Un turista, paseando por la Alameda Vieja. FOTO: MANU GARCÍA
Un turista, paseando por la Alameda Vieja. FOTO: MANU GARCÍA

Tribuna libre de Mercedes Orellana, afiliada de Ciudadanos en Jerez

El 28 de septiembre se celebra el Día Mundial del Turismo, un sector que, con esta pandemia todos nos hemos dado cuenta definitivamente de la importancia económica que tiene este sector en el mundo. Por desgracia, nuestra ciudad sufre también las consecuencias del frenazo que ha tenido esta actividad a nivel mundial y, en Jerez, este parón representa un claro hundimiento de todas aquellas actividades relacionadas con la llegada de visitantes, sobre todo, la hostelería y el comercio.

Lejos de lamentarnos, nos gustaría unirnos a la celebración de este día con positivismo, ya que es la mejor manera de encarar el futuro con energías renovadas y nuevas ideas que se adapten a los requerimientos del turista que nos visita. Por ello, la ‘industria sin chimeneas’ –como también se conoce al sector turístico— debe replantearse hacer esfuerzos en común con el ente público, para que exista ahora más que nunca el entendimiento que deber ser necesario entre la iniciativa pública y privada.

Buscar nuevas soluciones, cambiar perspectivas, intentar un turismo más creativo, sostenible, seguro y amable con el medio ambiente es primordial en estos momentos. Para ello, hay que sentarse a trabajar a conciencia uniendo voluntades y, sobre todo, consiguiendo que los gestores públicos locales no descarten aquellas ideas que sean buenas, simplemente, por venir de otro partido que no es el suyo.

Probablemente, hayamos pasado página de la etapa en que “consumíamos” turismo en masa y ahora los cambios que se hacen necesarios deben poner sus miras en buscar una mayor sostenibilidad en lo que se refiere al transporte, el uso de los recursos naturales, el respeto a las costumbres autóctonas y, por supuesto, seguridad frente al virus que ha generado esta pandemia. Así pues, debemos plantearnos una nueva forma de entender el desarrollo de esta actividad.

En Jerez, hace falta un plan de regeneración turística ordenado y con sentido común, que venda seguridad y tranquilidad para el viajero, que ponga de nuevo en valor el valor del patrimonio histórico y artístico de la ciudad, sus costumbres, su gastronomía y sus gentes. Un plan de regeneración turística que traiga un turismo de calidad, respetuoso con Jerez y que transmita las bondades de una ciudad que debemos cuidar para que siga siendo tan única y auténtica como siempre.

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