La palestina que dejó todo por el flamenco: "Cuando escuché a Camarón se me abrió el corazón"

Annette Morcos nació en Jerusalén y su vida transcurre ahora en Sevilla, casi como un sueño hecho realidad

Anette posa para lavozdelsur.es en la Plaza de España de Sevilla.
Anette posa para lavozdelsur.es en la Plaza de España de Sevilla. MAURI BUHIGAS

Annette Morcos se reconoce del Mediterráneo o habitante de tres mundos. La primera parte de su vida, hasta los 15 años, la pasó junto a su familia en Kuwait. Tiene raíces griegas, italianas, árabes y egipcias, y forma parte de ese 2% que suponen los palestinos cristianos.

La vida de esta mujer, inquieta y seguidora de Leonardo Da Vinci desde muy joven, ha transcurrido entre cambios y migraciones. Su madre fue a Jerusalén (Israel) a tenerla por tradición, pero inmediatamente volvieron a Kuwait donde trabajaba su padre. El pasaporte que allí tenían era jordano, ya que Israel no les otorgaba ese derecho, y con ese mismo migraron a Canadá en los 80 en busca de un futuro mejor.

De su llegada a Canadá recuerda un “fuerte shock cultural”. “Lo tuve difícil porque no me sentía bien por cómo vestía, por el color de la piel, por el idioma…”, inicia. En aquella época no había tantos migrantes y “aunque siga existiendo el racismo, ahora hay más tolerancia que entonces”, reconoce esta mujer, que ya no conserva familiares en Palestina. “Todos se fueron poco a poco. De hecho, antes de la guerra, los palestinos cristianos éramos un 22%, ahora solo quedamos un 2%, somos una raza que va a desaparecer”, lamenta.

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Annette vive en Sevilla desde 2011.   MAURI BUHIGAS

Annette nunca supo por qué decantarse hasta que el flamenco llegó a su vida. Astronauta, cantante, médica, eran algunas de las posibilidades. “Estudié ciencias para hacer Medicina. Trabajé un año en la peluquería con mi madre cuando aparqué la universidad. Hice la diplomatura de laboratorio médico y más tarde estudié una licenciatura en microbiología”, comenta. El mundo de los laboratorios pronto se le hizo pequeño y se aventuró al emprendimiento con un máster en negocio, hasta que terminó trabajando en un banco

Por algún motivo que aún desconoce, el flamenco cambió su vida. “Hay una energía desconocida que te conecta con el flamenco. Yo no sabía qué significaba la palabra flamenco y un día que estaba con mi padre viendo una película de Sofía Loren que hacía de mujer gitana vi su imagen y se me grabó en la cabeza”.

A principio de los 90, llegó a España por primera vez con una amiga de mochilera. “No pude ver ningún espectáculo flamenco, pero a los pocos años volví por mi luna de miel a Madrid, Nerja y Sevilla. Le dije a mi ex marido que necesitaba ver un espectáculo de flamenco”. Y pudo asistir a Los Gallos: “Quedé alucinada”.

A su vuelta a Calgary (Canadá) conoció a una chica mitad española mitad canadiense, que estaba tomando clases de flamenco. “Me dio mi primera cinta de flamenco: el Disco de oro de Camarón de la Isla y se abrió un hueco en mi corazón”, rememora ilusionada. Fue ahí cuando comenzó a leer libros sobre España “porque quería entenderlo todo”, asegura Annette, que se enamoró del cante más que del baile, en un primer momento. “El cante es el corazón, el lamento de la población”, expresa.

Con el cambio de siglo comienza a viajar cada verano a España para recibir clases de flamenco. Por aquella época deja el trabajo en el banco y monta un pequeño estudio para dar clases de flamenco. En 2003 organizó su primer show flamenco, junto a una amiga, con la participación de diferentes artistas internacionales.

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La palestina, en días pasados, en su encuentro con lavozdelsur.es.   MAURI BUHIGAS

La tercera migración llega en 2011 tras su divorcio. "Siempre me llamó la atención Europa y decidí irme como estudiante de flamenco a la Academia de Juan Polvillo en Sevilla", expresa. Annette se lio la manta a la cabeza "habiéndolo pensado mucho" y movida por una pasión: el flamenco. "Al principio no me lo podía creer, era una sensación muy grande, pero me fui adaptando poco a poco", comenta.

Tras haber vivido en tres mundos, reconoce que ve las cosas diferentes. "Tengo un pensamiento muy canadiense, respecto a la ética y la moralidad", admite. Actualmente imparte clases a estudiantes universitarios americanos sobre gestión multicultural enfocada a los negocios e historia del flamenco y expresión.

“Ahora se respeta mucho más a los extranjeros en el ámbito del flamenco, antes había más guasa”, revela la palestina, que actualmente recibe clases de cante una hora al día en la Fundación Cristina Heeren. El acento es un hándicap, pero Annette es disciplinada en su ahínco por aprender. 

Antes de despedirse, deja patente la suerte que tiene "por la posibilidad de venir aquí para hacer lo que me gusta y cumplir un sueño”. Al mismo tiempo, recuerda la realidad de los palestinos cristianos, a pesar de haber crecido en el exilio y no haber vivido la guerra en primera persona . Sobre el compás guarda una anécdota: "Lo descubrí en Calgary a través de dos guitarristas tras muchos meses de estudio". 

DOLLY SPAIN
Fotografía de Annette utilizada en cartelería de promoción de espectáculos flamencos y barbie España inspirada en ella.

Si uno pasea por el barrio de Santa Cruz, Helsinki, México o Canadá, posiblemente haya visto a Annette en alguna fotografía promocional de espectáculos flamencos, que un fotógrafo le tomó en 2009 y se utilizó como imagen recurso en muchas partes del mundo. Mattel, la marca de la Barbie, también se fijó en ella y cuando realizó el modelo de Barbie España, se inspiró en aquella foto para su muñeca. Porque Annette es del Mediterráneo, pero flamenca por los cuatro costaos.

 

 

Sobre el autor:

Carmen Marchena

Carmen Marchena

Gaditana. Periodista feminista por vocación y compromiso. Empecé en las redacciones de Ideal Granada y Granada Hoy. He pasado por eldiario.es/Andalucía. Parte de El Salto Andalucía desde sus inicios. Tengo dos ídolas: mis abuelas Carmeluchi y Anita. Defensora de los Derechos Humanos y la Memoria. Sin más dilación, papas con choco o barbarie.

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