Un gato en bicicleta: cuando un espacio cultural se vive como un patio de vecinos

Este proyecto impulsado por el moronero Jesús Barrera es galería de arte, cafetería y librería en pleno centro de Sevilla, un lugar para el encuentro cultural pero también para la improvisación: "Disfruto mucho con la alegría ajena", cuenta a lavozdelsur.es

El propietario de Un gato en bicicleta, en la fachada del singular negocio sevillano, en días pasados.
El propietario de Un gato en bicicleta, en la fachada del singular negocio sevillano, en días pasados. MAURI BUHIGAS

En la Sevilla que recrea el escritor y periodista Chaves Nogales queda retratado el ambiente de las tertulias y encuentros entre los vendedores, los labradores, los señoritos, los funcionarios, los negociantes, los artistas y los intelectuales de principios de siglo XX. En su obra aparecen nombrados antiguos cafés como el Central, el Nacional, el América y el Madrid, y es que como decía Chaves Nogales, “en la calle Sierpes se desarrollaba entonces la vida entera de Sevilla”. Si ahora tuviéramos que hacer una radiografía para detectar el pulso creativo que late en la ciudad o imaginarnos que dentro de cien años alguien se adentra con nostalgia en descubrir la vida de los bares y espacios culturales del 2021, esa persona debería encontrar en algún libro o revista la historia de Un gato en bicicleta.

Este espacio situado en la calle Pérez Galdós, arteria principal entre la Alfalfa y Las Setas, es un proyecto de Jesús Barrera (Morón de la Frontera, 1983) fundado junto a su compañera Raquel Eidem Blazquez (Zaragoza, 1974), que surgió cuando en un paseo por el centro sintieron la necesidad de encontrar una librería especializada en arte y no la encontraron, así que decidieron montarla ellos mismos.

Interior del local.
Interior del local.   MAURI BUHIGAS

Un gato en bicicleta es cafetería, librería y galería a la vez, pero sobre todo, es como el patio de una casa de pueblo andaluz, con todo un gentío de personas que entran y salen, conversan, intercambian ideas, se compran un libro o una lámina, disfrutan de un desayuno y después de una cerveza, y es que a Jesús se lo conoce en el barrio como “La portera”, un apodo que hace referencia a su forma de ser y de relacionarse en la vida, y que él lleva con orgullo: “Hablo con todo el mundo y la gente dice que eso es muy de portera, pero es que así me he criado yo”. Lo que para muchos se queda en un simple eslogan de comunicación, en Un gato en bicicleta ha surgido de forma espontánea y transparente.

"Yo siempre he sido cliente cultural, aunque la palabra que me parece mejor es paciente, porque al final la cultura es como una medicina"

Jesús estudió Publicidad, pero pronto dejó atrás esta faceta para dedicarse plenamente a su vocación: “Yo siempre he sido cliente cultural, aunque la palabra que me parece mejor es paciente, porque al final la cultura es como una medicina”. Los orígenes de Un gato en bicicleta se remontan a la calle Regina, donde el proyecto comenzó en 2011.

“En la anterior crisis fue cuando surge la idea, ante la carencia de una librería especializada en arte y cultura. Hice un estudio de mercado para ver cómo funcionaría en Sevilla una librería especializada de este tipo, y lo hice tan mal que me salieron los números”, comenta Jesús entre risas, esas que siempre le acompañan. “En el anterior enclave al final ocurrió de todo: teatro, talleres, galería de arte, librería, conciertos en la calle, clases de alfarería… se movieron tantas cosas que estuvimos en el Mes de Danza o en el Festival Contenedores, fue un nicho que se rellenó y que luego ha muerto”.

Barrera atiende a un cliente en el interior del local.
Barrera atiende a un cliente en el interior del local.   MAURI BUHIGAS

La mudanza al espacio actual vino motivada por la mala condición del anterior local y por una subida del alquiler a la que se negaron, así que encontraron este espacio donde además añadieron una cafetería, una idea que tenían en mente. “Lo más importante de este cambio han sido las relaciones personales, entablo más relación con el público. A mí me gusta ir de mesa en mesa hablando con la gente”. Además, también ha cambiado el consumo de arte: “Es curioso que la venta de arte se hace más sencilla, porque aquí estás como en el salón de tu casa, rodeado de tus cuadros y tus libros. Esta sensación hace que la gente le pierda el miedo a preguntar por el precio de una obra y te enamoras más fácilmente de ella. He formado aquí a mucho pequeño coleccionista”.

