22 del 22

Antonia Nogales

Periodista & docente. Enseño en Universidad de Zaragoza. Doctora por la Universidad de Sevilla. Presido Laboratorio de Estudios en Comunicación de la Universidad de Sevilla. Investigo en Grupo de Investigación en Comunicación e Información Digital de la Universidad de Zaragoza.

El número 22, en una pared.
El número 22, en una pared.

Nunca pensé que significaría tanto en mi vida. Nunca pensé que un número, un solo número iba a servirme de tanto, iba a marcarme tanto. Quizás me marca porque desde siempre te ha marcado a ti. Quizás, y solo quizás, es que ahora nos marca para siempre a los dos. El 22 es solo un número, pero para ti siempre fue mucho más. Lo fue porque te persiguió hasta que se hizo contigo. Te acosó, no paraba de encontrarte en los lugares más insospechados. Sí, él te encontraba a ti, aunque constantemente creyeras lo contrario. Por eso siempre abres la página 22 de todos los libros antes que cualquier otra. Porque recoge un mensaje que solo está dedicado a ti, porque es su forma de buscar en la calidez de las palabras el bálsamo que lo cure de la frialdad de la cifra.

La cábala (en hebreo qabbaláh) es una escuela de pensamiento esotérico relacionada con el judaísmo. Sus intérpretes, los cabalistas, utilizan diversos métodos para analizar sentidos ocultos de la Torá, el texto sagrado de los judíos —lo que para los cristianos es el Pentateuco: los cinco primeros libros de la Biblia—. Según la cábala, cuando se repiten números en nuestra vida es porque los niveles superiores del alma nos quieren hacer llegar un mensaje. Niveles superiores no encarnados en el plano físico, niveles que trascienden las dimensiones y pretenden así comunicarse con nosotros.

Desde hace tiempo noto que quieres decirme algo, 22. Siento que me acompañas y que, de algún modo, estás alerta. Me cuidas como lo hace él y estás conmigo sin que logre saber del todo desde cuándo ni cómo. Probablemente este año, que es 22 como tú, sea en el que te has hecho más presente. Quizás pocos me entiendan, pero toparme contigo me hace esbozar una sonrisa, sentirme a salvo, estar en casa, creer que hay un plan.

Nunca creí en las casualidades, ni confío en aquellos que dejan al azar operar demasiado. Yo soy más de planificar, de tratar de ordenar mi caos y de sobrevivir en el desierto de las tareas que se agolpan. Quizás por eso tú me das tranquilidad, será porque eres par, puro equilibrio, porque todo es perfección en tu forma, porque eres idéntico en comienzo y final. Quizás sea porque si te invierto formo un corazón y si te mantengo veo un garfio que se duplica. Quizás sea porque para mí el 22 es él.

Así que sigue persiguiéndonos, sigue presentándote por sorpresa, en los códigos, en las facturas y en las etiquetas. En las matrículas de los coches y en la suma de los números que nos hacen felices. Sigue ahí, tanto si eres una señal como si el azar te impulsa hacia nosotros. Porque, aunque no signifiques nada, aunque no seas un mensaje de otro nivel, yo, como Pi, prefiero contar la otra historia de nuestras vidas: la que nos hace creer. Hoy es 22 del 22, y casi todo es posible.

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído