La asonada del general Sanjurjo en Jerez

Germá Alsina, que temía un choque entre los guardias civiles del cuartel de Tempul y los que venían de Cádiz al mando del teniente coronel Fernández Trujillo, se dirigió en taxi a las afueras para informar a éste de las circunstancias y de que el golpe había fracasado

28 de noviembre de 2025 a las 08:34h
En la parte superior, Sebastián Oliva y Francisco Guerra Tenorio; abajo, Francisco Germá Alsina y Rafael Orge Mejías.
En la parte superior, Sebastián Oliva y Francisco Guerra Tenorio; abajo, Francisco Germá Alsina y Rafael Orge Mejías.

El 10 de agosto de 1932, el general José Sanjurjo daba un golpe de Estado con la finalidad de acabar con la incipiente II República e implantar de nuevo la monarquía en España. En Jerez sabemos lo ocurrido durante la “Sanjurjada” por la memoria del acontecimiento que el alcalde republicano Francisco Germá Alsina escribió el 11 de agosto, ya derrotado el golpe, al Gobernador Provincial (AMJF, Legajo 568 Bis).

Entre las 6, 30 y 8 de la mañana del día 10 de agosto de 1932 varios automóviles, conducidos por sus dueños de ideología monárquica y acompañados de una pareja de la guardia civil -la Benemérita había secundado el golpe en Jerez- recorrieron la ciudad deteniendo al alcalde accidental, Juan Narváez Ortega, así como a 6 concejales electos de partidos de izquierdas que consideraron más significativos: Juan Taboada Jiménez, Diego Gómez Serrano, Rafael Orge Mejías, José Almagro, Enrique Rubio y Vicente Castilla Flores.

Asimismo, detuvieron a otras personalidades destacadas de otros partidos o sindicatos como Sebastián Oliva Jiménez, Manuel Calle Camas, Francisco Fernández Alcón, Basilio Torralvo, Francisco Guerra Tenorio, José Arantave Ortegón, Antonio Natera, Miguel García Román, José Madroñal y a los Solano (padre e hijo). Los detenidos fueron llevados al Cuartel de Villaviciosa en el Tempul, en aquellos momentos ocupado por el 28º Tercio de la Guardia Civil, siendo recluidos todos en una misma habitación.

El coronel de la Guardia Civil sublevada, Arturo Roldán Trápaga, con varios números del cuerpo hizo trasladar al Ayuntamiento al alcalde accidental Juan Narváez para que convocara un pleno urgente de los concejales para que le entregaran oficialmente el Ayuntamiento. El secretario, José Ríos, intentó confirmar la orden llamando telefónicamente al Gobernador Provincial e intentando contactar con Sevilla Y Madrid para averiguar qué estaba pasando, pero fue en balde porque estaban las comunicaciones interrumpidas.

El alcalde propietario era D. Francisco Germá Alsina que estaba disfrutando una licencia vacacional de seis días, siendo el alcalde accidental Juan Narváez el que ejercía oficialmente de alcalde. Francisco Germá no fue detenido, quizá porque habían interpretado que estando con licencia y habiéndose nombrado un alcalde accidental como sustituto -Juan Narváez- consideraron que éste último era la legalidad municipal del momento.

Francisco Germá ya se había dado cuenta muy temprano de que se había producido un golpe de Estado, pues sabía de la presencia de la Guardia Civil armada en distintos puntos de la ciudad y también supo de las detenciones que se habían producido. Aún así, Germá ignoraba el alcance real del golpe, creyendo por lo que sucedía en la ciudad que los acontecimientos eran dramáticos para el futuro de la II República.

Sin embargo, el hecho de continuar en libertad le llevó a hacer indagaciones y gestiones para acabar con la sublevación en Jerez. Intentó también llamar desde su teléfono particular a Cádiz y Sevilla sin resultado. Se dirigió posteriormente al Ayuntamiento para pedir al coronel Roldán que liberase a los detenidos, a lo que éste se opuso, a pesar de exponerse a ser él mismo detenido, algo que no ocurrió. Al llegar a su casa comprobó que se había restablecido la comunicación telefónica, pudiendo comunicar con el Gobernador Provincial quien le comunicó que el golpe había fracasado en Cádiz y que habían salido para Jerez fuerzas de la Benemérita que no habían secundado el golpe a cargo del teniente coronel Fernández Trujillo. También incitó a Francisco Germá a hacerse con la Alcaldía y hacer detener al coronel Roldán.

De nuevo se dirigió Germá Alsina al Ayuntamiento encontrándose a un teniente y varios números a los que comunicó que el golpe había fracasado, que depusieran la actitud y se pusieran a sus órdenes “si querían conservar sus carreras profesionales”. Se reunió con los concejales republicanos que estaban llegando al Ayuntamiento obligados para el pleno de entrega oficial de la ciudad a los golpistas. Posteriormente, comunicó al coronel Roldán que había declinado continuar con su licencia vacacional y que él volvía a ser el alcalde oficial de la ciudad, la máxima autoridad municipal, comunicándole el fracaso del golpe en Cádiz y la entrega inmediata a su persona del Ayuntamiento.

