La 'Pataíta' por bulerías de Jerez, Patrimonio de la Humanidad; y un monumento para las 'tatas' de Santiago

Celebrando el Día Internacional de la Mujer: la III Fiesta de la Pataíta por Bulerías, de la peña Buena Gente, honra a las mujeres de la peña Tío José de Paula, las 'chicas de oro' y esencia misma del flamenco de Jerez

Tía Yoya se arranca al cante de Victoria. Al fondo, en primera fila, Manuela de la Majuma, mujeres de la peña Tío José, homenajeadas este pasado 8M en la Buena Gente.
La 'Pataíta' por bulerías de Jerez, Patrimonio de la Humanidad; y un monumento para las 'tatas' de Santiago. JUAN CARLOS TORO
09 de marzo de 2025 a las 20:36h

La pataíta tiene nombre de mujer. Es su día. Podría serlo todos los días del año. Buena Gente homenajeando a gente buena. Así podría sintetizarse el encuentro-convivencia-espectáculo que se ha vivido este pasado sábado, 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, en la Peña Buena Gente. La entidad con sede en plaza Basurto, en pleno intramuros de Jerez, ha dedicado la tercera edición de su Fiesta de la Pataíta por Bulerías a las mujeres de la Peña Tío José de Paula.

Javier Mejías y Joaquín Fernández el Zambo, presidentes de Buena Gente y Tío José, respectivamente, se han dirigido al nutrido público asistente, al que no ha frenado la lluvia que ha caído durante toda la jornada, poniendo de relieve la esencia flamenca que representan las cariñosamente conocidas como las chicas de oro o las tatas de Santiago, llaves de oro de la Pataíta por bulerías, esa pincelada de arte por la que muchos y muchas suspiran y que, con mayor o menor arte, puede estar al alcance de cualquiera si se tiene un mínimo de oído y gracia.

Fotogalería | La peña Buena Gente dedica su tercera Pataíta, a las mujeres de la Peña Tío José de Paula

Tía Yoya se arranca al cante de Victoria. Al fondo, en primera fila, Manuela de la Majuma, mujeres de la peña Tío José, homenajeadas este pasado 8M en la Buena Gente.
Tía Yoya se arranca al cante de Victoria. Al fondo, en primera fila, Manuela de la Majuma, mujeres de la peña Tío José, homenajeadas este pasado 8M en la Buena Gente. JUAN CARLOS TORO

De eso iba esta convivencia, este hermoso redondel que preside el salón de actos de la peña y por el que han ido rotando grandes aficionados y grandes artistas de una de las grandes cunas del flamenco. Más de uno se echaba a este círculo de arte y compás sin pensárselo dos veces, y luego llegaban Abraham el Zambo, Fernando Jiménez, Fernando Soto, Macarena de JerezRocío Parrilla, entre otros muchos que no han dudado en saltar al ruedo y liar una fiesta de alta categoría.

Alta cocina flamenca para regocijo del estrella MichelinÁngel León, que se encontraba entre los aficionados que han vibrado con este espectáculo sin pretensiones, con sabor a patio de vecinos de antaño.

La Pataíta dedicada a las mujeres de la Peña Tío José de Paula
Juani Peña se arranca con una canción por bulerías.   JUAN CARLOS TORO
La Pataíta dedicada a las mujeres de la Peña Tío José de Paula
Joaquín el Zambo acompaña una 'pataíta'.    JUAN CARLOS TORO

Un homenaje y un regalo en forma de mantones

Con los mantones que había elaborado la artista artesana Chari García para agasajarlas en esta ocasión —también recibieron mantones las dos protagonistas de las dos primeras ediciones, Angelita Gómez y Ana María López—, Tía Yoya, sobrenombre de Antonia de los Reyes Valencia, regaló un par de pataítas inolvidables.

A sus 85 años, esta señora del barrio de Santiago volvió a demostrar por qué este histórico grupo de mujeres de la peña Tío José rompieron barreras hace ya muchas décadas y han paseado el nombre de su pueblo por escenarios nacionales e internacionales.

El ángel y la autenticidad caminan a su vera y a la del resto del cuadro. Como le ocurre a Victoria Prado y Juani Peña, diez años más jóvenes que Tía Yoya, y que además de su patá han aportado sus voces quebradizas y jondas, ya fuera por una letrita corta por bulerías o con una copla por bulerías a una tarde memorable. Bastiana, Tía Curra, Merced la Churra no pudieron asistir al homenaje, pero "les entregaremos sus mantones también". Otra mujer que lo recogió fue Manuela de la Majuma, heredera del compás inimitable que atesoraba esta otra recordada chica de oro.

