El mejor vendedor del mundo

Los U.S.A. son los mejores vendedores de armas del mundo. Tanto que nos usan para guardar una buena parte de sus arsenales

El presidente de EEUU, Joe Biden.
El presidente de EEUU, Joe Biden.

Ni Og Mandino, autor del libro que lleva ese nombre, ha podido llegar a comprender que el título sólo puede ostentarlo una entidad, un Estado: Los Estados Unidos de América del norte. Los U.S.A. son los mejores vendedores de armas del mundo. Tanto que nos usan para guardar una buena parte de sus arsenales convencionales y nucleares y así tenernos en permanente peligro, sin ni siquiera intervenir en ninguna de sus guerras. No eran suficientes todas las guerras del norte de África y las de Oriente Medio. Había una confrontación en Europa, territorio propicio a su ambición, que sólo necesitaba un pequeño empujoncito. Y si sólo era “un pequeño…” ¿para qué perder tiempo? Sólo que mientras la venta de cualquier producto se activa mediante márketing y publicidad (olvídese el vicio de confundir, no son lo mismo) la de armamento requiere mucha discreción. Otras ventas, la de refrescos por ejemplo, se pueden argumentar sólo en el beneficio aunque de camino se busquen argucias para convencer; la de armamento necesita una fuerte justificación. Una justificación para hacer la guerra a España, por ejemplo fue el hundimiento del Maine, en lo que ha quedado probado que España no tuvo intervención. 

Las televisiones y una gran parte de la prensa en España han venido y vienen ocultando detalles de mucha importancia que podrían aclarar el verdadero móvil de la guerra en Ucrania, como por ejemplo, los crímenes del regimiento Azov, desde el principio de la guerra incluido en el ejército regular ucraniano. Nadie habla siquiera de los miles de asesinatos de rusos y rusófilos en el Donbass antes de la invasión rusa, Igual deberían informar fehacientemente del desarrollo real de los acontecimientos actuales y, por ejemplo, aclarar qué fosas corresponden a asesinatos rusos y cuales a los del Azov, del que ni se informó en su momento ni se está informando en la actualidad.

Reconocido es el aceleramiento de Putin, que no supo calibrar, ni la capacidad y el estado real de su ejército ni las intenciones de quienes le dieron el “empujoncito” que le faltaba para consumar la invasión de Ucrania. Si USA ha sido capaz de “convencer” al gobierno español para que termine de poner el Sáhara en manos de Marruecos, justificado en una supuesta amistad que el gobierno marroquí ni siente ni practica —ahí está la exigencia de reducción de aguas a Canarias para aprovechar los minerales tan valiosos descubiertos bajo esas aguas— ¿Qué no será capaz de hacer el gigante americano si se lo propone? Convencer es vender. Ahora envían armas a Ucrania, tanto directamente como a través de los estados europeos y pronto llegará la reconstrucción del país y el endeudamiento permanente de su sufrida población. Sin embargo lo que se ve es una parte mínima, la mínima parte que nos quieren mostrar. Con la dialéctica David-Goliat, se cree poder revertir posiciones, sin darse cuenta de la verdadera dificultad para vencer a Rusia, a quien no le basta una pedrada en la frente. Rusia no será vencida si no hay un ataque frontal y directo de quienes están “socorriendo” a Ucrania, cosa que los descubriría y no les interesa por lo imprevisto.

Los estados de la Unión Europea, además de complacer al “amigo” americano, han visto una oportunidad para rehacer su ya obsoleto arsenal a punto de caducar, a la espera de que les toquen algunas migajas en la reconstrucción de las ciudades ucranianas y en todo momento se ha justificado en la comparación “del gigante-enano”. Pero lo cierto es que la venta de armas sólo puede tener dos consecuencias: primera, la prolongación de la contienda con el consiguiente perjuicio, fundamentalmente para Ucrania. Segundo la necesidad de reconstrucción, que sólo puede endeudar al pueblo ucraniano para muchos, muchos años.

Rusia reclama territorios que fueron suyos y el acuerdo reconocido a Gorbachov consistía en que la OTAN no se acercaría a sus límites, no la agobiaría con los tanques americanos junto a sus fronteras. Sin embargo esos acuerdos no se han cumplido y el gran actor Volodomir Zelensky, aceleró su deseo de entrar en la Organización, con las “simpatías” norteamericanas y de la propia OTAN, quienes nunca han negado su interés por incluir Ucrania en su Alianza Atlántica. El empujón está dado. Pero la humillación de Rusia buscada por USA y OTAN, está muy lejos. Demasiado lejos. Los estados no alineados piden un acuerdo razonable de paz y el rockefelliano Instituto Tavistock ya ha manifestado que han desaparecido los motivos para mantener la guerra. ¿Qué la mantiene ahora? ¿Siguen quedando muchas armas a punto de caducar en los otanistas?

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