Artesanas de la moda infantil sostenible en Andalucía: conciliación, comunidad y mucho color

Una romana en su taller de Sevilla (BiLò Handmade), una gaditana, "de 'Cadi, Cadi', en su casa de Jerez (One Little Lemon), y una umbreteña en su hogar en Puerto Real (Mara Mama) defienden sus propias marcas textiles y sus originales creaciones para vestir a los peques

Artesanas de la moda infantil sostenible en Andalucía. En la imagen, Rosa Durante, en su taller casero en Jerez, fotografiada en días pasados.
Artesanas de la moda infantil sostenible en Andalucía. En la imagen, Rosa Durante, en su taller casero en Jerez, fotografiada en días pasados. MANU GARCÍA

Rosa Durante, Lorenza Conti y Paqui Escamilla tejen sus historias casi con los mismos hilos. Son, año arriba, año abajo, madres treintañeras. Mujeres con alta formación y una importante experiencia laboral que en un momento determinado de sus vidas decidieron romper con sus carreras profesionales. Fue en ese punto cuando transformaron lo que era hasta entonces un hobby en un creativo, sostenible y conciliador modo de vida. Con mucho color y haciendo comunidad, estas artesanas de la moda infantil sostenible desde Andalucía defienden sus propias marcas textiles y sus originales creaciones para vestir a los peques de forma divertida, original y con conciencia.

Diseños originales y atrevidos ajenos a la nociva rueda industrial y al consumismo compulsivo: productos 100% artesanos, hechos a mano, cómodos y exclusivos. Venden fundamentalmente vía online, especialmente a raíz del estallido el año pasado de la pandemia, y solo quieren máxima calidad en sus tejidos orgánicos que contribuyen a muchas cosas, pero también a aportar su grano de arena en la lucha contra el Cambio Climático. Porque obviando el pasado año, donde el consumo de moda cayó en España por encima del 20% —en el caso del sector de moda infantil—, un estudio de la consultora McKinsey refleja que el número de prendas adquiridas por persona a nivel mundial aumentó un 60% entre 2000 y 2014. Se compraba —al menos hasta la llegada de la pandemia— más ropa y duraba la mitad de tiempo que hasta hace unos años. Más producción, más impacto ambiental. Según la ONU, la industria de la moda es responsable del 20% de las aguas residuales y del 10% de las emisiones de carbono del mundo. Afortunadamente, estas dinámicas van —muy lentamente, eso sí— transformándose.

Lorenza es Lore, romana de 39 años que tiene su taller en el corral de artesanos del barrio sevillano de San Julián. Su marca, BiLò Handmade, tiene un propósito muy especial: slow fashion “para niños felices”. Rosa Durante tiene 33 años y, aunque es de “Cadi, Cadi”, reside en Jerez desde hace unos años. Desde su casa en la zona de la avenida de Europa vende al mundo los diseños de One Little Lemon, juguetes, ropa y accesorios para bebés, niños y mamás “hechos con amor”. La tercera de este trío de maestras artesanas de la moda ecológica infantil es Paqui, natural de Umbrete, en el Aljarafe sevillano, pero que lleva 15 años residiendo en Puerto Real. Allí, en la céntrica calle Real, ha creado Mara Mama, que ofrece, entre muchos productos artesanos, ropa evolutiva para bebés. Ropa que contribuye a frenar la locura consumista y ropa para mamás lactantes, que “también tienen derecho a ponerse un vestido o una sudadera bonita”. Estas son sus historias personales y estos son sus proyectos profesionales.

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Peques vestidos con ropa de BiLò Handmade.

Una bióloga que encontró en la costura creativa su 'plan b'

La ciencia siempre fue una vocación para Lorenza Conti, que hasta hace diez años seguía viviendo en su Roma natal. Bióloga de formación, “la vida me ha llevado por un camino más creativo”, cuenta a lavozdelsur.es. “Hace seis años, cuando nuestro bebé tenía unos pocos meses, nos mudamos a Suecia, allí pasamos año y medio, y fue allí que la costura, que para mí era un hobby, poco a poco fue ganando espacio y se fue transformando en un proyecto más profesional”. En el norte de Europa comprobó cómo la infancia es “una etapa muy respetada” hasta el punto de que a un bebé o a un niño no se le viste con cualquier prenda: “Me cautivó su moda infantil. Los tejidos naturales tienen mucha importancia, los estampados, los colores vibrantes, y unos modelos muy cómodos. Yo, como usuaria, como madre primeriza, me gustó mucho esta manera de vestir a los peques, acompañándoles en sus movimientos para que estén cómodos, que se sientan bien”.

