Se comprometió

Un rey constitucional tiene muchas posibilidades de intervenir, mediar, poner sensatez en las “riñas de palacio”, dialogar y llevar a los demás al diálogo, pero ninguna de conducir la política

El rey junto a Alberto Núñez Feijóo.
El rey junto a Alberto Núñez Feijóo.

Isabel II, ya en Irún tras haber tomado la decisión de abandonar España, respondió a quienes le pedían que se quedara: “No puedo. Me he puesto de parte de una parte y estoy obligada a dimitir”.

Felipe VI se ha comprometido. (En lenguaje coloquial también le llaman “pringarse”, palabra con una interpretación digna y otra no tanto por lo que aquí no conviene usarla). Comprometerse suele ser una actitud noble y decorosa, permítase que sigamos utilizándola como más adecuada, pues la Constitución valora al rey como un ser muy especial. Felipe VI se ha comprometido, pero al mismo tiempo también se ha decantado por una opción: la que parece más cercana a su propia ideología personal. Porque los reyes, aunque no deban exteriorizarlas ni transmitirlas también tienen su ideología con todo derecho como personas que son. Pero cuando actúan de forma oficial su pensamiento no se debería traslucir y menos aún actuar en función de esa forma de pensar. 

Felipe VI se ha comprometido con el candidato que más votos ha obtenido pero menos apoyos tiene, y más remota por tanto la posibilidad de ser elegido presidente, porque no ha ganado las elecciones. En España, a ver si nos enteramos, a causa de una ley que el propio PP se niega a cambiar, como muchas otras, para ganar elecciones hay que obtener, cuando menos, ciento setenta y seis diputados. Y Feijoo no ha llegado ni de lejos. Y la misma ley no menciona siquiera la posibilidad de gobernar sólo por el hecho de haber sido el partido que más votos ha conseguido. Porque, a pesar de todo, en España se votan diputados, no partidos en bloque.

Un rey constitucional tiene muchas posibilidades de intervenir, mediar, poner sensatez en las “riñas de palacio”, dialogar y llevar a los demás al diálogo, pero ninguna de conducir la política. Por decantarse por una opción, Isabel II dejó la puerta abierta a la República.

Felipe VI sabe que si el candidato al que ha preferido no obtiene el respaldo del Parlamento, tendrá que acudir a Sánchez, aunque ya no se habrá decantado por él, pues será el recurso final. El más lógico, pero descartado al segundo término. Después de todo eso es lo de menos. Sólo habrá costado algún desgaste y algo más de un mes de retraso en el comienzo de la legislatura. Elegir primero, esto es, preferir al candidato que más remoto tiene alcanzar el poder, no parece la decisión más lógica, dado que no cuenta con los necesarios apoyos. Parece como si lo hubiera hecho “a ver si”. A ver si el PNV se derechizaba un poco más, o a ver si los catalanes deciden desprestigiarse y desdecirse y apoyar a los mayores enemigos de la democracia, a quienes han llamado “delinquir” a su forma de actuar, incluso después de quedar probado jurídicamente que no era delictiva. En definitiva, que algún partido catalanista apoyara a los mayores enemigos de la autodeterminación y del federalismo sería uno de los mayores disparates que alguien pueda cometer. Porque Feijoo no les va a ofrecer hacer el referéndum. ¿Entonces? ¿Pueden esperar un apoyo completamente desinteresado, gratuito, por su “bella” faz? Pues para empezar no es nada bella. No la de cada uno de ellos, que en eso no entramos: la de la organización de la caja “B”, la “Gürtel” y otros “valores”. Ya es suficiente el anti canarismo demostrado por Coalición Canaria. Que se conformen con eso.

El intento es tan dislocado como criticar, incluso calificar de “semi-ilegal”, “casi fraude” (pero existen la “semi-ilegalidad y el “casi fraude”? ¿se han vuelto locos? ¿Ya no se conforman con patear el diccionario?) la cesión de diputados o senadores para permitir la formación de grupo propio, algo que ellos ya han hecho y no en pocas ocasiones. Y sin embargo les parecerá normal, porque lo están haciendo ellos, pedir transfuguismo a los electos de otros partidos. El colmo del descaro. 

Decantarse por quien menos posibilidades tiene, aunque hacerlo entre en sus funciones también lleva aparejado el derecho ciudadano a lamentar el más que posible mes de retraso. De  todas formas llama la atención en exceso que Feijoo y el PP se nieguen sistemáticamente a la reforma y modernización de leyes, de cualquier ley porque se están beneficiando de ellas, y pueda pedir el voto a quienes más ha combatido y, lo que es peor, va a seguir combatiendo. Claro, para algo contra el vicio de pedir está la virtud de no dar.

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