Contaminación y mosquitos

Moreno, fiel a la política marcada por el factótum Bendodo ha encontrado una forma de enfrentamiento con el gobierno y si puede ser —al menos lo intentan— que de debilitamiento del mismo

Juanma Moreno en un Consejo de Gobierno celebrado en Doñana.
Juanma Moreno en un Consejo de Gobierno celebrado en Doñana.

Eso es lo que nos vamos a encontrar si el presidente Moreno sigue en su empeño de legalizar los pozos ilegales en uso en el entorno de Doñana. Si se continúa extrayendo agua del más profundo de los manantiales subterráneos, el resultado seguro e inevitable será, y a no muy largo plazo, un hundimiento. Porque la tierra que divide y sostiene a las dos capas freáticas superiores no es rocosa, es material de aluvión y el central es de agua salada, procede de su antigua condición de Lago Ligustinus que sigue recibiendo aportaciones por filtración desde el Océano Atlántico.

El hundimiento provocará a su vez la mezcla de las tres capas de agua con la correspondiente salinización de toda el agua subterránea y superficial, lo que acarreará de inmediato la muerte del Parque Nacional, del Natural y de todos los cultivos de la zona. Este es el futuro que no está preparando el actual presidente de la Junta de Andalucía, ocultando la realidad futura a los agricultores, a cambio de la mezquindad de arañar unos votos de forma inmediata.

No obstante cuando eso ocurra (y él lo está propiciando) es capaz de culpar “a los otros”, que también tienen su parte de responsabilidad, pero quien lo está rematando es él. La mezquindad de arañar unos votos, la mayor mezquindad de desprestigiar al gobierno del Estado al que cargará la multa impuesta por Bruselas, la ruindad de simular momentáneamente defender a los agricultores, va a acabar con un enclave vital para la vida de toda Europa y África.

Recuérdese que Doñana permite a las aves migratorias realizar el doble periplo anual desde el norte de Europa al sur de África. Que su desaparición supondrá la desaparición de más de doscientas especies de aves, entre ellas las insectívoras con el correspondiente daño a los cultivos y el aumento de mosquitos y otros insectos voladores, y otras trescientas de anfibios, reptiles y mamíferos. Eso sólo puede acarrear enfermedades, contaminación y plagas de mosquitos perjudiciales para el ser humano.

Moreno Bonilla con su egoísmo e irresponsabilidad, está aumentando el riesgo a Doñana y su entorno. Y con ello está poniendo en peligro nuestras vidas. El equilibrio de lo que fue lago siempre ha sido inestable y la irresponsabilidad de mucha gente egoísta lo han debilitado. La responsabilidad podía partir del desconocimiento… hace años. Ya no.

En todo caso puede venir de la negación a aprender y comprender. Ya no se puede decir “las personas son más importantes que los pajaritos”, pobres ignorantes voluntarios, ciegos en su egoísmo, negados a comprender porque está claro y cada vez más, que el ciclo de la vida está plenamente ligado a la vida de los seres humanos, que la vida de los seres humanos depende del equilibrio de la naturaleza. La pérdida de alguna especie animal o vegetal provoca crecimiento desmesurado en algunas y hambre en otras, lo que lleva a los animales hasta las ciudades en busca de comida. Y la muerte masiva de animales provoca botulismo y otras enfermedades. Cuando nos coman las plagas de mosquitos y otros insectos, nos acordaremos de Moreno Bonilla. Y no para agradecérselo.

No todo vale en el juego político. Moreno, fiel a la política marcada por el factótum Bendodo ha encontrado una forma de enfrentamiento con el gobierno y si puede ser —al menos lo intentan— que de debilitamiento del mismo. Y los políticos carecen de escrúpulos. Al menos esta clase de políticos. A Moreno no le importa el daño que está haciendo a corto plazo y el que hará a medio, pues está seguro de no seguir mucho tiempo al frente de la Junta. Quitarle el agua a Doñana es un acto criminal que le quitará también el de riego a los cultivos. Entonces los agricultores pedirán ayuda, pero nadie se sentirá responsable de haberlos asfixiado. Moreno Bonilla merece, ya, un juicio por su actitud criminal: el juicio popular, porque las consecuencias de su juego ya son sobradamente mensurables.

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