Pedro Carabante 'Peri', en un momento de la entrevista.
Pedro Carabante 'Peri', en un momento de la entrevista. JUAN CARLOS TORO

Jerez significa en caló tierra desdichada. No debe ser casualidad. Mal bajío de petenera en una tierra albariza tan arcillosa. Pedro Carabante Medina (Jerez, 1945) está acostumbrado a las arenas movedizas. Se mueve en el terreno pantanoso del humor gráfico y, por ende, de la libertad de expresión. A su vez, en peligro de extinción. No se considera pintor y ni siquiera cree que sea un tipo simpático. Pero hace humor gráfico y lo hace en Jerez. Y eso, como él mismo confiesa, "es muy complicado". El Peri, como le conocen todos, no se considera pintor.

Pero lo es y muy grande. No cree que sea chistoso, pero cuenta que una vez llegó a reunir a 300 personas alrededor suya mientras se partían el pecho con su alma de monologuista. Tampoco es fotógrafo, pero ver su colección de instantáneas en torno al flamenco te deja boquiabierto. No toca la guitarra, pues ésta es una puta, que diría Paco de Lucía, y decidió abandonarle hace medio año tras una gran juerga en Algeciras. "Es muy pensionada, me gusté tocando y me dije que ya no estudiaba más". Por encima de todo lo que no es, Pedro Carabante es dibujante. Un creativo de ojos cansados después de llevar toda su vida haciendo "monigotes" y más de tres décadas pegado a la pantalla de un ordenador. "Es encender el iPad y me llora la vista". Lo dice el hombre que trajo el primer Macintosh a Jerez, allá por los 80 tras invertir en un FX unos 3 millones de pesetas de la época. El hombre de lápiz agudo y afilado, de verborrea imparable, de pensamiento sin dobleces.

"Mi humor es la crítica, protesto mediante mis viñetas y me gusta hacer pensar; eso no es contar un chiste de Chiquito o Paco Gandía. Me he tenido que ir amoldando porque aquí es muy difícil hacerlo"

En 30 años ha dibujado casi 11.000 viñetas de En un Periquete, que se publica desde el año 84 del siglo pasado en Diario de Jerez, lo que le ha valido haber recibido presiones "de todos los partidos políticos". Pero también para ser una referencia indiscutible en su interpretación diaria de la actualidad desde otro punto de vista más ácido, más corrosivo. E incluso también sardónico: "Doy una de cal y otra de arena. Porque mi humor es la crítica, protesto mediante mis viñetas  y me gusta hacer pensar, y eso no es contar un chiste de Chiquito de la Calzada o Paco Gandía".

"Me he tenido que ir amoldando para que un día le guste a uno y otro, le guste a otro. Cuando haces algo que tú mismo dices esto no vale ná, a lo mejor te sale al otro día uno y te dice killo, has estao pa matarse". Pero el humor gráfico, remarca, "es crítica y aquí es muy difícil hacerla. La hacía muy bien Maro, en El Guadalete, me gustaba mucho ese humor tan ácido que no gustaba a mucha gente. Porque cuando intentas hacer algo así chocas con que una mayoría de gente aquí no se come el coco, quieren la risa espontánea. Entonces es muy difícil dar con la tecla porque, claro, inventar un chiste para que la gente se ría todos los días... Yo desde luego no sirvo para eso. No me considero chistoso". "Era bueno contando chistes pero el tiempo me ha oscurecido. Son épocas de la vida, la vida te va quitando muchas cosas, te va endureciendo, pierdes la espontaneidad..." admite con aire resignado.

Aquellos años de "tantas fatigas"

Criado en la calle Campana, en una de las vértebras del barrio de San Miguel, Peri tuvo desde niño casi idéntica fijación por el dibujo que por el flamenco. Si su madre le decía que se iba a quedar ciego de tanto pintar, su padre iba a buscarle correa en mano al tabanco de Perico, donde se embobaba con los Parrilla o con Mingo Rubichi por seguiriyas. Como todo buen hijo de obrero en la época de posguerra, no tuvo opciones de formarse en lo que más le entusiasmaba, en su caso la pintura. "Si yo hubiera tenido oportunidades de ir a una escuela de Bellas Artes en aquellos tiempos y mi padre hubiera tenido oportunidad de pagarme unos estudios, hubiera sido un buen pintor. Sin embargo, no he podido serlo porque crecí en una Dictadura", asevera. Por eso, su única salida era la misma que la de otros chavales de entonces: trabajar. Su primer empleo fue repartiendo lavadoras. Desde ahí empezó a tirar de ingenio.
Si un intermediario se llevaba 280 pesetas por cada lavadora vendida, ¿por qué no hacerlo él? Junto a un ayudante se marchaba a La Constancia, "entonces la barriada más alta de Jerez", y subía una lavadora hasta el cuarto piso. Ahí empezaba su curiosa técnica de marketing puerta a puerta. Antes de llamar, se echaban agua para aparentar sudor, y cuando abría la puerta la vecina de turno le hacían creer que se habían equivocado de dirección en la entrega. Ante la curiosidad que despertaba aquel extraño aparato en la vecina, Peri y su compañero le invitaban a probarlo con la condición de que "ya mañana iríamos a recogerlo". Obviamente, tras comprobar la comodidad del invento, "no salía ni una lavadora de la casa en la que entraba; y así vendimos más de 20". Aquello estuvo bien, le permitió ganar dinero suficiente como para aficionarse al Chesterfield, que ya era todo un logro en aquellos tiempos de "tantas fatigas", pero ese no era su sueño. Era un pequeño espejismo ante el desierto que aún debía atravesar.

"Frontera Publicidad, que llegó a ser la agencia más importante de Andalucía, no era una agencia al uso, éramos creativos, no vendedores de publicidad. Nos gustaba hacer todo el proceso"

Con la luz ocre del flexo, se quedaba hasta las tres o las cuatro de la mañana dibujando en los papeles de estraza que su madre usaba para los mandados. Estaba convencido de que su gran afición desde que tiene uso de razón debía permitirle llenar la nevera y, lo más importante, cumplir su sueño. Y resistió. "Más hace el que quiere que el que puede. Si me hubiera derrumbado el primer día habría acabado en una máquina, sin ganar ni para jabón". El sueño no se cumplió en Jerez Industrial, donde la litografía y la impresión dejaron de tener secretos para él, pero donde aún recuerda haber bajado del despacho de uno de los jefes "al menos 30 veces llorando porque me decía que no servía para dibujar". Su sueño, en cambio, se cumplió en Proyectos Gráficos Mamelón, escuela irrepetible de una pléyade inolvidable de dibujantes y creativos jerezanos.

Hoy, a sus casi 70 años, Pedro Carabante mira a aquel retazo del pasado con entusiasmo desbordante. Fue de casualidad, el fundador y director artístico de aquella emblemática empresa, Juan Montes, se fijó en una de sus visitas a Jerez Industrial en aquellas "etiquetitas" que los jefes de entonces rechazaban a Carabante, el cual tenía la sana costumbre de firmarlas. Convencido de su talento, le fichó. "Entrar allí a trabajar fue como si me tocara la lotería, como los Reyes Magos, era más que el dinero. Tener una mesa para dibujar. En un mes me puse a la altura de los que estaban allí, te lo pueden decir porque están vivos. Yo no sé la energía que cogí, salía de allí a las ocho de la noche y me quedaba dibujando hasta las cinco de la mañana, me hacía tres etiquetas cada noche", relata con énfasis. Salta de anécdota en anécdota, con su locuacidad y su memoria intacta. Luego se fue a trabajar a Madrid como freelance, y regresó para montar Frontera Publicidad (1980-1995), de la que fue socio y director creativo. Llegó a ser la primera agencia publicitaria de Andalucía, "la más importante", con sucursal en Madrid, porque en aquella época "lo que había eran intermediarios de publicidad pero creativos no existían. No fue una agencia al uso, éramos creativos, no vendedores de publicidad. Nos gustaba la creatividad, hacer todo el proceso, hacerlo todo".

A pesar de que reconoce que "era muy difícil triunfar en Jerez, hicimos campañas muy buenas. Hicimos todo el desarrollo de Catunambú, montones de cosas para González Byass, Caballero, Terry... Teníamos una cartera de clientes importantísima. El spot del primer toro de Osborne que salió por televisión lo hicimos nosotros". Con la empresa Mayoral estuvo 21 días rodando una campaña en Utah, en Salt Lake City, de la mano del prestigioso J. Walter Thompson. 

Entonces llegó la viñeta

Su llegada a La bota de los turbios de Diario de Jerez coincide con la puesta en marcha de la delegación de la cabecera gaditana de los Joly en la ciudad. "Me lo propone Manolo de la Peña -director fundacional- e Ildefonso Marqués -eterno responsable comercial-". Antes de eso, colaboraba en una revista inglesa y en otra que era como el Playboy, "era francesa y hacía un dibujo todos los meses". "Era la revista Lui, no sé si la conocéis, pero me daba mucha vergüenza porque eran todos dibujos eróticos, de tías en pelotas, de folleteo...  Yo me ponía a dibujar y venía mi niño chico y le tenía que decir 'niño aquí no entres'... Me daba vergüenza hasta que mi mujer lo viera. Entré por un anuncio que pusieron en El País, mandé un dibujo a color y me lo colaron. Eran cinco mil pesetitas que cogía todos los meses, me mandaban el cheque y me venían muy bien. También colaboraba en la revista de Osborne, ahí también publicaba".

Con referentes inexcusables como Máximo, Forges... En un Periquete ha marcado una época en el periodismo jerezano. Testigo privilegiado de inolvidables momentos y notario atónito de tantas secuencias para el olvido. ¿Se quedó alguna vez sin publicar en tres décadas? Pedro confirma taxativo que "nunca". Pero se corrige a sí mismo: "Bueno sí. Dos o tres veces por borracheras (risas). Yo he llegado a mandar el chiste en un papel del Maypa. Por borracheras, sí. Me he ido por la mañana y me ha preguntado mi mujer: ¿tú vas a venir a almorzar?; le he dicho que sí, seguro; y luego me he enrollado, me he ido de cante y dos o tres veces sí me ha pasado". ¿Y nunca se quedó en blanco? "Sí, muchas veces. Muchas veces, claro que sí. ¿Qué hago? Pues sacarlo. Como sea. Parece un tópico eso de que la inspiración te llega trabajando pero es que es verdad macho. Te sientas en una mesa y te salen 33 ideas pero hay veces que te llevas seis días y no te sale nada. No das pie con bola". Sea como fuere, su viñeta preferida es siempre la última: "Yo me quedo con la de hoy, con la última que haya hecho".

Libertad de expresión, política y juventud sin futuro

"Lo que hay hoy en día es mucha hipocresía. No he visto una manifestación de más hipocresía que la que hemos visto estos días. La foto en París con todos los líderes mundiales es una mentira. Esa gente está quitando libertades en sus países, como pasa aquí con Rajoy, con la Ley Mordaza y con todos los rollos esos que está metiendo. ¿Usted va a dar ejemplo de libertad de expresión en Francia, por qué no lo da usted aquí? La libertad de expresión no es ir a Francia a agarrarse del brazo de tres o cuatro mafiosos. Estamos en una situación muy mala". Pedro Carabante se ha encendido. No entiende en qué momento una mayoría de políticos le robaron la ilusión a la gente. "Me paro a pensar y yo no he vivido en mi vida una época tan mala como ésta. Yo nunca he vivido esto y tengo 70 años. Y mira que las fatigas que había antes eran fatigas de verdad. En los tiempos de Franco, que ha sido el hijo puta mayor que ha habido y nos cortó las alas a montones de gente de mi generación, el hijo del obrero no tenía oportunidades ningunas de estudio, pero lo de ahora...".

"Nunca he vivido una época tan mala como ésta, y tengo 70 años. La juventud está cabreada, los mayores estamos dolidos, como si nos hubieran puesto los cuernos"

Y nos explica la que entiende como gran diferencia entre ese oscuro ayer y el crudo hoy: "La diferencia con ahora es que entonces tenían el poder los ricos. No necesitaban robar, ya habían robado cuando terminó la guerra. Robaron el país entero. Pero claro, ahora ves esta corrupción que hay, de esta gente que durante 30 o 40 años nos ha dado coba, y te quedas alucinado porque es que me han robado la ilusión. No es solo el dinero. Es que yo he votado socialista, deposité mi voto en ellos y no han cumplido con lo que me prometieron. Es como el que hay ahora, usted no puede ir con un programa de gobierno y después no cumplirlo. Debería de haber algún mecanismo por parte de la ciudadanía que pudiera revocar esa situación. Si usted dice ahora que no sabía cómo estaba el país, usted es un inepto. Porque si se presentaba es para que lo supiera. Además, que lo sabía, lo que pasa es que se cree que nos engaña. Veo una hipocresía total, total, total".

La indignación de Peri va en aumento: "Quieren volver a cuando yo era chico. Los hijos del trabajador tenemos que volver a las alpargatas. No hay derecho a que la gente haya perdido la ilusión. He vivido bien, he ido progresando cada vez más, pero mi hijo no puede progresar cada vez más como están las cosas. ¿Qué nos pasa a los padres? Que tú para tus hijos has hecho un esfuerzo impresionante en la sociedad para que tengan un buen futuro, para que cambien las cosas alrededor tuya, para que haya más libertades, que es lo que hemos querido todo el mundo, pero ahora resulta que con esta crisis creada por los que nos tienen cogido por los huevos, a mi hijo lo quieren volver ahora a cuando yo empecé de cero. O sea, que es una frustración del carajo. Se habla de una generación preparadísima que no tiene futuro. ¿Y ahora qué pasa?"

En su muro de Facebook o a través de sus viñetas diarias, "protesto como sé y desde donde puedo", asegura. "Mucha gente me pone comentarios como si yo fuera de Podemos. Yo no confío en ningún político. Estoy decepcionado total. Pude entrar en política cuando entramos en democracia, me ofrecieron cosas... Pero yo lo que quiero es cambiar esto y lo que tenemos ahora no vale, para eso no hay que ser muy inteligente. Nos dicen que la crisis ya está liquidada, no existe, pero ¿para quién no existe? Porque para mi hijo existe la crisis. Porque a mi hijo lo han dejado parado y llevaba 12 años fijo. Y en su puesto ahora trabajan por horas tres personas. Y no lo digo porque sea mi hijo, como él hay millones en España. Es en general. Es una frustración en la juventud tremenda. Es que le han quitado el futuro a este país. Un país que castiga a sus jóvenes no tiene futuro. Las personas de mi edad no queremos nada para nosotros, lo que quieres es luchar dentro lo que esté en tu mano por tus hijos y tus nietos.

"Un país que castiga a sus jóvenes no tiene futuro. Las personas de mi edad no queremos nada para nosotros, lo que quieres es luchar dentro de lo que esté en tu mano por tus hijos y tus nietos"

Mira a todos con recelo, "dolido, como si me hubieran puesto los cuernos", incluso a los movimientos políticos de nuevo cuño: "Me da miedo con estas nuevas hornadas de políticos. Hay gente desconocida que se apunta a sacar tajada. Cogen y se apuntan en los nuevos partidos y no puedes garantizar que te vayan a robar hasta los calzones blancos. Ni aquí ni en España creo que el PP pueda repetir mayoría absoluta porque la gente está muy jodida y muy desengañada. La juventud está más desengañada que los mayores porque nosotros estamos dolidos. Como si te hubieran puesto los cuernos. El joven es el que está cabreado de verdad porque no encuentra futuro. Si te llevas diciéndole toda la vida a tu hijo que estudie que va a tener un futuro buenísimo y ahora resulta que se tiene que ir al quinto coño a trabajar y dejar su casa y sus amigos... ¿Ese qué futuro es? La fuerza de la juventud es la que puede dar el cambio. El panorama que hay ahora mismo es mortal.

El caso Charlie Hebdo

"Se manifiestan por el tema de las viñetas de Mahoma pero es que yo no me metería con las religiones así. Criticar a una persona que tiene una fe... (se lo piensa) me cuesta trabajo. No soy nadie para ridiculizar a un católico, ni a sus líderes, ni a la Virgen ni a San José. He visto la portada nueva que han hecho y otra vez sale Mahoma y creo que es poner otra vez el dedo en la herida. Será que no tengo ni idea, pero otra vez se vuelve a lo mismo. No soy creyente pero en el tema de las religiones y esas cosas... Yo no lo haría". Porque después, además, "cuando los médicos no dan con lo que tienes te entra el canguelo y entonces todo el mundo es religioso", reflexiona.

En Jerez, "todo se ha ido al garete"

"Jerez tiene que tener solución con industria. Cuando ves la chimenea que echa humo, entonces hay potencia. Me quedo muchas veces pensando cuando veo supermercados llenos: ¿Dónde está trabajando ahora mismo la gente de Jerez? Yo no lo sé. Bueno sí, muchos en los bares. Eso no es una cosa de futuro. Lo que tenía futuro eran las bodegas, los cuarteles, que eran 4 o 5.000 tíos comprando bocadillos y camisas, la Caja de Ahorros... Todo se ha ido al garete. Me levantaba de muchacho a las ocho de la mañana y Jerez era una feria, la gente por la calle con los bocadillos, el otro con una escalera, un tráfico de gente por tos laos. Como se mueve una ciudad que está viva... Ahora salgo a andar por la mañana y están las calles solas. ¿Dónde está la gente de Jerez? Eso es un síntoma".

"Jerez tiene que tener solución con industria. ¿Dónde está trabajando ahora mismo la gente? No lo sé. Bueno sí, muchos en los bares. Eso no es una cosa de futuro"

Mientras saca del tiro de cámara la lata de Coca-Cola, "estoy a chapa y pintura, quiero volver a poder atarme los zapatos agachado", analiza esta última legislatura en su ciudad. "También son cuatro años perdidos. No me vale que pongan de excusa la herencia recibida. Usted lo que tiene es que trabajar y solucionar las cosas. El Ayuntamiento de Jerez es un síntoma de lo que le pasa al cuerpo entero que es España. Sobran diputaciones, senados, 20.000 coches oficiales... Con el gasto de seguro, gasolina... España es una ruina y no se puede levantar cabeza así".

Su otra gran pasión, el flamenco

Dejó hace tres años la peña Los Cernícalos después de más de 30 años: "Cansado". Ya nada es lo mismo. No es purismo, matiza, es que "hemos tenido la oportunidad, no porque somos más listos, de disfrutar en el tiempo que nos tocó vivir con una gente increíble". "En el tabanco de Perico se formaban unos guirigáis que no entendía de chico, pero me llamaban ya la atención pese a que mi padre no quería que me arrimara a eso del flamenco". ¿Con qué se queda de todas estas vivencias? Lo tiene claro: "Con los amigos que he tenido. Manuel Soto Sordera, al que conocí en Madrid y con el que luego hice amistad en Jerez, yendo al campo; con Tío Juane, Gregorio El Borrico, Diego Rubichi... Es el recuerdo imborrable que me llevo del flamenco". Tiene mil anécdotas. Cuenta una: "Una noche veníamos de Arcos a las tres de la mañana y a Manuel (Sordera) se le antojó cantar. Mi primo torció y cogió para la viña, luego fue a su casa a por vino y trajo también pescao frío del mediodía. Y recuerdo a Manuel cantando en lo alto de la viña con una luna de julio que había preciosa. Fíjate tú, para haber tenido una cámara en aquel momento, ¡me cago en mis mulas!" Por cierto, sí, tiene un gran parecido con Felipe González. "No sabes cuántas veces me lo han dicho. Una vez en Marbella, hasta me invitaron a comer porque pensaban que yo era el presidente... (se ríe a carcajadas)".

Sobre el autor:

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Paco Sánchez Múgica

Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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