La Pataíta dedicada a las mujeres de la Peña Tío José de Paula
Ana Fernández, relaciones públicas de la peña Tío José de Paula, besa a Victoria Prados, en la convivencia previa al espectáculo.   JUAN CARLOS TORO

Estas mujeres amas de casa, principales cuidadoras de familias numerosas, se liberaron hace décadas y desencadenaron ante auditorios y audiencias nacionales e internacionales todo el arte que llevaban dentro y que, en su mayoría, llevaban desde niñas escanciándolo a cuentagotas. Siempre en privado, siempre en fiestas de patios de vecinos de aquella sala de fiestas que eran las calles Nueva y Cantarería —también muchos puntos de la Plazuela— a mediados del siglo pasado. 

"Estábamos acostumbradas a los maridos, a planchar y lavar, esto era para nosotros un subidón"

Henchida de orgullo y rebosante de agradecimiento, Victoria hace un poco de memoria de cómo empezaron: "Eramos un grupo de mujeres que no nos dabamos valor, no creíamos el valor de eso que hacíamos, porque como éramos mujeres amas de casa y no habíamos ido a ningún sitio... el hecho de salir y estar todas reunidas, cantar y bailar, era lo más grande".

Gran convivencia en la Buena Gente.
Gran convivencia en la Buena Gente.  JUAN CARLOS TORO
La Pataíta dedicada a las mujeres de la Peña Tío José de Paula
Juana, la gran cocinera de la Buena Gente, por bulerías.   JUAN CARLOS TORO

"Tenemos nuestra peña, insignia de Jerez, y allí estamos como en casa, pero esto es de agradecer", asegura Victoria, que no olvida la primera pataíta que se dieron en la peña, rodeadas de Curro de la Morena, el Mono, el Guapo... Empezaron a cantar ya como grupo de mujeres una Nochebuena de hace unos 30 años en la antigua facultad de Derecho de Jerez, "sin ganar dinero ni nada", y desde entonces no pararon. Hasta en grandes eventos flamencos y citas del nivel de la Bienal de Sevilla o el festival flamenco de Mont de Marsan en Francia han desplegado su arte inimitable.

"En mi casa se ha cantado y se ha bailado de toda la vida de Dios, mi padre decía que el no cantara y no bailara no comía"

"En mi casa se ha cantado y se ha bailado de toda la vida de Dios, mi padre decía que el no cantara y no bailara no comía", cuenta una mujer que tiene lo mejor de Santiago y la Plazuela. "Soy de la calle Acebuche pero llevo en Santiago desde los 13 años. Me parten por medio como Salomón y no sé para qué lado voy a tirar", dice orgullosa la hija del Rubio el Trufante, como conocían todos en Jerez a su padre.

A su lado, Juani Peña, que ha disfrutado de las mismas vivencias. "Estábamos acostumbradas a los maridos, a planchar y lavar, esto era para nosotros un subidón", reconocen. "Hemos sido unas aficionaditas medio regular y nuestra vida siempre ha sido la peña. Siempre juntos", mantiene momentos antes de que empiece el maratón de bulerías y pataítas. Momentos de dulce, marcajes exprés, replantes, cucharón y paso atrás. Como ellas, la Yoya también ha terminado "ganando algún dinerito" con su arte. 

La Pataíta dedicada a las mujeres de la Peña Tío José de Paula
Macarena de Jerez, por bulerías.   JUAN CARLOS TORO

"Para nosotros esto es muy grande, no nos lo esperábamos", dice sobre el reconocimiento en la peña Buena Gente. "Hemos pasado toda la vida en la peña de Tío José. Hemos ido a muchos sitios a cantar y a bailar, unas veces ganando un poquito y otras , pero hemos disfrutado al perder", rebobina otra de esas guardianas del compás de Jerez, ese explosivo ritual que hipnotiza y contagia al que lo presencia.

"En mi casa se ha cantado siempre, yo desde 3 o 4 añitos ya estaba liada. Nos hemos criado con Tío Borrico, con los Terremoto, los Zambo... en el barrio estábamos juntos todos y ahora tienen que ponerse grandes los chiquillos y las chiquillas, que hay niños muy buenos cantando, a ver si se recupera el barrio". 

Antonia, Yoya, se casó con 17 años y hasta los 36 alumbró nueve hijos, "y ahí ya dejé de parir; pero claro, la vida de antes no era la de ahora. Y ya salí de mayor". "Yo no podía dejar tantos niños con nadie, lavarlos, fregar, hacerles de comer... pero ahora llevo unos pocos de años muy buenos con esto". Unas mujeres monumentales para las que todo homenaje de su tierra siempre será poco. ¿Para cuándo una calle? Un tesoro, la pataíta por bulerías de Jerez, que también merecería ser declarada Patrimonio de la Humanidad.

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Paco Sánchez Múgica

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