El coronel Roldán fue detenido por el teniente de la policía local en el propio Ayuntamiento y conducido al cuartel de Tempul, comunicándosele al coronel que “se considerase detenido en su despacho”. Germá Alsina telefoneó al cuartel de Villaviciosa comunicando al teniente Pedro Romero, que también se había levantado en armas, que retuviese detenido al coronel Roldán en su despacho y liberase a los detenidos, a lo que accedió.

Germá Alsina, que temía un choque entre los guardias civiles del cuartel de Tempul y los que venían de Cádiz al mando del teniente coronel Fernández Trujillo, se dirigió en taxi a las afueras para informar a éste de las circunstancias y de que el golpe había fracasado en Jerez. Fueron inmediatamente detenidos con mandamiento judicial 12 personas que habían participado en las detenciones matutinas de los concejales y líderes obreros. Todos ellos eran de alta condición social, nobles, grandes propietarios, bodegueros, etc. Algunos de ellos tuvieron un papel muy significativo posteriormente en el golpe de Estado de julio de 1936. Fue detenida también con arresto domiciliario una mujer de la alta sociedad jerezana.

Asimismo, se clausuraron por mandato judicial el Centro Tradicionalista y el partido “Unión de Derechas Independientes”, ambos afines al golpe. También se clausuraron por mandato judicial los medios de prensa El Guadalete y Diario de Jerez, de similar ideología antirrepublicana, incautándose de los periódicos que estaban confeccionándose con la proclamación del golpe y la propaganda para sumarse al mismo.

Numerosos obreros y personas de ideología republicana se concentraron en las puertas del Ayuntamiento con “Vivas” a la República. También se aplaudió al capitán de la Guardia Civil, Manuel Fernández Cuartero, por su actuación en defensa de la República. Al día siguiente, 12 de agosto, una gran y entusiasta manifestación popular recorrió Jerez en defensa de la legalidad republicana.

Germá Alsina pidió por escrito al Gobernador Provincial el cese en funciones de los concejales monárquicos que habían aplaudido el golpe de Estado, así como que no pudiesen ejercer más como concejales por su falta de espíritu democrático. Asimismo, comunicó que, una vez encarcelados los principales mandos de la Guardia Civil de la Guarnición de Jerez, el resto de oficiales de baja graduación y números no habían manifestado deslealtad a la República, sino todo lo contrario, el cumplimiento fiel del deber en la defensa del régimen republicano y del orden público.

Muchos historiadores aseveran sin sentido que la Guerra Civil española comenzó en realidad con la Revolución de Octubre de 1934. Obvian los acontecimientos que vivieron muchos pueblos de España, como el caso de Jerez, durante el golpe de Estado fracasado del general Sanjurjo, que pudo haber derivado en una gran tragedia. Con la llegada al gobierno de la coalición de derechas en 1933, todos los golpistas de la “Sanjurjada”, militares y civiles, fueron amnistiados y se les permitió seguir participando de un régimen democrático en el que no creían. El propio Sanjurjo, pese a ser condenado a pena de muerte, fue excarcelado a los dos años y exiliado a Portugal, donde siguió conspirando contra la República. Los monárquicos, financiados por Mussolini como bien ha demostrado el historiador Ángel Viñas, conspiraron desde el minuto uno para derribar la República y siguieron haciéndolo tras la “Sanjurjada”.

Durante el golpe de Estado de julio de 1936, los militares golpistas en Jerez hicieron lo mismo que en la 'Sanjurjada', hacerse con el Ayuntamiento democrático. Esta vez, siguiendo las órdenes del general Mola de actuar con extrema violencia, volvieron a ser detenidos numerosos concejales y personas del movimiento obrero. En apenas 3 meses ya se había fusilado en Jerez, pese a no haber habido guerra, a más de 300 personas, entre ellos el alcalde democrático y 17 concejales de los 30 existentes  y numerosas personas de ideología republicana o afiliación sindical obrera. Este escarmiento, para dar ejemplo y sembrar el miedo, se repitió pueblo por pueblo que caía en manos nacionales.

De los 6 concejales detenidos en la 'Sanjurjada' fueron fusilados cuatro de ellos en 1936, y de los 11 líderes de izquierdas o sindicalistas que se detuvieron fueron fusilados ocho. Los mismos elementos de derechas que participaron en la 'Sanjurjada' también participaron activamente en el golpe de julio de 1936. El propio alcalde, Francisco Germá Alsina, y su yerno, el afamado artista Teodoro Miciano, fueron detenidos en 1936 y represaliados.  Germá Alsina, según cuenta en unas memorias, fue “paseado” dos veces, pero finalmente no fue fusilado, sí aterrorizado.

El golpe de Estado del general Sanjurjo en 1932 fue el primer intento monárquico de acabar con la República democrática establecida. Aunque acabó en un fracaso, sirvió de preparación para el derribo final de la II República en julio de 1936. Jerez se libró en 1932 de la tragedia, pero no pudo evitar el terror que sufrieron muchos de sus ciudadanos a partir de julio de 1936.

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