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Hay veces que uno le da vueltas, y llega a la curiosa reflexión de que para que en este país te respeten o incluso idolatren, hay que ser chulo, e ir por la vida de sobrao.

Que Rita Barberá es un personaje de los que no deja indiferente a nadie, hace tiempo que teníamos noticias. De su soberbia, prepotencia y altanería, guardamos en la memoria escenas que así lo corroboran, y el hecho de que, a pesar de resultar del todo odioso para el ciudadano de a pie, arrasara en las elecciones municipales… daba mucho que pensar.

Hay veces que uno le da vueltas, y llega a la curiosa reflexión de que para que en este país te respeten o incluso idolatren, hay que ser chulo, e ir por la vida de sobrao.

A las primeras de cambio, Barberá ha mostrado su lado más ruín y despreciable, dándose de baja del Partido Popular por presiones (externas, básicamente) pero agarrándose con uñas y dientes al que debe ser el último de los sillones al que acceda como servidora pública. Y todo para mantener su aforamiento como senadora, y evitar los juzgados.

Tamaña muestra de desvergüenza, sin alevosía ni nocturnidad ¡ea!, a plena luz del día y sin ningún tipo de complejos, nos da una radiografía exacta del tipo de político de la misma época de Barberá, que ha campado a sus anchas por despachos, ayuntamientos, ministerios y otras hierbas, haciendo de sus capas sayos.

El PP, lejos de afearle su actitud, durante años ha exhibido a la ex alcaldesa como uno de sus buques insignia, orgullosos y ufanos, pensando que el “activo Rita”, tenía un crédito ilimitado. Y a pesar de todo esto, las urnas se han llenado de papeletas de gaviotas que revolotean la corrupción sin ningún tipo de rubor.

Pero a todo cerdo le llega su San Martín, y lo que se hace, a veces se paga. El problema surge cuando, tras el desprecio de la sociedad y el de tu propio partido, decides apropiarte del derecho a ser intocable (que por otra parte, ojo, es la propia ley la que la ampara). 

¿En serio alguien se ha llegado a sorprender por esta maniobra política de Rita Barberá? ¿En serio alguien la imaginó admitiendo errores, abandonando el escaño y poniéndose en manos de la justicia en aras de la salvaguarda del honor en entredicho? No seamos ingenuos… ¿de qué sirve el Honor entre rejas?

Al menos ya tenemos algo claro. Hay una persona en España que desea la formación de Gobierno y no llegar a unas terceras elecciones, con las consecuentes disoluciones de las cámaras y de los derechos adquiridos como cargos electos. Incluso más que el propio Rajoy… ¿verdad, Rita?                                                       

 

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