¿Sabías que Andalucía ya tiene aprobado su Presupuesto para 2026, el más alto de su historia, con 51.597 millones de euros?
¿Sabías que el Parlamento de Andalucía ha aprobado leyes clave como la Ley de Vivienda, la Ley del Patrimonio,… mientras el Gobierno de Pedro Sánchez sigue sin sacar adelante unos Presupuestos Generales del Estado?
¿Sabías que sin presupuestos no hay políticas públicas reales?
¿Sabías que mientras Juanma Moreno planifica y gestiona con hechos el futuro de Andalucía, María Jesús Montero no ha logrado hacer en España lo que sí se hace hoy en su tierra?
La política no va de relatos, va de hechos. Y hoy los hechos dibujan un contraste cada vez más difícil de disimular entre Andalucía y el Gobierno de Sánchez. Mientras el Parlamento andaluz aprueba leyes y saca adelante la ley más importante, el Presupuesto, en la Moncloa se acumulan excusas, prórrogas y promesas incumplidas.
La Junta de Andalucía, presidida por Juanma Moreno, ha aprobado su Presupuesto para 2026, 51.597 millones de euros, el mayor de la historia de la comunidad. No es un dato menor ni una cifra retórica: es la prueba más clara de que hay un Gobierno que planifica, prioriza y gobierna. Porque sin presupuesto no hay política real, solo propaganda.
Un presupuesto con más de 16.000 millones para sanidad, más dinero para educación, dependencia y servicios públicos, y también menos impuestos frente al infierno fiscal del Gobierno de Sánchez con la séptima rebaja desde 2019 que incluye deducciones vinculadas al alquiler de vivienda, la práctica deportiva, la deducción por gastos veterinarios para animales de compañía, para personas celiacas y por natalidad.
En total, las siete bajadas de impuestos consecutivas permiten dejar más de 1.000 millones de euros anuales en los bolsillos de los andaluces, al tiempo que se ha incrementado el número de contribuyentes en IRPF en Andalucía, más de un millón con respecto a 2018.
Y no solo eso, Andalucía también es atractiva y estable para que las empresas vengan a invertir y a generar empleo.
Ese presupuesto no cae del cielo. Es el resultado de una mayoría parlamentaria estable, de una hoja de ruta clara y de una forma de entender el poder que huye del ruido y se centra en la gestión. Sanidad, educación, políticas sociales, empleo o vivienda tienen respaldo económico porque hace el trabajo que corresponde: negociar, ordenar y decidir.
Frente a esto, el Gobierno de Pedro Sánchez, con María Jesús Montero como ministra de Hacienda, sigue sin cumplir con su obligación constitucional más básica: presentar y aprobar unos Presupuestos Generales del Estado. España continúa funcionando con cuentas prorrogadas, atrapada en una provisionalidad que ya no es coyuntural, sino estructural. Y lo hace no por falta de tiempo, sino por falta de apoyos, de gestión y de liderazgo. Y no solo eso, no olvidemos la infrafinanciación de 1.528 millones de euros que nos corresponden y nos deben a todos los andaluces.
La paradoja es evidente y profundamente reveladora. María Jesús Montero fue consejera de Hacienda en Andalucía y hoy, desde el Ministerio, es incapaz de hacer en España lo que el Gobierno andaluz sí ha logrado: aprobar presupuestos en tiempo y forma. Allí donde antes exigía rigor y estabilidad, hoy ofrece bloqueo y excusas.
Mientras tanto, el Parlamento de Andalucía mantiene una actividad legislativa intensa, sacando adelante leyes clave que afectan directamente a la vida de los ciudadanos. No son titulares vacíos ni anuncios sin recorrido: son normas aprobadas, publicadas y con dotación presupuestaria. Justo lo contrario de lo que ocurre en el ámbito estatal, donde muchas leyes se anuncian, se negocian… y se quedan en un cajón.
El problema del Gobierno central no es técnico, es político. Un Ejecutivo que depende de equilibrios imposibles, de socios con intereses contradictorios y de pactos de supervivencia no puede gobernar con normalidad. Y cuando no se gobierna, el país se frena. Las inversiones se retrasan, las reformas se aplazan y las administraciones territoriales pagan las consecuencias.
Andalucía demuestra que hay otra forma de hacer política. Con errores, con críticas legítimas y con desafíos pendientes, sí. Pero también con decisiones, con presupuestos y con leyes. Gobernar no es resistir en el poder; gobernar es asumir responsabilidades y dar certidumbre.
Hoy Andalucía es más Andalucía.
Hoy la comparación es incómoda para el Gobierno de España, pero inevitable. Juanma Moreno gobierna y da estabilidad; Pedro Sánchez sobrevive y “bosteza”. Andalucía avanza; España se bloquea. Y en política, como en la economía, quien se queda estancado acaba pagando un precio muy alto.
Porque al final, la lección es clara: sin estabilidad no hay presupuestos, sin presupuestos no hay políticas y sin políticas no hay futuro. A más Sánchez, menos España.




