Imagen de Gerd Altmann en Pixabay.
Imagen de Gerd Altmann en Pixabay.

Mea culpa. Lo reconozco. Pero sé que no soy el único al que le ocurre. Me transformo. Es como ser un Doctor Jekill y Mr Hyde. Es algo parecido a lo que nos pasa cuando nos subimos al automóvil. Nuestro carácter afable y dócil se convierte en violento. Vamos a la gresca. Gritamos. Hacemos gestos y aspavientos contra el resto de conductores porque no perdonamos un error. Nos sentimos valientes detrás de la chapa del coche. Igual que nos sentimos valientes en nuestro sofá protegidos por el protector de cristal templado de nuestro móvil.

Abrimos nuestro Facebook y lo primero que hacemos es engordar nuestro ego. Nuestras mejores fotos, allí van. Que sepan que yo salgo de viaje. Que sepan lo que yo como. Que sepan que yo lo valgo. Algunas las retoco. Bueno, casi todas. En esta me sale barriga, mejor quitarla. O en ésta se me nota la calva. Fuera también. Qué bien. Ya tengo unos cuantos Me gusta. Bueno, yo digo likes para que se enteren que yo también sé inglés. Me refiero a mis followers, sí, mis seguidores. Joé. Siempre me dan al me gusta los mismos. Mis compañeros de trabajo, mis primos y mis vecinos. Le peor es que sé que no les gusta. Le dan para que sepan que han pasado a verme y que de camino yo me pase por sus perfiles.. Ni un corazón. La manita con el dedito para arriba. ¡Tú no le des al corazón que se te va a partir el dedo, rata!  No sé qué hacer para subir mi audiencia. Ya me estoy poniendo calentito.

Me voy a ver el timeline de la gente. No me digan que no suena mejor tainlain que línea de tiempo. Míralos, ahí están todos con las mismas tonterías de siempre. Y ésta para que me tendrá de amiga si me ve por la calle y se hace la tonta. Oh, un grupo. Tengo miles de grupos. Porque yo soy muy social. Que se note. Cosas antiguas que estaban y ya no están con lo bonito que eran los tiempos de antes. Voy a ver que se cuece ahí dentro.

Entonces lo veo. De golpe la testosterona se me viene como una ola del vientre a las cejas. Cuidao con lo que ha dicho el tío este en ese comentario. Le voy contestar. Miro antes su perfil para ver sus puntos flacos. Para darle donde más le duela. Vaya. Lo tiene semiprivado. Pero puedo hurgar entre sus amigos para ver de qué va. Joé. Vaya panda de amigos que tiene. Todos fachas. O rojos. O beatos. El caso es que no tenemos ningún amigo en común. Allá voy. Me lanzo y le clavo unas buenas banderillas. Espero con ansias que me llegue la notificación de que me ha nombrado. Ya tarda. Me cago en tó lo que se menea. Clinck. Ya está aquí. Ja ja ja. La tontería que me ha puesto. Encima lleva dos faltas de ortografía. Le corregiré en público. Si las banderillas no le han sido suficiente, ahí va el rejonazo. Lo voy a dejar K.O. Pero yo no voy ya a contestarle. Porque soy superior a él. Que diga lo que quiera. Yo soy una diva de las redes.

Vaya. No encuentro más objetivos a quien pinchar. Me voy a meter en este grupo de Paz y Armonía. Los voy a poner a mil. ¿Qué es eso de relax? Venga, hombre. A trolear se ha dicho. Luego me voy y ahí los dejo con su pequeña guerra mundial.

Que es navidad dicen por todos sitios ahora. Me estoy ablandando. Vaya. Blandengue total. Me pongo a pensar en el del rejonazo. Tan feo no es el hombre. Además, en la foto está con su novia. Y tiene muchos amigos. Amigos en fotos, no de los de Facebook. No será tan mala la criatura. Tendrá cosas buenas también, digo yo. Me imagino cómo sería mi conversación con él si en vez de encontrarnos en Cosas antiguas que estaban y ya no están con lo bonito que eran los tiempos de antes nos hubiéramos encontrados en la consulta de un hospital con un problema de salud. Quizás hubiéramos empatizado. O si me hubiera tocado de compañero de trabajo. Posiblemente estuviéramos ahora preparando la comida de empresa. O ser mi vecino, podríamos haber sido amigos. O novios. Vaya usted a saber.

Me siento triste. Será la navidad. O será por ser consciente de todas las cosas que puedo perder y no disfrutarlas, como es conocer a buenas personas, porque al final, menos unos pocos, como decía Summers, to er mundo e güeno. Y todo perdido por un puto comentario de Facebook. Feliz Navidad, enemigos míos de parte de vuestro hater.

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