tienen una novedad, como no hace mucho con la gripe A. Con el tema del coronavirus ha vuelto el debate de si es conveniente por razones sanitarias evitar actos como besamanos y besapies en Cuaresma, que como bien saben, consiste en besar las figuras de madera que son titulares de las hermandades.

De madera. ¡De madera! Para qué se me ocurriría decirle al cofrade del Facebook que sus figuras son de madera como la foto de mi madre es de papel o de bits electrónicos. Se puso como un basilisco. Menos mal que la ley me ampara y no me puede quemar en una hoguera. Imposible hablar y dialogar. Ya soy de los que falta el respeto. Un enemigo de la Iglesia Católica de Roma —aunque él crea que la Iglesia Católica de Roma es su hermandad del miércoles de ceniza al Viernes Santo—.

No hay más que hablar. Pobres cofrades que son como el cofrade de Facebook, pero menos mal, insisto, no todos son iguales. Estos, los de la metralleta en los dedos mientras teclean en sus móviles, carentes de educación religiosa, se comportan como una secta aparte de la Iglesia. Son idólatras. Sólo creen en figuras de madera. En los besamanos y besapies se les reconoce fácilmente. Están en el templo y no se callan. De chaqueta, monísimos. Porque allí no hay nadie más guapo que su Cristo, porque es suyo, y ellos.

Cuando el cura sale a dar la eucaristía se salen a la calle. Ni saben lo que es la Eucaristía ni les importa. No son capaces de ver la cara de cabreo del cura cuando los ve salir. Ni escuchan al cura cuando pide silencio. No tiene interés ninguno. Sólo quieren ronear. Termina la misa y vuelven a entrar. Y se ponen cerquita de lo que ellos consideran el poder. Pasan de largo ante el sagrario y ni se arrodillan porque ni saben qué hay dentro ni encuentran en él poder ninguno. Sueñan con ser hermano mayor algún día. Y no van a pasar de tener las llaves de la puerta. Porque la Iglesia no quiere ignorantes en la fe para responsabilidades.

No es católico quien sólo sabe ver a Cristo en una estatua de madera o escayola y no es capaz de verlo ni en la Eucaristía, en el Evangelio, dentro de sí mismo y sobre todo, en el prójimo. El domingo termina y ya sueña con su próximo postureo del domingo que viene. Mientras, el tiempo de Cuaresma y conversión pasará de largo frente a sus narices sin darse cuenta, salvo el viernes, que no comerá mortadela y se tomará unas gambitas para no pecar, qué subirá en foto más rápido a Facebook que lo que tarde la gamba en llegarle al estómago. Y mientras, durante la semana, su mejor distracción será buscar en los foros de Facebook a ver qué comunista le vuelve a faltar el respeto. Ya la oración, la dejará para otro día, normalmente para cuando él esté enfermo o alguien cercano.

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