Los nuevos desafíos de la sociedad requieren soluciones innovadoras. Los investigadores e investigadoras son esos profesionales que se esfuerzan a diario por descubrir. Con paciencia y dedicación, emplean muchísimas horas a crear propuestas que sean útiles y que, al final, terminen mejorando la vida humana. O al menos haciendo que las dificultades sean más llevaderas. La labor de estas personas suele ser invisible a ojos externos a las universidades. Recientemente, la Universidad de Cádiz se ha consolidado como un referente nacional en transferencia y desarrollo de conocimiento.
Durante el curso académico 2023-2024, los investigadores de la UCA han comunicado un total de 24 nuevas invenciones, lo que ha permitido elevar la cifra de patentes nacionales en vigor a 207 (incluidas las solicitudes). Todas ellas, enmarcadas en una amplia gama de sectores, desde la salud y la nutrición hasta la ingeniería y la construcción.
La UCA se ha colado en el ránking de las diez universidades españolas con mayor número de solicitudes de patentes nacionales y extensiones internacionales en la última década. Dos de esos investigadores que han logrado una de esas más de 200 patentes son Marta Lara y Rafael Bienvenido. Este ingeniero técnico con máster en fabricación, también docente en la ESI, fue en 2017 el tutor del Trabajo de Fin de Grado de esta alumna ya egresada.
Marta, entonces estudiante del grado de Ingeniería Mecánica, se enfrentó al proyecto más temido de la mano de este profesor, ahora jubilado, que era PDI, personal docente investigador. Son los autores de un sistema de ayuda a la evacuación de personas de un automóvil caído al agua. “Surge de la necesidad de buscar una idea para el TFG. Hicimos un barrido para buscar cosas originales, y, al final, buscar la solución a problemas, que es lo que hacemos los ingenieros. Y llegamos a esto. Lo comentamos, hicimos un estudio de prensa de noticias relacionadas con vehículos”, explica Rafael a lavozdelsur.es.
El profesor recuerda un caso muy mediático en el verano del 2017 en el que un camión cayó al agua desde el puente José León de Carranza tras impactar contra un coche. “Fue muy sonado”, dice Rafael, que añade que para tener la seguridad de que el coche está realmente metido en el agua diseñaron unos sensores y fueron añadiendo elementos.
Una vez finalizado el artefacto, compuesto por un conjunto de bolsas de flotabilidad que se activa sin intervención humana, realizaron un estudio para comprobar que no existía un sistema similar al que habían inventado. “A nadie se le había ocurrido antes y decidimos protegerla. La registramos en la Oficina Española de Patentes y Marcas y un año y medio después nos notificaron la concesión”, comenta.
Desde entonces, ninguna empresa se ha mostrado dispuesta a invertir en esta patente, que no cuenta con un prototipo al ser un sistema caro. Sin embargo, podría haber sido un apoyo durante la devastadora dana, días en los que cientos de familias perdieron sus vehículos y muchas murieron en su interior. “En estas inundaciones, al menos, este sistema permite sacar el coche a flote para que la persona salga. Tendría la posibilidad de no estar encerrado en el vehículo. Podría tener interés cuando se dan estos fenómenos”, comenta.
Entre las patentes de la UCA, llama la atención un alimento funcional graso endulzado. O lo que es lo mismo, un preparado más beneficioso nutricionalmente que otros productos al no contener ni grasas trans y saturadas, ni azúcares refinados. Entre los creadores de este curioso alimento se encuentran los investigadores Francisco Antonio Macías, catedrático de Química Orgánica, y Jesús Ayuso, catedrático de Química Física; y Antonio Ruiz, el alumno que convirtió la idea en TFG y profesor de instituto en la actualidad.
Los tutores pertenecen al grupo de investigación Alelopatía en Plantas Superiores y Microorganismos, catalogado como Grupo de Excelencia en el Plan Andaluz de Investigación (FQM-286). “La idea nace de la tradición que hay en Granada de tomar pan con aceite y miel. Aquí estamos acostumbrados a la manteca colorá con azúcar, pero allí, al aceite le ponen miel”, comentan.
Fue Antonio Ruiz quien se puso en contacto con un apicultor de Granada, probó el desayuno típico y se le ocurrió crear una preparación para su venta. El objetivo era mezclar el aceite, el agua y la miel. “Aceite y miel eran muy difíciles de combinar. Buscamos una posible formulación que hiciera compatible la presencia de las dos”, explica Francisco Antonio. “Algo que no se mezcla había que hacer que se mezclase”, añade Jesús. Ambos detallan las características de lo que conciben como una especie de salsa saludable que se hace eco de una tradición popular granadina.
