Guardianes de la Nochevieja en El Puerto y Jerez: "Movida" y "sin la familia"

Así pasarán el 31 de diciembre el bombero Manuel Candón, el policía local Fernando Salas y el enfermero José Miguel Ramos, profesionales que realizan una labor esencial mientras la gran mayoría abraza a sus seres queridos y brinda por el Año Nuevo

Los bomberos que estarán de guardia esta noche en el parque de Jerez.
Los bomberos que estarán de guardia esta noche en el parque de Jerez.

Llegó el último día del año. Los trajes de fiesta ya están planchados, los tacones preparados y las botellas de cava o champán, a punto de descorcharse. Ropa interior roja y, a comerse las uvas rápido que empieza el cotillón. En la mayoría de hogares, abuelas abrazan a sus hijas y tíos a sobrinos deseando que el 2023 llegue cargado de “salud, dinero y amor”. Pero hay personas que viven la Nochevieja de una forma diferente. Sin familia, sin polvorones y con uniforme. Son los guardianes de la noche, los que velan por la seguridad y están al pie del cañón cuando hay percances mientras la ciudadanía está de fiesta.

“Se hace duro porque todos queremos estar en casa, pero una vez que estás aquí entras en la dinámica de trabajo”. Manuel Candón, de 41 años, no podrá estar con su hija pequeña, de 10 meses, en su primer fin de año. Le toca trabajar junto a unos diez compañeros en la última guardia de 2022. No es la primera vez que este bombero nacido en Medina Sidonia, empleado en el parque de Jerez, tiene que estar de servicio de 8.00 a 8.00 horas. Es la tercera Nochevieja consecutiva que no disfruta con los suyos.

“Bueno, cuando llegamos al parque, entre unos y otros se hace todo más ameno, hay que dar el servicio a la comunidad siempre”, explica Manuel, que repetirá el año que viene pero, al siguiente, ya podrá cenar con su gente.

Los bomberos tomarán las uvas "siempre que el servicio lo permita".
Los bomberos tomarán las uvas "siempre que el servicio lo permita".  MANU GARCÍA

El asidoniense, que entró en el cuerpo de bomberos en 2005 siendo su primer destino La Línea —después fue a Sanlúcar, Conil, Medina y desde hace tres años, Jerez—, pasará “un día normal laboral”. La única excepción es que a la hora de cenar, y si el servicio lo permite, podrá comer “algo un poco más especial” además de las uvas. “Intentamos simular la comida de casa con los compañeros”, explica. Después, tocará enfrentarse a los incidentes de la madrugada, que suelen ser numerosos, sobre todo, porque “hay mucha gente en la calle y eso hace que el índice de siniestralidad sea más alto”.

"La familia viene a saludar"

En Nochevieja la guardia “es movida”. Según cuenta a lavozdelsur.es, los casos más habituales son los accidentes de tráfico e incendios de contenedores. “Hace dos años hubo fuego en una vivienda de Estella y una vez abrimos la vivienda de una persona mayor que se había quedado encerrada”, recuerda.

Entre salida y salida, es común que las familias de los bomberos de guardia se acerquen al parque a hacerles una visita. “Vienen a saludar y a felicitarnos el año”, dice. Eso sí, obviamente, “siempre mientras que el servicio lo permita”.

Bomberos del Consorcio provincial del parque de Jerez.
Bomberos del Consorcio provincial del parque de Jerez.  MANU GARCÍA

La imprescindible labor de los bomberos se suma a la de los policías que deben estar pendientes de las llamadas en todo momento. La Policía Local de El Puerto permanece atenta, aunque, en esta noche especial, los agentes pueden acercarse a sus casas a felicitar a sus familias. 20 minutos para abrazarles y, de vuelta al lío. Y quienes tienen a los seres queridos en otras ciudades, continúan con el servicio con normalidad. Es el caso de Fernando Salas Marín, de 53 años, policía local nacido en Barcelona pero criado en Algodonales.

Mientras su familia está en la Sierra pelando gambas él no suelta el walkie talkie. “No montamos nada especial, en toda mi vida policial habré tomado las uvas en la Jefatura dos veces en 33 años que llevo, aprovechamos cuando todo está parado, pero no tenemos esa costumbre”, explica este agente que comenzó su carrera profesional con 21 años en su pueblo natal. Tras catorce años entró en la plantilla de El Puerto y, desde entonces, continúa en esta ciudad, exceptuando el año 2015, que trabajó en Tarifa.

Son “muchísimas” las nocheviejas que no ha podido cenar con sus seres queridos. En Algodonales, siempre le tocaba estar de servicio en las fiestas. O hacía el turno de noche los días 24 y 25, y el de tarde o mañana el 31 o el 1, o al contrario. Su primer hijo nació en fechas navideñas y “sin poder disfrutar de él nada más que en el parto”.

Fernando Salas lleva muchos años sin cenar con su familia en Nochevieja.
Fernando Salas lleva muchos años sin cenar con su familia en Nochevieja.   MANU GARCÍA

Fernando ha vivido en sus carnes el fin de año en numerosas ocasiones. “Llevo sin cenar con mi familia muchísimo tiempo. Mi hermano también es policía, trabaja en otra ciudad y nunca coincidimos, llevo 20 años sin tomarme las uvas con él”, cuenta el policía. Son tantas las veces que ha tenido que comunicar a su familia que no podrá estar en Nochevieja que acaban buscando dónde pasar la noche. “Conozco lo que son las navidades sin familia. Saben que faltas y mis hijos se van con sus novias”, añade.

