La Casería sin casetas: un cementerio del siglo XIX y un puente del XVIII completamente abandonados

Aunque los almacenes de los pescadores se llevaban los focos y daban el colorido, este rincón de San Fernando tiene otros monumentos cuyo estado de conservación es lamentable

La Casería sin las casetas.
La Casería sin las casetas.

Es un día entre semana, pero hay menos ambiente de lo habitual. Aquello siempre ha sido un descampado, aunque ahora resulta más desangelado. El color ha desaparecido, a esto ayuda que no se vea el sol. La mitad de la zona está vallada. Ya hacen dos semanas desde que derribaron las casetas de colorines que usaban los pescadores de la zona. Si no fuera por los escombros, nadie diría que han existido. Hablo de la Casería.

La Casería, sin casetas.
El lugar en el que estaban las casetas.
Cartel en la Casería.
Un cartel que da la bienvenida.

Este balcón a la Bahía que tiene San Fernando acaba con una playa enfangada, que apenas se usa para el baño. Los restaurantes se mantienen en pie. El Bartolo se seguirá llenando los fines de semana a pesar de que la sensación de ese día es que aquello está abandonado. No sé si siguen las mismas barcas, pero paseando por el carril paralelo a uno de los flancos de la playa, la sensación es que sin casetas han aumentado.

El rincón de las casetas había tomado protagonismo en los últimos años, coincidiendo con el auge de la red social Instagram. Para los cañaíllas era raro que pasara un fin de semana sin que en el perfil de esta red apareciera una foto de algún conocido con las paredes de alguno de estos almacenes de madera detrás. No se puede obviar que, sin ellas, el lugar tiene menos encanto y singularidad. Por más proyecto que se anuncie de remodelación.

Sin embargo, y aunque los pechos se han roto por los golpes de gente que presume de haber amado al barrio durante toda su vida, la Casería no acaba en las casetas. Y el abandono del barrio, por desgracia, tampoco. No hace falta andar demasiado para encontrar monumentos históricos, con siglos a las espaldas, cuyo mantenimiento es ridículo y nulo. Un entorno privilegiado en el que la basura y los rastrojos se amontonan.

Basura amontonada en la Casería
Basura amontonada en la Casería.

Por el carril de vez en cuando pasa algún coche que obliga a apartarse. Bajo las tres torres todavía hay algún parque infantil. Ahí la zona se salva. Una vez se acaba la playa en sí, con sus barcas, la carretera continúa. Al final, se ven varios muros con grafitis y basura alrededor. Nadie diría que es un cementerio del siglo XIX en el que están enterrados más de 5.700 cuerpos.

El terreno pertenece al Ministerio de Defensa al estar situado en los terrenos de San Carlos en los que se sitúan distintos cuarteles. La última actuación de Defensa fue en 2016, cuando uno de los muros del cementerio se derrumbó. En la entrada, un cartel del Gobierno de España advierte del peligro de derrumbe. Dentro, el paisaje es el mismo que fuera: yerbajos y basura. Ese limbo en el que se encuentra provoca que ninguna administración termine por hacerse cargo de su mantenimiento.

La entrada al cementerio.
La entrada al cementerio.

Ese mismo año, Miguel Ángel López Moreno publicó un libro en el que se detalla toda la historia de este cementerio, hasta entonces desconocida, 'Un camposanto sin epitafios. Anotaciones para la Historia del Cementerio de San Carlos'. A pesar de que ese es su nombre correcto, al estar muy vinculado con el hospital que lleva el mismo nombre, por La Isla se conoce como 'El Cementerio de los Ingleses'. Lo curioso es que no hay ningún inglés enterrado.

Según el autor, hay registros de 313 franceses allí enterrados. Entre 1810 y 1812, fueron 905 soldados y marineros españoles los que descansaron eternamente en este camposanto. Fueron los años de la Guerra de la Independencia y la defensa de San Fernando y Cádiz. Así hasta llegar a casi 5.800 en 1911, año del último registro del que hay constancia. Sin embargo, también está incluido en el mapa de las fosas comunes de la Guerra Civil.

Uno de los muros interiores del cementerio.
Uno de los muros interiores del cementerio.
Interior del cementerio.
Interior del cementerio.

El abandono contrasta con la condición oficial que tiene el cementerio. Hace una década fue incluido por la Junta de Andalucía en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés Cultural (BIC), siendo un sitio histórico por ser legado y ser uno de los lugares con vinculación con las Cortes y la Constitución de 1812 en San Fernando, Cádiz y la Bahía.

La legislación lo define así: "En el seno del Patrimonio Histórico Español, y al objeto de otorgar una mayor protección y tutela, adquiere un valor singular la categoría de Bienes de Interés Cultural, que se extiende a los muebles e inmuebles de aquel Patrimonio que, de forma más palmaria, requieran tal protección. Semejante categoría implica medidas asimismo singulares que la Ley establece según la naturaleza de los bienes sobre los cuales recae".

Unos metros más adelante, una vez que terminan de pasar los coches que vienen del astillero isleño, encuentro otro monumento, más antiguo, pero igual de mal cuidado. Al fondo, se ve el Puente Marqués de Ureña. A unos metros, más montañas de escombros. En su entorno, matorrales, ramas y más rastrojos. También hay mucho fango. Bajo el puente lo que no queda es agua. Se ha secado.

Escombros cerca del puente.
Escombros cerca del puente.

El puente se construyó a finales del siglo XVIII, bajo el reinado de Carlos IV, y su función era comunicar la Población militar de San Carlos y el Arsenal de la Carraca después de que se abriera un pequeño canal de agua por el que pudieran navegar embarcaciones de pequeño tamaño evitando, precisamente, pasar por el propio Arsenal de la Carraca para llegar al resto de caños que rodean San Fernando.

Su nombre, evidentemente, se debe al Marqués de Ureña, que fue el director de las obras de la Población de San Carlos y el responsable de la construcción de otro de los edificios emblemáticos de La Isla, el Real Instituto y Observatorio de la Armada. Su nombre completo era Gaspar de Molina y Saldívar.

Inmediaciones del puente.
Inmediaciones del puente.
Puente Marqués de Ureña.
Puente Marqués de Ureña.

Las casetas ya no existen y difícilmente van a volver, pero la Casería sigue teniendo más lugares con encanto. Al menos, de momento. Si todo sigue como hasta ahora, es posible que no tarden en correr la misma suerte sin necesidad de que nadie los derribe.

Sobre el autor:

Emilio Cabrera.

Emilio Cabrera

Periodista.

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Comentarios (1)

Carlos Hace 2 años
Pues mira, añado de dicho puente no se "puede" visitar. Lo digo porque cuando yo me acerqué a verlo y pese a no haber indicación ni vallado, fui regañado e invitado a alejarme de allí por un agradable miembro de la policía militar. Aquel puente sigue siendo parte del poblado militar y aunque está accesible no está permitido acercarse. Es una pena por no decir vergüenza que hayan derribado las casitas de pescadores de la playa y mientras tanto toda la parte colindante del poblado militar
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