En 2017, ya de vuelta a Sevilla, unió la Bi —por plan b— y Lò, “que soy yo”, y se lanzó profesionalmente con su propia marca de moda infantil sostenible, BiLò Handmade. Modelos prácticos y cómodos, con estampados llamativos y muchas veces prendas unisex generalmente de 0 a 6 años. “Esos son los ingredientes de mi receta para vestir a los peques”, resalta orgullosa. Lore se lo guisa y se lo come: “Diseño las colecciones, las corto, las coso, las fotografío y las vendo. Es una marca 100% artesana y 100% hecha a mano, con tejidos de cultivo orgánico para que la ropa no solo sea cómoda y divertida, sino que tenga durabilidad y una procedencia certificada y respetuosa con el medio ambiente”. Trabaja en un espacio único, en el corazón del barrio sevillano de San Julián, “un mundo un poco en suspensión entre el ruido de la ciudad y el silencio de estos callejones blancos y sin salida”.

Lorenza Conti, en su taller compartido del corralón de los artesanos en Sevilla.
Lorenza Conti, en su taller compartido del corralón de los artesanos en Sevilla.   CEDIDA

Aparte de compartir proyecto con otras dos mujeres en Telita Laboratorio Textil, una pequeña factoría de “adictas a la costura”, donde hay muchos cursos y clases de costura, y talleres artesanales, desde hace un año también apostó por la venta online. “Ha sido una forma de sobrevivir a este año tan duro; para un pequeño proyecto artesanal es muy difícil soportar muchos meses de poca vida social, así que tengo una web donde voy vendiendo mis producciones, de pocas piezas y que me gusta cambiar a menudo porque me gusta proponer siempre modelos nuevos, estampados bonitos, e ir reciclando todos los pequeños retales que me quedan de antiguas colecciones para sacar piezas únicas”.

De jefa de obra en Navantia Puerto Real a coser para conciliar

Paqui Escamilla llegó a ser jefa de obra en Navantia Puerto Real. Hasta la localidad de la Bahía de Cádiz llegó hace 15 años desde su Umbrete natal para estudiar Ingeniería Técnica Naval. Durante 12 años se ha dedicado a obras y reparaciones de motores navales, y montajes industriales navales… “Viajaba por toda España, eran jornadas interminables”, reconoce a este periódico, al tiempo que también confiesa que “como tenía un puesto relevante era difícil compaginarlo con la maternidad”. El año pasado tuvo a Matías y se da cuenta de que “no quiero volver a mi gremio, no me quería perder la crianza de mis hijos”.

Entonces, “como soy lanzada y si algo no me gusta, intento cambiarlo, nace Mara Mama”. “Tenía el hobby de crear mi propia ropa en mi tiempo libre para mis hijos, por lo que la idea ya rondaba desde hacía un par de años mi cabeza, pero ya con el segundo hijo en el mundo vi de no volver a lo mío, dije por qué no y comencé a trabajar la artesanía de crear ropa evolutiva para niños”. Pero además, relata, “como soy mamá lactante en tándem, que significa que le doy el pecho aún a los dos, también vi la necesidad de crear ropa cómoda para mamás lactantes, pudiendo permitir una buena lactancia y satisfacer nuestro derecho a ir con vestidos o con una sudadera bonita y cómoda que no sean lo típico que nos venden”.

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Paqui con sus peques, Manuel y Matías, con casi todas las prendas que visten hechas por ella en Mara Mama.   CEDIDA

Entre noviembre y diciembre del año pasado arrancó el proyecto, “poco a poco, yo me he financiado y voy aprendiendo como autodidacta, a base de muchas horas”. Aunque Paqui defiende que lo más sostenible es “comprar simplemente lo necesario para vivir”, su marca propone, dentro de las necesidades actuales, una ropa consciente, “consciente de que no se puede llevar el ritmo de consumo que existe tanto por la economía como por el Planeta. No es lógico producir tanto y tirar tantas cosas que se rompen pronto”. Mara Mama ofrece principalmente ropa evolutiva para bebés, que tienen la ventaja de que un bebé en su primer año, que necesitaría unas cinco tallas en ese tiempo, solo necesitaría dos tallas, invierno y verano. “Cuando el niño es mayor de dos años siempre se intenta que le ropa le dure mínimo dos temporadas, por lo que es fundamental que mis prendas tengan tela de gran calidad para que tengan gran durabilidad en el tiempo”, explica. “Hacer ropa evolutiva con una tela mala no tiene sentido, una ropa que te puede durar tres años no puede tener una tela que a los dos lavados esté sin color o con pelotillas y desgastada”, comenta la artesana sevillana afincada en Cádiz.

¿Por qué Mara Mama? “Muy fácil, me rodean la M seguida de una A. Mi pareja Manuel, por eso lleva la primera Ma; Mara de la hija que no he tenido aún; y mama de Manuel y Matías, mis dos amores”, cuenta Paqui, defensora de un bonito proyecto surgido a base de horas y horas de dedicación. En su taller de la calle Real portorrealeaña hay accesorios y ropa para bebés, niños y adultos confeccionadas con tela de procedencia certificada, con sellos GOTS (Global Organic Textile Standard, que incluye hasta la producción agrícola ecológica) y Oeko-Tex, que marca la limitación de ciertas sustancias nocivas en la producción de los textiles. “El 5% que tiene de elasticidad necesitamos de fibras no naturales, pero el resto es orgánico”, asegura, mientras argumenta que la producción de estas telas también certifica que “no se ha hecho bajo ningún tipo de explotación, ni infantil, ni laboral”. “Vivimos en una sociedad muy hipócrita donde nos dan pena muchas cosas, pero todo el mundo consumimos de muchas de esas cosas”, lamenta una mujer que prioriza los productos de cercanía y las telas impresas en España, aunque, por ahora, “existe muy muy poca fabricación aquí”.