Durante esta noche, la población se pasa la madrugada del primer día del año en vela, unos por diversión y otros por obligación. La guardia transcurre entre las 23.00 horas y las 7.00 horas del día 1 de enero con entre 10 y 12 agentes que se encuentran todo tipo de intervenciones.

"Conozco lo que son las navidades sin familia"

“La noche suele empezar tranquila, al principio suele haber llamadas por vehículos mal estacionados, es ya de madrugada cuando empieza a complicarse la cosa”, comenta Fernando. A medida que pasan las horas, suena el teléfono por problemas con el alcohol, accidentes de tráfico, molestias de los vecinos, reyertas, o “peleas estúpidas de la fiesta y la bebida”.

Además, “últimamente llaman por molestias por los petardos, perros que se marchan y desaparecen, este año será complicado porque el servicio de recogida de animales no funciona bien”.

Con el tiempo, Fernando ya se ha acostumbrado a pasar el fin de año en alerta. Al principio le costaba más, todos se iban de fiesta mientras él se dirigía a comisaría. “Pero al final lo normalizas, ya se ha convertido en rutina, cuando me jubile volveré a hacer lo que hace todo el mundo”, expresa.

José Miguel Ramos, enfermero jerezano que está de guardia el 31.
José Miguel Ramos, enfermero jerezano que está de guardia el 31.   MANU GARCÍA

A José Miguel Ramos Vázquez aún le quedan muchas nocheviejas de guardia por vivir. Aunque, pese a su juventud, 25 años, este jerezano ya ha experimentado el quedarse sin tomar las uvas con los suyos. “Como lo sabemos desde hace un par de meses, uno ya se hace el cuerpo. Me da pena, me gustaría estar con mi familia, con mi abuela, pero bueno, estamos con nuestra otra familia”, dice este enfermero que trabaja como retén entre UCI y Urgencias en el hospital Santa María del Puerto conocido como Frontela y que gestiona el grupo sanitario Pascual.

Tras acabar la carrera en Jerez en 2019 entró en la plantilla y, justo ese año, ya le tocó enfrentarse a la que “siempre dicen que es una guardia muy mala, suele ser muy movida”. Le tocó estar toda la noche sin parar, al igual que en 2020, a la que no pudo asistir por estar confinado con covid. En 2021 se libró a última hora, pero este año, estará junto a tres enfermeros, cuatro médicos, el supervisor de enfermería, el técnico de rayos y dos limpiadoras.

Doce horas seguidas, de 20.00 a 8.00 horas, en las que “los compañeros hacemos piña e intentamos que sea más ameno”. En el hospital de El Puerto sí se celebra el fin de año. Los ‘guardianes’ apuntan en una hoja la comida que va a llevar cada uno. “Alguien se ocupa de la tortilla, otro de la ensaladilla, otro de los refrescos, y cuando podemos lo ponemos en común en unas mesa grande en una de las consultas”, detalla Jose Miguel.

El enfermero en la sala de Urgencias del hospital Santa María del Puerto.
El enfermero en la sala de Urgencias del hospital Santa María del Puerto.  MANU GARCÍA
José Miguel estará junto a sus compañeros en esta noche especial.
José Miguel estará junto a sus compañeros en esta noche especial.  MANU GARCÍA

Si no hay ninguna urgencia, toman las uvas siguiendo las campanadas desde la pantalla del ordenador de la consulta o desde un móvil. “En mi primer año pudimos comerlas casi a lo justo porque entró un niño que se había cortado con un cristal a las 23.55. En dos minutos estaba fuera y nos dio tiempo”, recuerda el sanitario.

Durante la noche “te puedes encontrar de todo”, sin embargo, los casos más habituales no son los que pensaba. Según su experiencia, “la gente cree que viene mucha gente borracha de la fiesta y no suele ser así. Viene muchísima gente y con cosas comunes que puede haber cualquier otra noche”. A Jose Miguel le sorprendió que los comas etílicos no eran la tendencia.

"Los compañeros hacemos piña"

“Viene gente que se ha cortado cortando jamón o con las copas de champán, una vez vino una abuelita con una arritmia en el corazón, viene de todo”, cuenta desde los pasillos del edificio. Si no le hubiese tocado trabajar, habría cenado con los suyos e ido a una casa con su grupo de amigos. “Nunca he sido de ir a discotecas o cotillones”, comenta el joven.

Ellos son algunos de los ángeles de la guarda que sacrificarán una de las noches más especiales del año para estar pendientes de los imprevistos en una fiesta para dar la bienvenida al Año Nuevo en la que se pide responsabilidad.

Sobre el autor:

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Patricia Merello

Titulada en Doble Grado en Periodismo y Comunicación audiovisual por la Universidad de Sevilla y máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense de Madrid. Mis primeras idas y venidas a la redacción comenzaron como becaria en el Diario de Cádiz. En Sevilla, fui redactora de la revista digital de la Fundación Audiovisual de Andalucía y en el blog de la ONGD Tetoca Actuar, mientras que en Madrid aprendí en el departamento de televisión de la Agencia EFE. Al regresar, hice piezas para Onda Cádiz, estuve en la Agencia EFE de Sevilla y elaboré algún que otro informativo en Radio Puerto. He publicado el libro de investigación 'La huella del esperanto en los medios periodísticos', tema que también he plasmado en una revista académica, en un reportaje multimedia y en un blog. 

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Comentarios (1)

Antonio Hace 1 año
Noticia populista y para dar pena.... A currar como todo el mundo y dejar la tonteria a un lado... Y si no a ver estudiado más....
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