Sin duda, es otro de los grandes jerezanos olvidados. Quizá, porque su labor como arquitecto se desarrolló más en la docencia que en la realización de edificios. Luis Esteve fue “el gran profesor”, como lo definirá Teodoro de Anasagasti, con el que se formaron numerosos arquitectos de principios del siglo XX en la Escuela Especial de Arquitectura de Madrid.
Luis Esteve y Sánchez Caballero nació en Jerez el 19 de enero de 1857. Era el hijo mayor de 7 hermanos nacidos del matrimonio entre el arquitecto valenciano José Esteve y López y Dª Maria Josefa Fernández Caballero y González. Fue su padre, arquitecto titular de Jerez durante numerosos años, su primer referente en el mundo de la arquitectura. La familia Esteve fue una familia de arquitectos.
Su hermano Rafael Esteve ocupó el cargo de arquitecto titular de Jerez a principios del siglo XX. Asimismo, también lo fue su sobrino, Antonio Sánchez Esteve, hijo de su hermana Salud. Antonio Sánchez Esteve es el autor de la mayoría de obras regionalistas existentes en Jerez, aunque después se decantó por la arquitectura racionalista, dejando una ingente obra en la ciudad de Cádiz.
En 1890, con 33 años, Luis Esteve ocupó plaza interina como profesor de la Escuela Especial de Arquitectura de Madrid, en sustitución del profesor Lavalle. En 1891, ganó por oposición la cátedra de la asignatura “Resistencia de Materiales e Hidráulica”. Desde entonces hasta 1913, año en que enfermó, realizó su labor docente en esta institución, formando durante 22 años a varias generaciones de arquitectos españoles.
Matemático de altura
Su carácter pedagógico innovador le llevó a un reconocimiento generalizado entre los arquitectos del momento. Frente a las nociones memorísticas, sus enseñanzas eran prácticas. Empleaba el cálculo gráfico con preferencia al cálculo algebraico. Fue un matemático de altura con una gran capacidad para los cálculos de resistencia de los materiales, por lo que recibió numerosos encargos para desarrollar estos cálculos por diversos arquitectos y empresas constructoras de la época.
Fue un gran experto en el cálculo de la resistencia del hierro y el hormigón armado, los nuevos materiales que se estaban empleando en la nueva arquitectura del siglo XX y para lo que había que aplicar cálculos sofisticados. Ya en 1884 supervisó en Marchiennes (Bélgica) la construcción de los dos pabellones de hierro para el Mercado de Abastos de Jerez, bajo la dirección de su padre, José Esteve y López. Pabellones que fueron realizados en la fundición de Joseph Paris y cuyo montaje en Jerez fue realizado por la empresa de fundición jerezana “Gutiérrez y Cía”.
Se hizo un experto en el cálculo del material de hierro y colaboró con sus estudios matemáticos con numerosos arquitectos contrastados de la época en edificios tan significativos de Madrid como el edificio del Banco de España, el Palacio de Bibliotecas y Museos (actual sede de la Biblioteca Nacional y Museo Arqueológico Nacional) , la sala de Velázquez en el Museo del Prado, el patio del Ministerio de Hacienda, el edificio Metrópolis (Antiguo edificio del Fénix Español, situado entre las calles de Alcalá y Caballero de Gracia donde trabajó entre 1907 y 1910), El Casino de Madrid, El edificio del Frontón Central, el Hospital de epilépticos de Carabanchel, etc.
En los edificios Metrópolis y Casino de Madrid, éste último en calle Alcalá 15, presentó los proyectos definitivos refundidos de varios arquitectos que habían participado en su construcción. En el del Casino de Madrid funde los proyectos del arquitecto Gómez Acebo y de los franceses L. y P. Farge, bajo la dirección de su cuñado el arquitecto José López Sallaberry, con quien colaboró también en la construcción de varios edificios en la zona inicial de la Gran Vía madrileña.
Durante nueve años trabajó con la Sociedad Española de Construcciones Metálicas para el cálculo de resistencia de materiales metálicos en cientos de obras realizadas por toda España: puentes, acueductos, viaductos, estaciones de trenes, etc., cuya obra está por estudiar. También se sabe que realizó la traída de aguas del municipio de Pinto (Madrid). En Jerez, aparte de su participación en los pabellones de hierro del Mercado de Abastos, ya referidos, colaboró con su hermano Rafael en la restauración de la Iglesia de Santiago en 1880, sobre todo en el apeo de un pilar que hubo que sustituirse, constituyendo por entonces una obra de gran complejidad.
En la revista La Construcción Moderna, en los números 21 y 22 de 15 y 30 de noviembre de 1915, el arquitecto Teodoro Anasagasti, constructor del Teatro Villamarta de Jerez, hace una semblanza póstuma de Luis Esteve, tras su fallecimiento tras penosa enfermedad el 28 de septiembre de 1915 a los 58 años de edad. Anasagasti, de cuya semblanza extraigo la mayoría de los datos aquí aportados, califica a Luis Esteve como “el profesor”, referencia en la formación de cientos de arquitectos que se formaron a principios del siglo XX en la Escuela Especial de Arquitectura de Madrid.