Un grupo de jóvenes inmigrantes en el puerto de Tarifa. FOTO: JUAN CARLOS TORO.
Un grupo de jóvenes inmigrantes en el puerto de Tarifa. FOTO: JUAN CARLOS TORO.

Un soplo de aire fresco. Eso es lo que ha significado la caída de Rajoy. Era como una losa que no dejaba respirar, por eso que se haya echado al gobierno del PP ha creado como un estado de ánimo diferente al menos para una parte muy significativa de la población. Y eso no es poco. Además, hay mucha gente ilusionada con que se puedan dar pasos para contrarrestar el grave deterioro de los derechos que hemos sufrido durante la etapa negra y corrupta del PP y que me ahorro explicitar porque de sobra los conocen los lectores y lectoras de lavozdelsur.es

Debo reconocer que yo también me he contagiado un poco de ese estado de ánimo colectivo, pero no puedo decir ciertamente que me sienta excesivamente optimista porque el PSOE ha sido siempre especialista en defraudar las esperanzas colectivas.

Tomemos el caso del flamante Ministro del Interior, el juez Grande-Marlaska, que es responsable de las políticas migratorias. Lo que estamos viviendo en la a frontera Sur, en las costas andaluzas y particularmente en las gaditanas, no puede sino ser calificado de un verdadero caos, un sinsentido que vulnera la dignidad de las personas migrantes. El gobierno del PP se fue haciendo lo que mejor sabía hacer: maltratar a los inmigrantes. ¿Seguirá el nuevo gobierno del PSOE con el señor Grande-Marlaska a la cabeza la senda que ha dejado marcada el PP?

Lamentablemente la trayectoria previa del nuevo Ministro del interior, da poco margen a la confianza. Tanto que hay mucha gente que no entiende que hace ese Sr. en un Gobierno del PSOE. Supongo que se recordará que fue quien emitió voto particular en contra de apartar a la íntima amiga del PP señoría Concepción Espejel del caso Gurtel. Todavía resuenan sus escandalosas declaraciones en el sentido de que en los Centros de Internamiento no se vulneraban los derechos de los migrantes, después de conocerse Informes tan contundentes como este del Servicio Jesuita de Migrantes. Se conoce menos, pero no se puede obviar, que hay nada menos que cinco sentencias del Tribunal europeo de Derechos Humanos que condenan a España por no investigar torturas que considera creíbles ocurridas en comisarías y cuartelillos… precisamente quien recibió esas denuncias y decidió no hacer ni puñetero caso fue el juez Grande-Marlaska.

No son en efecto unos antecedentes tranquilizadores. Sin embargo, cuando, como hemos denunciado la APDHA, sólo en lo que llevamos de año se ha cuadriplicado el número de personas que han perdido la vida cuando intentaban llegar a España, es obvio que las políticas migratorias necesitan un urgente repensada; porque unos y otros, aquí y en Europa, llevan 25 años haciendo lo mismo con el mismo resultado, ineficacia, caos, fracaso y violaciones de los derechos humanos, muchas y graves violaciones de los derechos humanos.

Las ONGs hemos planteado reiteradamente a los partidos políticos, en el Congreso y Senado, incluso en el parlamento Europeo y hasta en el Parlamento Andaluz esa necesidad imperiosa de un giro drástico en las políticas migratorias.

Hasta el momento nuestros gobiernos se han señalado en Europa por su carácter restrictivo y represivo de las migraciones. No se ha distinguido precisamente por liderar en ningún caso la defensa de los Derechos Humanos. Muestra de ello es la reiteración de la práctica de las devoluciones en caliente, pese a la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Junto a ello, cabe destacar la falta de instalaciones adecuadas, en los puertos andaluces, para la atención a las personas migrantes desembarcadas, como se ha visibilizado en las últimas semanas en Cádiz o Granada. Por otra parte, la reclusión de estas personas en centros de internamiento no cumple los estándares mínimos de Derechos Humanos. Cómo la única respuesta del Gobierno a la llegada de migrantes es la criminalización y la reclusión, en 2017 se ha llegado hasta el punto de utilizar un centro penitenciario como el de Archidona.

Todas estas demandas las hemos planteado muchas organizaciones internacionales, nacionales y andaluzas, entre ellas la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA), por ejemplo el pasado mes de mayo en el Parlamento Andaluz. La APDHA anualmente publicamos un Informe sobre la situación en nuestra frontera sur, en el que recurrentemente se refleja esta cruda realidad de que las políticas migratorias son políticas asesinas, así de claro. El último informe, correspondiente a 2018 puede consultarse y descargarse aquí.

¿Será sensible el gobierno del PSOE a estos planteamientos que potencian vías seguras y legales y pretenden que lo que se articule sea la acogida generosa y no el rechazo y la represión?

Permítaseme una dosis de escepticismo que si los hechos me desmienten estoy dispuesto a modificar. Escepticismo fundado no sólo en la trayectoria previa del señor Marlaska, sino en que durante todos sus mandatos el PSOE ha venido a comulgar con políticas migratorias enormemente restrictivas e ineficaces, consideradas una especie de incuestionable dogma de la razón de Estado.

¿Será sensible el gobierno del PSOE a estos planteamientos que potencian vías seguras y legales y pretenden que lo que se articule sea la acogida generosa y no el rechazo y la represión?

Y fíjense que sin grandes modificaciones legislativas o trascendentes cambios de fondo, sin necesidad de derogar la tremenda Ley de Extranjería, hay gestos inmediatos que aliviarían la vida de miles y miles de personas.

Podría el gobierno del PSOE, por ejemplo, cumplir de inmediato los compromisos de acogida de refugiados, tan vergonzosamente ignorados por el PP. Podría el gobierno, otro ejemplo, retirar el recurso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y por tanto aceptar que las devoluciones en caliente incumplen los estándares de derechos humanos. Más sencillo aún, podría el señor Marlaska ordenar de inmediato a la Guardia Civil que deje de llevar a cabo esa deleznable e inhumana práctica; para eso no hace falta esperar a derogar la Ley Mordaza. O podría, sin ir más lejos, dotar de más medios a Salvamento Marítimo que tan enorme labor realiza, o dotar de recursos para la acogida y la atención digna a los migrantes cuando llegan a nuestras costas.

Gestos sencillos inmediatos; pero al tiempo plantearse los imprescindibles cambios profundos que son necesarios en las políticas migratorias. ¿Será capaz este gobierno de llevarlos a cabo?

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