Es bueno recordar

El presidente aseguró en la presentación de la Ley de Memoria, recién aprobada a pesar de PP y Vox, que recordaba a todos los represaliados de toda procedencia e ideología

Cambio de bandera en San Juan de Dios de Cádiz tras el golpe de 1936 y la llegada del franquismo. FOTO: MEMORIA DE CÁDIZ.
Cambio de bandera en San Juan de Dios de Cádiz tras el golpe de 1936 y la llegada del franquismo. FOTO: MEMORIA DE CÁDIZ.

La charla de Queipo desde Unión Radio Sevilla los últimos días de julio y en agosto de 1936 intentaba intimidar a los habitantes de pueblos a los que sus tropas hispano-africanas se iban acercando y anunciaba sus intenciones criminales, que cumplió de sobra. Porque lo peor de una guerra, las incívicas civiles más, no son las batallas. Es la lucha de un ejército contra pueblos casi indefensos —y a veces sin casi— y la post. La retaguardia.

Por tanto, por fuerza tienen que ser muchos más los crímenes del fascismo que de la democracia durante esos tres años, porque además a esos tres años siguieron otros más de treinta hasta el proceso de Burgos, en diciembre de 1970. No se trata de “contar muertos”, como intentan hacer creer desde los partidos de derecha. Se trata de reparar en lo posible del momento histórico, y el drama creado a los familiares por la violencia institucional, la peor y menos disculpable de las violencias. La legitimidad requiere un comportamiento humanamente admisible. En Alemania, incluso quienes auparon al nazismo pidieron perdón y no por eso renunciaron a sus características a su naturaleza ni a su patriotismo, sino al contrario.

Reconocer los errores y los horrores, lejos de empequeñecer, ennoblece. En cambio quien compara los asesinatos de la dictadura con los de ETA pone al gobierno y al Estado al mismo nivel de una banda criminal. El presidente aseguró en la presentación de la Ley de Memoria, recién aprobada a pesar de PP y Vox, que recordaba a todos los represaliados de toda procedencia e ideología, así que las comparaciones no sólo son odiosas. A veces, como en esta ocasión, también son innecesarias e injustas. A ese nivel ha bajado Feijóo cuando ya ha anunciado que derogará la Ley si ganara las próximas elecciones. Un aviso, una advertencia de lo que nos espera si contara con suficientes votantes.

Es bueno recordar cuando se recuerda para comprender, para aprender. Para aprender qué no debe repetirse bajo ningún concepto. Porque hay entre quienes rechazan la Ley de Memoria quienes quisieran volver a la situación social y política de 1940. Y es que, si no es eso ¿a qué pueden aspirar? Es necesario recordar la situación de ciudades y pueblos en espera de la llegada de los supuestos “libertadores” y después de su paso por ellos. Es demencial que una guerra se pueda librar en las calles donde hay un solo ejército, el invasor, que pueda pasar arrasando poblaciones de todo tamaño, simplemente “porque tenían que castigar a los comunistas” teniendo en cuenta que la palabra en realidad definía a cuantos hubieran dado a conocer su inclinación republicana. Simplemente. Para que cuarenta años después se siguiera considerando “comunista” a cualquier persona no adicta al régimen, incluso sin profesar una ideología específica, simplemente porque manifestara en alguna ocasión la necesidad de que sus derechos fueran respetados. 

A eso quieren volver algunos. A eso llaman “defender a la patria”. Eso añoran quienes defienden un tiempo que no debe volver, por eso se niegan a que pueda ser recordado, porque sin referencias no habría oposición a este tiempo nefasto por el que tanto luchan. Es bueno recordar. La memoria es una ventaja y una virtud si hay interés en conservarla. Intentar ocultar, única manera de intentar olvidar un tiempo que abrió la zanja insalvable de las “dos Españas”, la agresora y la agredida, la autoritaria y la democrática, la arbitraria y la justa es querer volver a la autocracia y al enriquecimiento de algunos a costa de muchos. 

La Ley de Memoria Democrática puede ser mejorada. Debe ser mejorada. Dar un paso atrás sería caer de nuevo en el abismo. Volver a las cloacas. Caer en el caos disfrazado de “orden”. ¿Qué orden? El de quienes llaman “orden” a la imposición de una dictadura depredadora. La Ley puede ser derogada y hay algunas que lo precisan,  como la de Amnistía o, más aún, la conocida como “Mordaza”. Lo necesita nuestro pueblo.

Lo necesitan nuestros pueblos.

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