One Little Lemon, un embarazo y el Brexit tuvieron la idea

“El proyecto surge a fuego lento, no es que tuviese la idea de montar una marca de ropa infantil, pero sí es verdad que desde que me quedé embarazada mi vena creativa se encendió un poco, floreció una mijita y empecé a coser detallitos para bebés”. Unos Reyes de hace cuatro años le regalaron a Rosa Durante, aun residiendo en Londres con su pareja, su primera máquina de coser y, sin saberlo, ese sería el germen de One Little Lemon, la marca de moda infantil sostenible de esta gaditana residente en Jerez que trabaja desde casa mientras ve crecer a sus hijas. “Si empecé haciendo ropa para ellas, por qué no iba a hacerlo para los demás...”.

Empezó, en cambio, cosiendo sonajeros personalizados, blanditos, estimulantes y aptos para el batalleo de los bebés. Pero pronto fue descubriéndose como una costurera de primera. Ahora en mayo se cumplirán tres años de un sueño que no tenía ni idea de que podía hacerse realidad. Estudió la carrera de técnico de Informática de Sistemas en la Escuela Superior de Ingeniería de Cádiz. Trabajó en Sevilla y luego en Londres como autónoma, pero llegó un momento, a los seis meses de su primer embarazo, en el que vio que sus metas profesionales ya estaban a otra cosa.

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Los veraniegos pack de One Little Lemon, con peto y gorrito de pescador.   MANU GARCÍA
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Rosa Durante, en su taller de costura con muchos de sus productos.   MANU GARCÍA

“Por suerte o por desgracia, acabé un poco quemada, cansada, porque todo pasó rapidísimo; tanto el embarazo como el Brexit pasaron en aquella época y en ese momento estaba de autónoma, no me salían tantos proyectos, y pasé unos meses bastante inciertos. No tenía una estabilidad y eso me llevó a pensar que no quería eso con mis hijas: ocho horas trabajando y que a ellas las cuidara otra persona. Ya mi mente empezó a pensar en un cambio”. La familia regresó a España y pronto nacería su marca propia de moda infantil sostenible.

“Todo empezó por querer coser para mis niñas, por la primera sobre todo, ya que ahora tengo otra más chiquitita; quería hacerle yo la ropa con los colores que quisiera y no guiarme por lo típico de Zara y lo poco que hay por la zona. O los lacitos o el punto, que están muy bien, pero eso no va conmigo, yo quería vestirla con los colores que me gustan”. Y empezó a “hacer con amor” y de forma totalmente artesanal las colecciones desenfadadas y muy cómodas de One Little Lemon. "Esto empezó por buscar la comodidad al vestir a mis peques, por que tuvieran una ropa que me gustara y también por el tema de la conciliación", expresa Durante.

One Little Lemon plantea comodidad, calidad y productos artesanos exclusivos, "porque por mucho que yo compre, por ejemplo, cinco metros de tela, a lo mejor salen cinco vestidos, punto. Y son vestidos que pueden estar dos en Cádiz, uno en Madrid, otro en Valencia y otro en Barcelona". Del mismo modo, la calidad en los tejidos y la comodidad de los niños también son sus objetivos primordiales: "Nunca me ha gustado vestir a los peques con prendas o ajustadas. o que no les permitan su libre movimiento… Por otra parte, siempre busco estampados y materiales de primera calidad, con certificados con los que estoy totalmente tranquila de que el algodón o la fibra que utilizo es de calidad, incluso con certificados orgánicos". Y eso sí, aclara, "huyo de los estereotipos, y de que un niño vista de azul y una niña de rosa. ¿Por qué no un niño de rosa y una niña de negro, son niños y son colores, no hay que diferenciarlos por eso".

Rosa, que agradece la fe de su pareja, Pablo, en ella y en este proyecto, y el apoyo de su familia y amigas, admite que, "aunque me pegue las noches de curro que me pego con ellas dormidas, esto merece la pena por ellas y por todas las familias que me compran, me conocen y comparten mis productos y mis eventos. No sé cómo, pero a base de paciencia y perseverancia he creado una comunidad muy bonita donde solo recibo cosas buenas, y eso es maravilloso, te llena muchísimo, muchísimo. Entonces, sé que al menos esto tirará un tiempecito más. Espero que sí".

Sobre el autor:

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Paco Sánchez Múgica

Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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