La red tan sólida que Jesús ha creado entre sus parroquianos (los habituales y los recién llegados, porque aquí todo el que entra sale sabiendo que va a volver), es fruto de un cúmulo de circunstancias: “Por una parte está el bagaje de los muchos años que llevo dedicándome a la cultura; pero también creo que el espacio, con su mezcla de tanta obra de arte y libros, llama a todo aquel que busca un lugar así, la propia naturaleza del proyecto selecciona al público afín a ella, quizás sea solo un 5% de la población, pero aquí están. Y por supuesto, también influye que soy muy sociable y que aquí constantemente existe la improvisación”.

Detalles de la tienda.
Detalles de la tienda.   MAURI BUHIGAS
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Otra vista del original local.   MAURI BUHIGAS

Cuando le preguntamos por la aportación que ha hecho su proyecto a la ciudad, Jesús asegura que “Un gato en bicicleta ha conseguido ampliar el circuito cultural. Existe la Sevilla cultural contemporánea y la Sevilla cultural más clásica. Yo siento que este sitio pertenece a la primera, que aunque más invisible, en los últimos años ha avanzado mucho”. En relación a este avance, y aún siendo consciente de la turismofobia actual, Jesús rompe una lanza a favor de la aportación positiva del turismo al reconocimiento de la ciudad: “El haber salido en el New York Times ha provocado que luego te presten atención los medios locales, es triste que a veces tenga que fijarse en ti alguien de fuera para que luego se fijen los de dentro, pero lo importante es que ahí estamos”.

Jesús es una persona chispeante y generosa, que escucha y comparte sus ideas con todos sus clientes y amigos (aunque en Un gato en bicicleta casi no hay diferencia entre estas dos palabras). Esta vitalidad y ganas de hacer cosas nuevas le ha llevado a abrir recientemente Berlín Galería, una galería de arte contemporáneo situada a tan solo dos pasos, y aun así sigue teniendo ganas de seguir inventándose cosas, de sumarse e improvisar las locuras que tiene en la cabeza. También le encantaría trabajar en la proyección artística de los artistas en los que confía, incluso a nivel internacional: “Yo creo que los artistas necesitan mayor apoyo y que puedan vivir del arte y disfrutar haciendo proyectos, es un subidón cuando les dices que disponen de un espacio para hacer lo que quieran, y me gustaría llevar esto más allá”. “Yo disfruto mucho con la alegría ajena, es algo que no puedo evitar, será que soy muy de pueblo”, añade entre más risas.

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Retrato del impulsor de Un gato en bicicleta, en su encuentro con lavozdelsur.es.   MAURI BUHIGAS
Un acogedor espacio creativo en pleno centro de Sevilla.
Un acogedor espacio creativo en pleno centro de Sevilla.   MAURI BUHIGAS

A propósito de esta vida de pueblo y de cómo esto ha influido en su carácter, y por tanto en el negocio, Jesús asegura que ambos factores se relacionan: “Vengo de una familia muy grande y muy unida, de una casa en la que siempre he entrado y salido la gente. La educación en el pueblo me ha dado mucho. La gente dice que pego poco en mi pueblo, y en cierto modo puede que sea diferente, pero yo no reniego de mi vida en Morón, sigo teniendo mi acento y creo que lo que he vivido allí es un gran bagaje en mi vida”.

Sin duda alguna, Jesús ha conseguido replicar su forma de ser más natural y la idiosincrasia de su pueblo en Un gato en bicicleta, haciendo que la cultura, la improvisación, el arte y la diversión se puedan dar a la vez, por qué no. Un lugar donde siempre se es bien recibido y del que nunca se sale vacío, y es que efectivamente, la cultura y la amistad son las mejores medicinas.

Sobre el autor:

Valeria Reyes

Valeria Reyes Soto

Licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Sevilla y máster en Gestión Cultural por la Universidad Carlos III de Madrid, ha trabajado en la gestión y comunicación de proyectos como el Festival de Cine Africano de Tarifa-Tánger, la Feria del Libro de Sevilla, el Festival de Jerez o el Festival de Cine Europeo de Sevilla; en espacios como la librería Caótica y en proyectos como Luces de barrio. Con especial interés por los programas que unen diferentes puntos de la cultura a través del encuentro, la investigación y la mediación, así como plena vocación por el mundo editorial, librero y literario.

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