El 6 de diciembre, los españoles celebramos el aniversario de la Constitución de 1978, la norma que abrió las puertas a la democracia, a los derechos y a un modelo territorial basado en la autonomía y la convivencia. Y en Andalucía, esta fecha adquiere un significado aún más especial, porque llega tan solo dos días después de otro símbolo fundamental: el 4 de diciembre, Día de la Bandera de Andalucía.
Ambas fechas están unidas por un mismo hilo histórico: la voluntad de un pueblo que quiso decidir su futuro en libertad.
El 4 de diciembre de 1977, cientos de miles de andaluces salieron a la calle en una movilización pacífica y masiva para reclamar algo tan sencillo como justo: igualdad, autonomía y respeto. Fue una jornada histórica que marcó el rumbo de nuestra tierra.
Y apenas un año después, la Constitución Española reconocería el derecho de las comunidades autónomas a autogobernarse. Andalucía supo aprovechar ese marco constitucional para construir su propio camino, logrando acceder al máximo nivel de autonomía gracias a la fuerza de su gente y al espíritu del 4D.
Por eso, celebrar el 6 de diciembre en Andalucía es también recordar que la Constitución fue el puente que permitió convertir aquel sueño colectivo en realidad.
En estos días de diciembre miramos atrás para agradecer el legado de nuestros padres y abuelos. Ellos lucharon por una Andalucía reconocida, digna y con voz propia dentro de España. Fueron testigos de tiempos difíciles, pero jamás renunciaron a la esperanza. La Constitución y la autonomía son también fruto de su esfuerzo, de su trabajo diario en el campo, en los talleres, en las ciudades, en el mar.
Ellos soñaron con una Andalucía moderna. Nosotros tenemos la responsabilidad de seguir construyéndola.
Hoy, Andalucía es una comunidad que avanza con estabilidad, ambición y moderación. En los últimos años, el gobierno presidido por Juanma Moreno ha consolidado un clima político basado en el diálogo, la sensatez y la defensa del interés general. Ese equilibrio institucional —tan necesario para el espíritu constitucional— ha permitido impulsar políticas de crecimiento, bienestar y creación de oportunidades.
La Constitución nos dio el marco.
La bandera andaluza nos dio la identidad.
Y hoy, ambos símbolos conviven para recordarnos que Andalucía y España se fortalecen, se complementan y avanzan mejor cuando van de la mano.
El espíritu del 4D permanece vivo porque aún tenemos retos por delante.
Andalucía debe seguir defendiendo lo que es justo, como una financiación autonómica adecuada, que garantice igualdad real entre españoles y permita a nuestra tierra contar con los recursos que merece.
Ese espíritu de lucha, siempre desde la serenidad y el diálogo, es profundamente constitucional: defender nuestros derechos dentro del marco que nos une como país.
Este 6 de diciembre, cuando celebremos la Constitución, recordemos también la fuerza de aquel 4D que cambió la historia de Andalucía. Son fechas hermanas, nacidas de un mismo deseo de libertad, justicia y progreso.
La bandera verde y blanca ondea junto a la rojigualda para recordarnos que Andalucía es España y España se engrandece con Andalucía.
Celebremos lo que somos.
Agradezcamos lo que tenemos.
Y sigamos construyendo, juntos, el futuro que merecemos.


