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Al decirle a un alumno o alumna que puede obtener un título con dos asignaturas pendientes, incluso sin esforzarse por hacer la prueba extraordinaria, estás relativizando su manera de aprender

LGE, LOECE, LODE, LOGSE, LOPEG, LOCE, LOE, LOMCE… siglas y más siglas que han determinado nuestro futuro desde la entrada de la democracia y que muchas de ellas han sido la mayor pesadilla de profesorado y alumnado. Cuando hablamos de la educación en España y particularmente en Andalucía últimamente no podemos más que pensar en la multitud de cambios que se han venido realizando en estos últimos años y más aún, en este último año.

Mi objetivo con este artículo no es entrar a valorar qué ley es la mejor y cuál la peor, sólo quiero reflexionar sobre si vamos encaminados a cumplir el objetivo que se marcaron y si estamos mejorando y cuidando el futuro de nuestro país que no son más que esos alumnos y alumnas que a día de hoy se encuentran en las aulas esperando repuestas por nuestra parte para labrarse un futuro que, a vista de muchos de ellos, no resulta nada prometedor.

El preámbulo del último texto consolidado del 10 de diciembre de 2016 de la Ley Orgánica 8/2013 para la mejora de la calidad educativa comienza así: "El alumnado es el centro y la razón de ser de la educación. El aprendizaje en la escuela debe ir dirigido a formar personas autónomas, críticas, con pensamiento propio. Todos los alumnos y alumnas tienen un sueño, todas las personas jóvenes tienen talento. Nuestras personas y sus talentos son lo más valioso que tenemos como país".

Preciosas y motivadoras palabras que, en mi opinión, se quedan en eso… palabras. ¿Verdaderamente creemos que nuestro sistema responde a este deseo? Nos dice que “el alumnado es el centro y la razón de ser de la educación” pero… ¿han pensado en ellos este último año en que la incertidumbre ha sido el pan de cada día en nuestras aulas?

Desde la etapa de Infantil se aprende a trabajar en cooperativo, a trabajar por proyectos integrando cada asignatura en un trabajo común que le haga al niño o niña experimentar las ganas de saber más. Se habla de evaluar por competencias, que primero fueron básicas y ahora son clave. Y, llegando a Bachillerato, de repente todo cambia,… tienes que preparar a estos jóvenes a enfrentarse a un examen, que en algunos casos es meramente memorístico, y que será decisivo para su futuro sin importar lo que hayan hecho anteriormente. Y con este tipo de sistema pretendemos “formar personas autónomas, críticas, con pensamiento propio”.

Una lacra de nuestro país, que se refleja en los informes PISA, es el abandono escolar. Últimamente hemos leído en los periódicos las “recomendaciones” de la Consejera de Educación andaluza de que un alumno o alumna pueda obtener el título de ESO directamente en junio aunque tenga dos asignaturas suspensas (siempre que no sean Matemáticas y Lengua Castellana simultáneamente) sin necesidad de ir a septiembre. Con esto, veo que se pretende bajar el número de abandono de cara a estos informes pero ¿realmente es lo mejor para ellos? Al decirle a un alumno o alumna que puede obtener un título con dos asignaturas pendientes, incluso sin esforzarse por hacer la prueba extraordinaria, estás relativizando su manera de aprender. Rápidamente perderá el interés por dos de estas asignaturas, se centrará en intentar sacar las demás con el mínimo esfuerzo y … título conseguido, sin competencias y sin interdisciplinaridad entre asignaturas. El escritor estadounidense Anthony J. D’Angelo escribió: Desarrolla una pasión por aprender. Si lo haces, nunca dejarás de crecer. Con estas medidas ¿estamos desarrollando esa pasión por aprender? ¿ O simplemente les estamos transmitiendo la idea de que deben obtener su título aunque realmente no estén preparados para enfrentarse a la etapa siguiente? Y luego, más tarde, se lo jugarán todo a una sola carta… ¿a qué jugamos?

A estos señores y señoras que tienen en sus manos tanto poder para cambiar el futuro de nuestro país, desde estas sencillas líneas sólo les pido colaboración para llegar a un pacto de educación lo más favorable posible para todos y todas. Si los que redactan la normativa pasaran solamente un día en una de nuestras aulas todo sería muy distinto. Afortunadamente, en las escuelas se labran grandes profesionales pero por el trabajo diario que llevan a cabo los docentes en sus clases, por la ilusión que ponen en su trabajo, por el trato cotidiano con el alumnado y sus problemas, pero no por estas leyes que están en continuo cambio.

 

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