¡A la huelga general! Parar todo para parar el genocidio

La huelga general es nuestro deber histórico, es nuestra mayor fuerza democrática cívica y la mejor forma de decir no al genocidio

05 de octubre de 2025 a las 18:46h
Pancartas contra el genocidio en Gaza, en una marcha en Cádiz.
Pancartas contra el genocidio en Gaza, en una marcha en Cádiz. MANU GARCÍA

La conciencia se rebela ante la barbarie. Día tras día, el pueblo palestino sufre una masacre que el mundo observa con una mezcla de horror e impotencia. Lo que está ocurriendo en Gaza no es un conflicto, no es una guerra justa o injusta, sino un genocidio orquestado por el gobierno sionista del Estado de Israel, apoyado por los EEUU y consentido por la UE. Ante la magnitud de esta atrocidad, es nuestro deber moral, como ciudadanos y ciudadanas de una democracia, alzar la voz y parar España con una fuerza capaz de detener la maquinaria de la muerte en la que nuestro gobierno participa por acción y omisión.

Por un lado, el Gobierno de España anuncia el reconocimiento del Estado palestino que queda hueco cuando por otro, mantiene intactas las relaciones económicas, militares, culturales, deportivas y diplomáticas con el Estado de Israel. Es una hipocresía de dimensiones estratosféricas. No se puede condenar con una mano y ser cómplice con la otra.

Mientras se le niega el agua, la comida y la medicina a Gaza, mientras hospitales, escuelas y universidades son reducidos a escombros y se mata y amputa a miles de niños, y se contabilizan más de 600.000 personas asesinadas, nuestro país sigue comerciando y manteniendo una "normalidad" diplomática con el régimen sionista. Esta doble moral es un insulto a la inteligencia y a la dignidad de quienes creemos en la coherencia de los principios y los derechos humanos. Esto no es política exterior; es una doble moral que hace cómplice a España.

A esta contradicción se suma una política interna de guerra y rearme que parece diseñada para alinearnos con el bloque militar que es, en última instancia, el guardián del statu quo de la violencia global. El aumento del gasto militar y la aportación económica multimillonaria a la OTAN, mientras la sanidad y la educación públicas se estrangulan. Esto se evidencia, por ejemplo, en la gestión sanitaria de la Junta de Andalucía. Es un mensaje claro: La paz y la justicia no son la prioridad para el bipartidismo que nos gobierna. Se nos impone un recorte y abandono de lo público, para aumentar el gasto militar, a la vez que el pueblo palestino es masacrado con armamento sofisticado. El reconocimiento de Palestina y la farsa del real decreto promovido por Pedro Sánchez son una cortina de humo para seguir comerciando con la muerte y militarizando la vida.

La magnitud del crimen y la desfachatez de la complicidad exigen una respuesta clara y democrática. Es el momento de que la sociedad civil, trabajadores, trabajadoras, estudiantes, los sindicatos con conciencia, combativos, asumamos nuestra responsabilidad histórica. Y, la herramienta más poderosa en un Estado social y de derecho, para dar respuesta, es la Huelga General.

La huelga general no es solo una reivindicación laboral o económica; es un acto de soberanía popular que paraliza el país para enviar un mensaje inequívoco y contundente a los poderes políticos y económicos contra el genocidio. Es la única vía para demostrar que la inmensa mayoría de la población no está de acuerdo con la política de guerra, con el rearme y, sobre todo, con la pasividad ante la masacre genocida.

Cuando millones de personas detienen su trabajo y su consumo, obligamos a los gobiernos a escuchar. No hay declaración más fuerte contra la guerra y la injusticia que la movilización de un país en huelga por motivos éticos y humanos. Es una llamada a la desobediencia civil pacífica y organizada que busca recuperar el honor del Estado, demostrando que la democracia reside en la voluntad del pueblo, no solo en las urnas. Es el poder de veto civil de la clase trabajadora sobre las políticas de guerra de sus gobiernos.

El genocidio en Gaza se detiene rompiendo la normalidad que lo tolera y lo financia. El Gobierno de España debe romper toda relación política, militar, económica, cultural, deportiva y comercial con el Estado de Israel de manera inmediata, y destinar ingentes partidas de ayuda humanitaria de emergencia y a la posterior reconstrucción de Gaza. 

La huelga general es nuestro deber histórico, es nuestra mayor fuerza democrática cívica y la mejor forma de decir "¡No al genocidio!”.

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