Al final esto de la supuesta independencia de Cataluña, si lo piensan un momento, nos vendría de perlas a los andaluces. Primero porque, sin Cataluña, seríamos la comunidad española con el mayor número de turistas y allí en Madrid -sea cuál fuera el partido que estuviera robando- dejarían de mirarnos de reojo y se pondrían a cuidar mejor a su nueva gallina de los huevos de oro..., lo que supondría mayor inversión en infraestructuras... Porque no me dirán ustedes ahora que España es conocida en el mundo entero por el caganer y su sardana.
Luego está lo de la materia prima y su procesado. Ya está bien eso de mandar nuestros recursos para que lo manipulen en Badalona, Gramanet o donde les venga bien..., mientras el pobre agricultor de Andujar o Montoro alimentándose a base de moscas porque lo que les resulta no les alcanza para pagar la luz a final de mes teniendo que vivir de las sobras del PER..., ese invento que hace más pobres a los que ya lo son.
Vamos a pasar por lo alto todo eso del complejo de inferioridad que podemos llegar a sentir -que no es poco- tras la tralla catalana diaria e incisiva que nos susurra a los oídos que somos los hermanos pobres y aprovechaos del vecindario cuando su región se levantó con el esfuerzo de los miles y miles de andaluces que tuvieron que emigrar a Cataluña ya que aquí, en esta tierra de secano y olvido, no había donde caerse muerto.
De paso -por eso del culto al cachondeo que nos achacan- les boicotearemos su flamenco con tasas del “vete usted a saber” para que dejen de imitar nuestro arte que nació con copyright antes que su forzado nacionalismo..., por muy bien que me caiga Poveda y su tropa que sin miedo a equivocarme, angustiados por nuestro impuesto al flamenco, se verán obligados a dejar la Bulería y a ganarse la vida haciendo coplillas gerundenses a ritmo de castañuela catalana a los pies de sus Castellers.
Es verdad que aquí -como ha pasado desde siempre- haremos la vista gorda y acogeremos a todo aquel que quiera pasarse a este lado de la frontera..., a esta tierra de tirar pá lante con tres duros y al de la tragicomedia... pero eso sí -y que me perdonen- requisaremos en Sierra Morena todo cava y fuet que quieran introducir bajo sus abrigos caros de nuestro algodón..., no vayan a echarnos en cara -una vez sentados y acomodados en nuestra mesa- que les pongamos únicamente, con todas las fatiguitas del mundo, medio platito de jamón de Jabugo y una copita de nuestro mejor jerez.
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