2022: El año de los patitos

La pandemia parece haberse diluido, mientras que la atención primaria ha pretendido hacer valer su necesidad y carácter esencial en el sistema sanitario

Una feriante con patos de goma en una edición de la Feria de Jerez.
Una feriante con patos de goma en una edición de la Feria de Jerez. MANU GARCÍA

Hay escenas de nuestra vida que explican grandes cosas. El año 2022 está tocando a su fin, y en relación con su terminación numérica (bien lo saben los cuponeros), me surge una gran metáfora para resumirlo.

Junto a las atracciones infantiles, todas las ferias de nuestro entorno tienen el tradicional puesto para jugar a los “patitos”. Primero, se compra un determinado número de patitos. Posteriormente, se van sacando de un circuito de agua y se suman los puntos, llevándote a casa un regalo en función de la puntuación obtenida. Este juego no deja a nadie indiferente, llegando a jugar muchos adultos para probar suerte y ganar o perder en función de lo obtenido.

De vuelta al año que se nos va, el destino ha ido dejando distintos “patitos” que afrontar. Una guerra está dividiendo a pueblos hermanos y poniendo en jaque ciertos recursos del mundo. El mercado ha alterado sus puntos de valoración, con unos precios marcando máximos históricos y una gasolina configurada como un artículo de lujo. El poder judicial sigue luchando contra sus propias contradicciones y hándicaps, mientras que la clase política sigue instalada en el aprobado condicional, con honrosas excepciones de personas comprometidas.

Asimismo, los emprendedores siguen batallando para ser auténticos empresarios. Paralelamente, se siguen desarrollando proyectos innovadores y otros han acabado en la papelera de reciclaje. La pandemia parece haberse diluido, mientras que la atención primaria ha pretendido hacer valer su necesidad y carácter esencial en el sistema sanitario. En definitiva, un año encierra numerosos retos y oportunidades. Los propósitos de inicios de año se cuelan en el resumen del cierre, porque unos se cumplen y otros pasan al rincón del olvido.

Pero la vida siempre nos brinda valiosas lecciones. Y este año no ha dejado de ser otra ventana para tener esperanza, creyendo que no todo está perdido y existen muchos motivos para el optimismo. En este punto, recuerdo a Tom Hanks en la película Forrest Gump, cuando dijo: “la vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar”.

Os deseo a todos una gran entrada de año. Sed felices.

Archivado en:

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído