Juande, un hombre que superó un cáncer de mama: "Ahora soy más feliz"

Juan de Dios Trujillo es uno de los 250 hombres a los que se les detecta cáncer de mama en España cada año. La baja incidencia en varones, de menos del 1%, hace que se investigue poco, por lo que el andaluz impulsa una recogida de firmas para que el asunto llegue al Parlamento

Juande Trujillo padece cáncer de mama masculino.
Juande Trujillo padece cáncer de mama masculino.

Para Juan de Dios Trujillo López (Salobreña, Granada, 1981) padecer cáncer de mama ha sido “una bendición”. Aunque parezca extraño, cuenta que le encanta haber pasado la enfermedad —que tiene una incidencia en hombres en menos del 1% del total de casos de este tipo de cáncer—, porque le ha hecho ver la vida de otra manera.

“Aprendí muchas cosas sobre mí, sobre mi familia, ahora valoro lo que realmente importa”, sostiene. Disfrutar de una puesta de sol, que le dé en la cara el aire de la montaña… son cosas que ahora disfruta mucho más. “Fueron dos años de aprendizaje sobre mí y sobre la vida”, insiste Juande, como todos lo conocen, que ahora no se enfada “por nada”. Los dos años a los que alude, claro, son a los que estuvo en tratamiento.

Juande es uno de los 250 hombres a los que, cada año, se les detecta cáncer de mama en España. Apenas supone el 1% de los cánceres masculinos y menos del 1% del total de los cánceres de mama detectados en el país. Y aunque lo más probable es que aparezca entre los 60 y los 70 años, al granadino se lo detectaron cuando tenía apenas 36.

Lo cierto es que tuvo el bulto durante demasiado tiempo, más de tres años, “pero no dolía ni cambiaba de color”, y lo fue dejando. Nunca pensó que podía ser cáncer de mama. “Al principio creía que era un bulto de grasa”, comenta Juande, quien tuvo que ir varias veces a su médico de cabecera para que le dieran un diagnóstico, que llegó después de serle extirpado el bulto, algo que hizo “por estética”.

El cáncer de mama masculino supone el 1% de los diagnósticos de esta enfermedad en hombres y menos del 1% del total de los cánceres de mama 

A la semana recibió una llamada del hospital, la llamada que cambió su vida para siempre. “No me lo creía, no porque no pensara que no le podía pasar a un hombre, sino por el momento en el que me llegó”, dice Juande, que entonces estaba trabajando como creativo en la carta de un nuevo restaurante. “Pensé que se habían equivocado con los papeles”, recuerda. Hasta le propuso al doctor dejar la operación para después de verano, ingenuamente. En ese momento, “se te cae el mundo encima, la realidad te da una buena hostia”.

Nada más recibir el diagnóstico, se fue a casa de sus padres para contárselo. Y desde el primer momento se mentalizó en que podría con la enfermedad. “Siempre tienes la incertidumbre, pero aposté por no venirme abajo y afrontarlo de la mejor manera posible”, apunta. A los 15 días del diagnóstico llegó la operación, una mastectomía a la que se sometió en el Hospital Virgen de las Nieves de Granada, una ciudad en la que estuvo residiendo durante el proceso gracias a un piso que le facilitó la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), donde compartía estancia con otros pacientes oncológicos.

Al mes siguiente comenzó con las sesiones de quimioterapia, ocho en total, una cada 21 días, y posteriormente la radioterapia, que era “como si te metieran en un microondas”. “Me ha cambiado la vida totalmente, ahora estoy incluso mejor”, comenta Juande Trujillo, quien ahora pesa diez kilos más. "Estoy fuerte y bien, y sobre todo lo veo con perspectiva y ha mejorado mi modo de vida”, apunta.  “Ahora soy muchísimo más feliz. Conozco la felicidad de verdad. Me encuentro súper bien, pocas cosas me entristecen en el día”.

El deporte como refugio (y como altavoz)

Antes del diagnóstico, Juande practicaba senderismo de vez en cuando, y algo de escalada. Pero ahora dice que se ha “enganchado” al deporte. Raro es el día que no monta en bicicleta. “Me ayuda a pensar, no a evadirme, pero sí a sentirme fuerte, a sentir que soy capaz de seguir adelante y de practicar deporte”, expresa.

“Solo me falta una teta, soy normal”, dice Juande Trujillo en voz alta. “Ahora me he enganchado a la vida y al deporte”, recalca. Hace excursiones invernales —“me gusta salir de mi zona de confort, retarme”— y quiere subir a los tres picos más altos del país, el Teide, el Mulhacén y el Aneto, para lo que cuenta con el apoyo de la asociación Deporte y Vida frente al Cáncer.

Hasta ha organizado carreras de bicicleta de montaña para visibilizar la enfermedad. “Me gusta contar mi historia por si ayuda a otras personas”, señala Juande, porque tiene claro que “de esto se sale”.

Cocinero en una vida anterior

Antes de serle diagnosticado el cáncer de mama, Juande Trujillo pasaba las horas y los días entre fogones. Durante una temporada en los de Aponiente, el restaurante de estrella Michelin del chef Ángel León, o también en el de Dani García en Málaga.

Cuando Juande tenía dos años, sus padres se mudaron desde una pedanía de Almuñécar hasta Salobreña, “buscando un futuro mejor para nosotros”, para él y para sus dos hermanos. Allí regentaron un bar en la playa, que tuvieron hasta que se jubilaron sus padres, y donde al granadino le fue picando el gusanillo de la cocina.

“Cuando llegó la crisis acabé en un bar de la playa fregando platos, y también picando tomate, lechuga… Me gustó tanto que salía del restaurante y me iba contento". "Quizás esto sea lo mío”, se dijo.

"Ahora me he enganchado a la vida y al deporte"

El empujón definitivo se lo dio el cocinero Sergio Fernández Luque, del canal Cocina, a quien conoció en el puesto de helados que montaba los veranos en la playa de la Guardia de Salobreña. “Para aprender, vete a las cocinas directamente”, le recomendó. Y eso hizo durante la década que se dedicó a la hostelería.

“Aprendí muchas cosas, estar en Aponiente fue para mí cumplir un sueño”, cuenta Juande sobre su andadura. “Me gustaba un montón, pero tenía un nivel de vida muy acelerado”, reseña, eso sí. Aunque no achaca el estrés a la aparición de la enfermedad, “porque en el estudio genético no salió, pero sí que ha habido casos de cáncer en mi familia”.

Ahora trabaja en una tienda deportiva y en un futuro no muy lejano quiere montar su propio taller de bicicletas. “La mecánica me apasiona desde pequeño”, asegura, por eso lleva tiempo formándose en la materia. Cuando no está en la tienda, hace deporte, pasa tiempo con familiares y amigos y “disfruto de la vida”, apunta Juande, quien pretende “llegar a la caja de pino reventado, sería señal de haber disfrutado la vida a tope”.

La importancia de la investigación

Hay estudios que indican que los hombres con mutaciones en el gen BRCA2 —que representan entre un 10 y un 15% de los afectados— tienen mayor riesgo de padecer cáncer de mama, por eso es recomendable someterse a un test genético.

Las alteraciones de genes como el CHEK2, el CYP17 y el MLH1 también se relacionan con el desarrollo del cáncer de mama masculino, como también los antecedentes familiares y la edad avanzada —mayor prevalencia entre hombres de 60 años en adelante—, según alerta la fundación Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (Geicam), de la que forman parte más de 800 expertos que trabajan en 200 centros de todo el país.

Hay más factores de riesgo, como padecer enfermedades hepáticas como la cirrosis hepática, la obesidad o el síndrome de Klinefelter, así como el tratamiento con ciertos medicamentos como los empleados en la terapia para el cáncer de próstata.

Pero la escasa prevalencia de este tipo de cáncer hace que sea poco estudiado, aunque en los últimos años se están dando pasos en ese sentido. Como la elaboración del primer registro de cáncer de mama en el varón, en el que trabajó Geicam, tras analizar un millar de casos diagnosticados entre 2000 y 2019 en España.

“La investigación del cáncer de mama en el varón es un reto dada la baja incidencia de la enfermedad, lo que dificulta mucho reclutar a pacientes suficientes para desarrollar un estudio”, asegura el doctor Ander Urruticoechea, coordinador médico del registro, oncólogo médico y miembro de la junta directiva de Geicam.

"La investigación del cáncer de mama en el varón es un reto dada la baja incidencia de la enfermedad", asegura el oncólogo Ander Urruticoechea

“Las entidades reguladoras deberían abrir el camino a otra forma de investigación, ensayos pequeños más ad hoc, que permitan el desarrollo de nuevos tratamientos para el cáncer de mama en el varón. Es una propuesta ambiciosa y sabemos de las dificultades que conlleva, pero creemos que es la única vía de avanzar en esta patología”, agrega el doctor Urruticoechea.

“Abogamos por la investigación para conocer mejor las diferencias entre la biología del tumor en mujeres y hombres, así como la eficacia de los tratamientos que recibimos en la actualidad, y para determinar nuevas líneas de tratamiento personalizado para este tipo de cáncer”, aporta Màrius Soler, presidente de la Asociación de Cáncer de Mama Masculino INVI, la primera del país dedicada a esta enfermedad en hombres.

“Al no haber concienciación social sobre la existencia del cáncer de mama en varones, estos no saben relacionar los síntomas con la posibilidad de que sea algo maligno ni a qué médico especialista acudir. El desconocimiento actual en torno a este tumor comporta una desorientación inicial y, por lo tanto, un retraso en el diagnóstico”, señala Soler, presidente de INVI, quien explica que el cáncer de mama masculino, “al tener poca incidencia, no ser conocido y estar relacionado con la mujer, tiene un impacto emocional y produce desconcierto, lo que conduce al silencio y al estigma”.

Juande lucha contra la invisibilización del cáncer de mama masculino como puede. En su día a día, organizando retos deportivos y hasta impulsando una recogida de firmas para que el Parlamento de Andalucía se haga eco de sus peticiones de inversión en investigación. Por intentarlo que no quede. 

Sobre el autor:

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Francisco Romero

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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