7 de Septiembre, Día del Orgullo del Acento

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Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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Hay que destacar, el ninguneo que ha sufrido el acento andaluz, y con él, sus hablantes. Tanto repetir el estereotipo lingüístico de que los andaluces hablan mal que mucha gente sigue teniendo esa idea errónea.

En Cirope de Freza hemos decidido proclamar el 7 de Septiembre como el día del Orgullo del Acento. Es necesario hacer en firme un alegato por la aceptación de la diversidad de acentos en castellano, ya que estas variedades lingüísticas en lugar de verse como riqueza cultural, han sido vistas como arma de burla y menosprecio entre distintos colectivos de castellano parlantes durante muchos años. Además, en la actualidad, incluso pueblos de mediano tamaño han recibido en los últimos años personas de distintas raíces, algo que hasta hace poco sólo se había notado en las principales ciudades. Esto ha hecho que la diversidad lingüística del castellano se enriquezca todavía más, y sea aún más necesaria la reivindicación de este día.

El acento castellano de la meseta es el que se ha considerado neutral, como aquel al que todos debemos imitar si queremos ser respetados y que nuestras palabras suenen con seriedad e importancia. Los acentos que se alejan de éste han sido desprestigiados o incluso vetados, pero no todos al mismo nivel.

Hay que destacar, el ninguneo que ha sufrido el acento andaluz, y con él, sus hablantes. Tanto repetir el estereotipo lingüístico de que los andaluces hablan mal que mucha gente sigue teniendo esa idea errónea, incluidas personas que hablan con este acento. Y es que, aunque ya menos, hemos crecido en un mundo donde el acento andaluz era una razón para avergonzarte a nivel nacional. Especialmente en el mundo del humor, se ha recurrido a lo fácil, tirando de estereotipos manidos de andaluces graciosos catetos, macarras o sin estudios.

¿De dónde viene esta humillación? ¿De dónde vienen estos complejos?

Parece que la derrota española de 1898 en la guerra de Cuba tiene la clave. La crisis que asoló España por aquel entonces afectó especialmente en Andalucía, principalmente por la ausencia de industrias que habían sido redistribuidas a otras regiones. Esto provocó que muchos andaluces emigraran al norte de España, sin dinero, habiendo dejado de lado los estudios por su casi plena dedicación al campo, pero con acento, acento andaluz. La miseria y la servidumbre que sufrieron estas personas les colocaban en un escalón social del que fue fácil burlarse y humillar desde las esferas más pudientes del norte de Despeñaperros. Desde entonces y hasta la actualidad, el acento andaluz se ha asociado con poca o nula formación académica y pobreza, viéndose como algo negativo. Como si el acento andaluz no hubiera aportado nada a la humanidad… no ni ná.

A pesar de que el acento andaluz sea uno de los más castigados, no podemos olvidarnos de otros “nuevos” acentos del castellano que han llegado a nuestras ciudades y pueblos, y que han ampliado la diversidad lingüística del castellano. Con esto nos referimos especialmente a los acentos de personas con raíces latinoamericanas. En estos casos, burlándonos y desprestigiándolos por su forma de hablar estaríamos entrando por la puerta grande del racismo cargados con prejuicios.

El acento es nuestra forma de comunicarnos y transmite nuestra historia, nuestras raíces. Si sabemos escucharlo nos aportará cultura y conciencia social. Por ello, debemos estar orgullosos de nuestros acentos, y evidentemente, respetar el de los demás.

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