Golpismo y nacionalismo

Lo ideal, para no errar, sería tener perfectamente claro qué es cada uno de esos conceptos, algo que en España ha quedado sumamente turbio

Puigdemont, en una imagen de archivo.
Puigdemont, en una imagen de archivo.

Hay golpes de estado que pueden ser nacionalistas. Es decir, pueden ser movidos por el nacionalismo, como es normal, por según qué tipo de nacionalismo puede ser más o menos positivo o negativo. Ha habido golpes de estado promovidos por nacionalismo de Estado, por lo tanto en defensa de los derechos de ese Estado en concreto, por tanto en contraposición de los intereses de otro ú otros estados que estaban aprovechando las riquezas del primero, sacando de él beneficios sin reportar nada al Estado de dónde se extraen esas riquezas.

El caso de Níger es el más reciente y por tanto el de más fácil recuerdo. Hay bastante más casos, en cambio, en que con el pretexto de “defender a la nación”, el golpe se produce en sentido contrario: para permitir a alguna o algunas potencias extranjeras que sigan explotando las riquezas de ese país. Los ejemplos más claros se han dado en Iberoamérica, dónde también ha habido algunos casos lamentables de los referidos en primer término.

Lo ideal, para no errar, sería tener perfectamente claro qué es cada uno de esos conceptos, algo que en España ha quedado sumamente turbio, después de la campaña de desinformación llevada a cabo por la derecha extrema y la más extrema aún. Por ejemplo: constitucionalismo es respetar la Constitución a rajatabla, pero quienes se auto titulan “constitucionalistas”, en realidad sólo lo son del artículo 155, pero se olvidan de muchos otros, entre ellos el 10-1, (conculcado fundamentalmente por la “ley mordaza”); 10-2, (derechos humanos); 14, (igualdad ante la ley), 35 (derecho al trabajo); 47 (derecho a la vivienda); 117, (independencia de la Justicia); 129, (función pública de la riqueza); esto, por citar sólo lo más significativo y en el momento actual lo más incumplido por los partidos, en especial por los de la derecha y ultra derecha.

Así que los auto-llamados “constitucionalistas” ya pueden abandonar ese nombre que no les corresponde y los demás dejar de creerse sus burdas mentiras.

Porque otra es la forma de definir el nacionalismo como si hubiera una sola forma de serlo y practicarlo; como si todos los nacionalismos fueran iguales o confundirlo con el golpismo y acusarlo de esa acción generalmente reprobable. Porque “golpismo”, “golpe de estado” solamente es deponer al gobierno por métodos violentos y ocupar el poder con el único respaldo de la fuerza. Sólo eso es golpe de estado, sólo eso es golpismo. Por lo tanto, miente miserablemente quien pregone otra cosa, por ejemplo, llamar “golpe de estado” a hacer un referéndum, aunque el referéndum sea para preguntar a los votantes si quieren o no quieren independizarse.

Porque el derecho a la auto determinación es un derecho mundial y reiteradamente reconocido, y porque un referéndum siempre tiene dos opciones. En las dictaduras, por lo general, son poco fiables porque no se permite un control democrático sobre su desarrollo. Por esa razón es cuando menos incongruente además de no democrático oponerse a su celebración, dado que el resultado puede ser el deseado por cualquiera de las dos tendencias planteadas en él. El referéndum es la más clara y sana práctica de la democracia en tanto se está contando con cuantos quieran participar, pero no tan sólo en la introducción del voto en la urna. Y, salga lo que salga, si es limpio y ha sido controlado por ambas tendencias, es la voluntad de la mayoría, que debe ser respetada de forma escrupulosa por todas las partes.

Por eso mismo resulta más chocante que algún partido o persona se llame constitucionalista a sí mismo y confunda hacer un referéndum con dar un golpe de estado. Más que increíble, le hace perder la credibilidad que pudiera tener.

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