El Parlamento andaluz ha sido esta semana testigo de un ejercicio democrático fundamental: el debate sobre el estado de la Comunidad. Una cita que, a diferencia de la parálisis nacional —donde los debates brillan por su ausencia y los Presupuestos Generales se eternizan— demuestra que en Andalucía sí se rinden cuentas. El presidente Juanma Moreno ha detallado los avances de una gestión que, con estabilidad y visión de futuro, está transformando nuestra tierra por y para los andaluces. Lamentablemente, mientras Andalucía avanza, la oposición persiste en una estrategia de desgaste que roza la obcecación.
Juanma Moreno ha presentado cifras que no admiten discusión: Andalucía no solo funciona, sino que prospera, progresa y se fortalece. Un crecimiento del PIB superior a la media nacional, más de 450.000 nuevos empleos creados y la cifra de paro más baja en 17 años son datos que confirman el buen hacer de la gestión del Gobierno andaluz. Récords en exportaciones y una inversión extranjera que se duplica reflejan la confianza creciente en nuestra tierra.
El pasado año 2024 el 80% de las empresas que se inscribieron en la Seguridad Social son andaluzas. Frente a esta prosperidad palpable, resulta incomprensible la sinrazón de una oposición que prefiere el catastrofismo a la realidad, negando un progreso que beneficia directamente a miles de familias.
Sanidad, educación y dependencia son pilares fundamentales en la hoja de ruta del Gobierno andaluz, que ha realizado una inversión histórica para reconstruir y fortalecer estos servicios. El mayor presupuesto de la historia para la sanidad —un tercio del presupuesto de la Junta de Andalucía—, superando incluso a Madrid y Cataluña en gasto sanitario per cápita (según datos del Ministerio de Sanidad), miles de profesionales contratados y mejoras en las listas de espera son pruebas irrefutables.
¿Y la oposición? Tira de argumentario y se aferra a críticas vacías, ignorando el titánico esfuerzo realizado y, sobre todo, la asfixia financiera a la que nos somete el Gobierno central. Juanma Moreno ha sido rotundo: es una burla inaceptable que se condone deuda a otras comunidades mientras a Andalucía, la más poblada, se le niegan 1.540 millones de euros y se le exige hacer malabares para sostener la sanidad o la dependencia. La falta de un pacto justo de financiación nacional es un agravio que la oposición debería denunciar con la misma vehemencia con la que ataca a su propio gobierno autonómico.
La transformación de Andalucía también se aprecia en sus infraestructuras, con proyectos altamente demandados por los andaluces que, por fin, ven la luz: desde los metros hasta el Puerto Seco de Antequera. Sin embargo, la inexplicable inacción del Estado en infraestructuras vitales —corredores ferroviarios, AVE a Huelva o red eléctrica— es un freno inadmisible. ¿Dónde está la defensa hacia nuestra tierra por parte de quienes la critican destructivamente en el Parlamento andaluz, pero callan cuando acuden a Madrid?
Y si hablamos de agua, la situación no es diferente. Con 118 obras hidráulicas pendientes por parte del Estado, mientras la Junta invierte 2.000 millones de euros, el contraste evidencia una irresponsabilidad imperdonable. La negativa a trasvases esenciales y la parálisis en la gestión del agua constituyen un ataque directo a la supervivencia de nuestra tierra, ante el silencio cómplice de quienes solo ven la paja en el ojo ajeno.
El presidente Juanma Moreno ha recordado el incendio de la corrupción que rodea al Gobierno central, defendiendo la limpieza de la imagen de una Andalucía que, con su gobierno, ha pasado página a décadas de sombras. El contraste es contundente: una Andalucía que avanza con transparencia frente a un sanchismo envuelto en escándalos.
El mensaje es claro y rotundo, y los datos lo avalan: Andalucía mejora y funciona. Es un llamamiento al orgullo por nuestra tierra, a dejar a un lado los intereses particulares y las urgencias partidistas.
Los andaluces creemos en puntos de encuentros, sin diferencias. Así podemos prosperar. A Andalucía le ha sentado bien la política de Juanma Moreno, una política centrada en las personas, en las familias. Una política centrada en los andaluces.
Mientras los andaluces trabajamos incansablemente por una Andalucía que ha elegido un camino propio de diálogo y moderación, desde la pluralidad y el respeto, dejando atrás la crispación, la oposición deberá decidir si sigue anclada en el desgaste o, por el contrario, sumarse al proyecto de la Andalucía que crece.




