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Nuestros niños y niñas sufren un tormento innecesario, el profesorado se ve martirizado por la insensibilidad de la Administración en estas cuestiones. Esto deshumaniza aún más a la institución escolar.

“Dice Aristóteles que la Ciudad–Estado debe dar satisfacción completa a las necesidades de los seres humanos. Y algo de razón debe tener la idea aristotélica, pues continuamos esperando —y es como debe ser— que el Estado procure por nuestra salud o nuestra seguridad”.

Libro de texto de Valores éticos, 3º de ESO, Editorial Teide.

 

Hoy me tocaba dar en clase el tema La relación entre ética y política en la filosofía de Aristóteles, al grupo de 3º de ESO A de mi instituto, en la asignatura optativa Valores Éticos. Hoy, 15 de Junio de 2017, a las 12 horas, con más de 30 grados centígrados de temperatura.

Mi alumnado, un grupo de 25 chavales y chavalas de unos 14-15 años de edad se derretía de calor, buscando cualquier corriente de aire junto a la ventana, resoplando, pidiendo abrir las puertas del aula, levantándose continuamente para ir al baño a llenar la botella de agua… Es imposible hablar de Aristóteles ni de nada parecido. La capacidad de concentración es casi nula, y los cuerpos están apesadumbrados.

Les pregunto si saben qué temperatura hace en el interior del aula. Ni idea. Dos de ellos me piden permiso para ir a buscar al profesor de Física y Química a pedirle que les deje un termómetro ambiental. Lo buscan, pero no lo encuentran. Una alumna se acuerda de que en los móviles S-4 (me entero de que es un Samsung-4) hay una aplicación para medir la temperatura. La ponemos: 30,2 grados centígrados. Nos vamos al aula de al lado, que tiene las dos puertas de acceso cerradas. La temperatura sube a 32 grados. Es la segunda planta, y última, del instituto: un auténtico horno. Y eso que estamos en Cádiz; no quiero ni pensar cómo estarán en Jerez, Paterna o Écija.

Mis alumnos y alumnas me preguntan que para qué es eso de medir la temperatura. Les informo que según la ley (Real Decreto 486/1997, de 14 de abril, por el que se establecen las disposiciones mínimas de seguridad y salud en los lugares de trabajo, Art. 3), la Consejería de Educación debería intervenir, puesto que estamos superando los 27 grados.

Y concluyo: No hay nada más inhumano que la imposición del calendario escolar, de lógica industrial, sobre los cuerpos y los ciclos vitales. La lógica común dice que habría que instalar aire acondicionado (o sistemas de ventilación y refresco) en nuestros colegios e institutos, y si no hay dinero, acortar el horario escolar. Nuestros niños y niñas sufren un tormento innecesario, el profesorado se ve martirizado por la insensibilidad de la Administración en estas cuestiones. Esto deshumaniza aún más a la institución escolar.

La Administración debería intervenir para procurar por nuestra salud. Eso mismo decía Aristóteles, según el libro de Valores Éticos, que tan farragoso se había vuelto hoy de comprender. Al final, entendimos a Aristóteles con una lección práctica.

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