“Hemos rescatado productos de tradición absoluta en nuestra gastronomía y los hemos puesto en valor en forma de producto sano”, dicen. Además, está compuesto por aceites saludables y endulzantes naturales que aportan otros principios activos como fibras alimentarias. Una alternativa que pone su granito de arena para reducir las enfermedades derivadas de una mala alimentación. Según un estudio de la OMS, España encabeza el ránking europeo de obesidad infantil y, en las últimas décadas se han triplicado los casos.
“Es una preocupación nacional e internacional. Nosotros siempre buscamos conocer la composición de los alimentos, el tipo de ácido graso, palma, si son saturados. En lugar de meter sacarosa, azúcar, metemos un componente natural y de máxima calidad”, explican.
Las horas de pruebas en los laboratorios de la Facultad de Ciencias del Campus de Puerto Real merecieron la pena. En 2012, este alimento quedó patentado y está disponible para su comercialización. De momento, ninguna empresa se ha interesado por hacerlo pero, sus creadores estarían “encantadísimos” de que el esfuerzo llegue a tener algún día su recompensa.
Mientras tanto, otros investigadores continúan enviando sus solicitudes de patentes. Carlo Guerriero, italiano natural de San Donà di Piave, cerca de Venecia, forma parte del equipo multidisciplinar del docente Alfonso Lechuga. El maestro heladero que regenta La Cremería Gelato Italiano trabaja junto al IniBICA, Instituto de Investigación e Innovación Biomédica de Cádiz y al Hospital Puerta del Mar. Buscan patentar un producto para la elaboración de helados para personas con diabetes.
El doctorando de la UCA, también subcampeón en el Gelato Festival World Masters, el Mundial de los mejores profesionales del sector, llegó a la capital hace más de 15 años para completar su grado en Ingeniería Química. Desde entonces, saca partido a sus dos facetas siempre en busca de la innovación.
A través de una nueva fórmula, mezcla edulcorantes naturales, estabilizantes y fibra con el fin de que estas personas puedan disfrutar sin preocupaciones. “Está hecha con carbohidratos. Esta es la novedad. Ahora, el sector, para hacer helados aptos para diabéticos, utiliza polialcoholes como el sorbitol o la stevia, muy de moda como sustituto del azúcar. Pero son altamente laxativos. Nosotros hemos descubierto que hay opciones dentro de la familia de los carbohidratos”, explica Carlo a este medio.
No pierde su sabor, algo fundamental para poder comercializarlo. “Este tipo de mezcla que hemos creado, este tipo de azúcar, tiene primero un carácter aromático prácticamente igual a lo que son los helados normales que solemos comer”, añade. Según detalla el italiano, este preparado puede ser utilizado para elaborar helados de todos los sabores por cualquier persona, sin necesidad de ser profesional. Tan solo hay que añadir este producto al resto de ingredientes.
El equipo ha podido confirmar que este alimento realmente funciona mediante pruebas controladas con niños y niñas diabéticos de tipo 1 en el Hospital Puerta del Mar. “Ninguno tiene una subida del nivel de azúcar en sangre y la glucemia se mantiene constante”, dice Carlo.
Otro de los beneficios de este producto es que es antioxidante, por lo que tiene una función positiva en el sistema celular. Según comenta, no solo usan azúcares que no son oxidativos sino también un compuesto derivado de la producción del vino. “Es un subproducto de la industria vitivinícola que hemos usado simplemente triturándolo”, añade.
Así, han creado un preparado que, además de poder antioxidante, tiene otra peculiaridad. “Creemos que, a nivel biológico, puede llegar a taponar los efectos de la oxidación cuando comemos. Puede dar un saldo positivo de antioxidante a nuestro metabolismo y queremos comprobarlo clínicamente”, sostiene el maestro heladero.
El proceso es lento. Solo escribir la memoria de la patente puede conllevar unos seis meses y, después, toca esperar años a que sea aceptada. Después, el deseo de todos los investigadores es que alcance un impacto social y económico real y no se quede olvidada en la enorme lista de la UCA. No siempre es fácil.
Actualmente, de las más de 200 patentes que posee, 25 se encuentran en explotación por empresas y entidades del entorno. Así, en los últimos cinco años, la UCA ha generado más de 220.000 euros a través de la comercialización de estos inventos. Las ideas siguen brotando con la esperanza de que las empresas se fijen en ellas y les den una oportunidad.
Consultar las más de 200 patentes de la UCA
La Universidad de Cádiz ofrece en su página web oficial la cartera de patentes agrupadas por sectores como pueden ser Biotecnología, Salud, Deporte y entretenimiento, Electrónica, Seguridad, Materiales, Automoción, Tecnología industrial, Energía y sostenibilidad o Diseño Industrial. Las personas que deseen conocer con más detalle los inventos generados pueden hacerlo a través del siguiente enlace.
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