Un grupo de jóvenes inmigrantes en el puerto de Tarifa. FOTO: JUAN CARLOS TORO.
Un grupo de jóvenes inmigrantes en el puerto de Tarifa. FOTO: JUAN CARLOS TORO.

Lo que estás sucediendo estas semanas en las costas andaluzas no puede dejarnos indiferentes. No está ocurriendo en la Italia de Salvini, ni en la Hungría de Orbán. Está ocurriendo aquí, al lado, ante nuestros ojos.

Miles de inmigrantes están recibiendo un trato indigno y se están vulnerando sus derechos humanos. Aunque no faltan a la verdad, el Gobierno no puede seguir escudándose en que el PP no puso en marcha ni los mecanismos ni los recursos suficientes para atender a las personas que llegan. El nuevo Gobierno está actuando con lentitud y transmitiendo mensajes que para nada responden a la realidad, insistiendo en que la situación está controlada cuando realmente sucede todo lo contrario, está absolutamente desbordada, como puede comprobar cualquiera que se acerque a las instalaciones que han ofrecido Ayuntamientos como el de Barbate.

Por no reiterar cuestiones que recurrentemente hemos venido denunciando desde la Aphha, me gustaría aportar algunas reflexiones.

1. Ni es una avalancha ni nos están invadiendo

Es verdad que se trata de una situación excepcional, aunque totalmente previsible como hemos repetido hasta la saciedad. Cierto, han llegado varios miles de personas en estos meses. Pero ni es una avalancha ni mucho menos una invasión. No podemos aceptar este discurso de una crisis ingobernable. Quienes difunden estos mensajes pretenden sobre todo crear alarma social y remar a favor de la más vil xenofobia.

Hay que poner las cosas en su sitio. Porque pese a todo, es una realidad perfectamente asumible por un país como España, cuarta potencia económica y con 46 millones de habitantes. Pongamos en contexto que todas las personas que han arribado a nuestras costas este año ni ocupan un cuarto del estadio Bernabéu.

El problema es de gestión y de recursos y medios para llevar a cabo una acogida digna de quienes llegan, que el gobierno no termina de disponer y que debe realizar si pretende seguir la estela del Aquarius y actuar como un país democrático y respetuoso con los derechos humanos. 

2. Triunfa la empatía y la solidaridad enfrentadas al racismo y la xenofobia

Solidaridad de las administraciones locales como Barbate, Tarifa, Algeciras o Los Barrios, que han ofrecido no sólo locales sino ayudas concretas y vehiculado mucha de la solidaridad de la ciudadanía. Por fortuna aquí no tenemos alcaldes tipo Albiol cuando lo era de Badalona, tipo Maroto cuando lo fue de Vitoria o presidentes de un partido como Pablo Casado, difundiendo bulos a través de las redes sociales. 

Esperemos que algunos alcaldes del PP no se dejen acunar por las declaraciones de su dirigente nacional, Casado, que cada vez se aproxima más a los postulados de la ultraderecha europea o de Trump. No podemos situarnos en aceptar ese marco de mentiras y falsedades. Pero la solidaridad sobre todo está siendo de la propia ciudadanía, que está aislando a la gente más racista y se está volcando, articulándose para la ayuda y la movilización en apoyo a los migrantes.

Algunas ONG que tienen acuerdos directos con el Estado para acoger migrantes han realizado además esfuerzos extras, pero también están desbordas, autolimitadas quizás al contar sólo con los recursos financiados. 

3. Entrega y esfuerzo encomiable de los diferentes agentes del Estado

Nunca podremos destacar suficientemente la entrega del personal de Salvamento Marítimo. Si no fuera por ellos, el número de personas que perderían la vida se multiplicaría exponencialmente. Pero también están desbordados con falta de personal suficiente y medios. Y pese a ello, ahí están, salvando vidas de personas y ayudando en la primera atención en una labor encomiable.

Lo mismo podemos decir en general de los agentes de la Guardia Civil y Policía Nacional, haciendo horas extras y sacando de donde no hay, excepto, también hay que decirlo, algún exceso y actuaciones puntuales no muy correctas, suponemos que debidas al cansancio y a la falta de medios, como han denunciado los propios sindicatos policiales.

4. La respuesta del Gobierno está siendo lenta, demasiado lenta

Una semana nos pidieron para poner en marcha el anunciado centro de primera atención en San Roque. Ya van tres y ahora el BOE da un plazo de un mes más para tener operativo este recurso. Lento, muy lento, no es concebible ni podemos aceptarlo.

Porque si hubiera sido un terremoto, por ejemplo, en 24 horas se habrían desplegado todos los mecanismos y recursos necesarios. El Estado cuenta con esos recursos. Esta es una situación de emergencia humanitaria, y está siendo gestionada de forma caótica. La falta de recursos no puede continuar ni un día más.

El Gobierno debe ser más valiente y dejar de titubear, defendiendo posiciones claras de acogida, dignidad y respeto a los derechos humanos frente a la avalancha —esta sí— política y mediática de la extrema derecha del PP y de los sectores más reaccionarios de nuestra sociedad. 

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído