"En mi juventud, hablar del PSG o del Chelsea nos sonaba a lejano y a poco interesante. En el mejor de los casos, el Milán o el Liverpool de turno al que veíamos con temor cuando esa semana le tocaba jugar contra un equipo español en Copa de Europa".
Ya estamos a las puertas de un nuevo ‘Trofeo de los trofeos’, el sexagésimo tercero. todo un señor curtido que resiste y se desenvuelve como buenamente puede en un fútbol actual predominado por las televisiones de pago y los macrotrofeos estadounidenses o árabes, capaces de desembolsar auténticas millonadas para hacer jugar por allá al Madrid, al Barça o al Bayern. Hace diez años que el equipo merengue no juega el Carranza o doce años el Barcelona y, a tenor de cómo van las cosas, no se tiene la impresión de que vuelvan a jugar a corto o medio plazo. Tampoco asisten equipos extranjeros de relevancia; no juega ningún equipo sudamericano desde que comenzó el nuevo siglo y los pocos equipos foráneos que han venido son de segunda línea, por no mencionar el caso aparte que resultó ser el All Stars nigeriano del pasado año, más ideado para ser un escaparate de jugadores nigerianos y tener la posibilidad de fichar por algún club europeo que de centrarse en ganar el trofeo.
La televisión, en su uso excesivo, tampoco ayuda. Atrás quedaban aquellos años en que el Carranza se llenaba hasta los postes de los focos (había gente encaramada en ellos) para ver al Madrid de Juanito o Santillana en el trofeo. Sólo había dos canales de televisión, en los que muy de vez en cuando emitían algún partido, programa Estudio Estadio aparte, los domingos por la noche. Ahora estamos en el otro extremo. Más canales en abierto, algunos de ellos dedicados exclusivamente al deporte y al fútbol, por no mencionar las plataformas de pago y jartarse hasta aburrirse de ver la Liga, la Segunda, las principales ligas europeas, las de otros continentes y las competiciones internacionales.
El panorama del equipo campeón recogiendo el trofeo Carranza en medio de un estadio prácticamente vacío se ha venido repitiendo tristemente.
En mi juventud, hablar del PSG o del Chelsea nos sonaba a lejano y a poco interesante. En el mejor de los casos, el Milán o el Liverpool de turno al que veíamos con temor cuando esa semana le tocaba jugar contra un equipo español en Copa de Europa, Recopa o UEFA. Ahora estamos debidamente ‘sobreinformados’ sobre el menor movimiento de cadena de un tal Vinicius brasileño o si Mourinho dijo tal cosa en rueda de prensa. Demasiado fútbol, como dirían algunos, que ya de pronto no resulta atractivo ver jugar a esos equipos que con tanta saciedad los vemos por la caja tonta (ahora pantalla tonta). Y si además la televisión retransmite el trofeo, repercute aún más en la asistencia al estadio; el panorama del equipo campeón recogiendo el trofeo Carranza en medio de un estadio prácticamente vacío se ha venido repitiendo tristemente con mucha frecuencia en lo que llevamos de siglo XXI.
De acuerdo que las televisiones pagan para emitir el trofeo, y están en su derecho; por eso creo que Manuel Vizcaíno ha tenido la buena idea de combatir esos sensibles vacíos de grada, permitiendo a los abonados al Cádiz asistir gratis al trofeo. Puestos a que estén las gradas vacías, al menos que estén los abonados en ellas. Aunque en mi opinión, los precios son un poco elevados para los no abonados: 50 euros en tribuna o 25 euros el fondo, con un incremento de 5 euros el mismo día del primer partido no animan al no abonado. En los partidos se verá.
Con todo, se ha hecho un digno cartel, íntegramente nacional (a la espera de mejores tiempos) y conservando la estructura de cuatro equipos: un Cádiz consolidado en Segunda; Las Palmas, que durante buena parte de la liga pasada fue uno de los equipos revelaciones; un Málaga, actual campeón del trofeo, con ganas de decir cosas en el campo tras una pretemporada irregular; y el Villarreal, el otro submarino amarillo, en principio el favorito para llevarse el trofeo a tenor de ser el mejor clasificado de la pasada liga y jugar la Europa League.
El escenario está listo y las piezas en el tablero. Que comience el juego.
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