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El arquitecto y urbanista Manuel Fustegueras analiza pasado, presente y futuro de una ciudad que necesita tener “proyecto” y que éste sea “integrador”.

Habría podido llegar a ser el coletas si se lo hubiera planteado. Lo habría sido si lo de la política no hubiese sido para él casi un cúmulo de casualidades. Al parecer, ya es tarde: “A mí lo que tenéis que hacer es jubilarme ya”. Antes de llegar a esa conclusión, recuerda que fue hasta apedreado por un comerciante que se negaba a la peatonalización de la calle Larga a principios de los 80 del siglo pasado. ¿Quién se opondría hoy en día a algo así? El arquitecto y urbanista Manuel Ángel González Fustegueras (Sevilla, 1957) nos abre la puerta de la sede de Territorio y Ciudad, la empresa que junto a un par de socios montó hace 17 años tras su paso por el Ayuntamiento de Jerez como técnico, como político y como técnico otra vez: del 82 al 2000. Más de 40 planeamientos urbanísticos en más de 30 años. Más de tres décadas planificando y ordenando el desarrollo de las ciudades, incluida Jerez por dos veces (PGOU del 84 y 95). Balanceándose entre su concepto de urbanismo sostenible y humano, el interés general y los intereses particulares de puñados y puñados de promotores y especuladores que presionaban y susurraban a muchos políticos en la edad de oro del pelotazo. Y él, impertérrito. Reclamado por casi todos pero siempre actuando como aquel icónico Harvey Keitel en Pulp fiction: resolviendo problemas e intentando no mancharse las manos de sangre. En 2010 estuvo nominado al Premio Nacional de Urbanismo por la redacción de los PGOUs de Sevilla y Marbella. En todo caso, concluye, “no soy de reconocimientos”. Ya saben qué decía el señor Lobo sobre eso de no recrearse en los cumplidos…

Estamos en una de las salas de juntas del casco bodeguero de la calle Santo Domingo. El interior diáfano y forrado de madera nos transporta casi al que podría ser espacio de trabajo de una firma nórdica o centroeuropea. En la planta alta, las decisiones. En la baja, la producción. Antes de final de año habrá que entregar tres planeamientos a dos municipios andaluces y uno extremeño, y el equipo que queda (de 30 a 10 personas tras el desplome inmobiliario) trabaja a destajo. Manolo anima a los suyos, les da algunas indicaciones, deambula por unas oficinas sin jerarquía aparente. Pronto viajará a México, “a la zona de las balaseras, en Michoacán, aunque voy siempre tranquilo porque imparto clases en la universidad”. Y también volverá a Uruguay, “donde asesoro al gobierno y me tienen mucho aprecio”. “No me importaría acabar allí”, donde hasta comparte whiskies con el presidente Mújica. “¿No tiene nada que ver con ese abuelo entrañable que sale por la tele, ¿eh?”. Whisky on the rocks, cigarrillo en mano y la ciudad en la cabeza. Se levanta a las seis, sale a caminar hora y media de lunes a domingo, y se va al trabajo. “Entre semana tenemos reuniones, cuando de verdad trabajamos son los sábados y los domingos”, explica sonriente, sintiéndose privilegiado en el fondo por hacer lo que le apasiona. Ya en casa, a las tantas cada día, enchufa el canal 24 horas, “lo único que veo en la tele”, que escupe mayoritariamente estos días casos de corrupción y pobreza. Todo demasiado lejos de su utopía profesional y personal.

Entre 1987 y 1995, como delegado municipal de Urbanismo, usted fue parte importante y responsable directo de la gran transformación de una ciudad por la que hace apenas 30 años la N-IV atravesaba su calle principal. ¿Cómo recuerda aquella época prodigiosa del Urbanismo en Jerez?

Para mí la mayor transformación urbanística de la ciudad fue la del ferrocarril. Lo diseñamos en el plan del 95 y tuve la suerte de ser el director de ese proyecto entre 1995 y 2000. Pero estoy ligado al Ayuntamiento prácticamente desde el año 82. Entonces como técnico, tuve la suerte de participar en el primer PGOU de la ciudad de la época democrática y en las últimas etapas del Plan culminarlo por un tema desgraciado de que murió mi jefe. Entonces se pensó en la ciudad y a partir de 1987 se empezó a construir ese sueño que era ese Plan General. ¿El recuerdo? Tiene cosas agradables y sinsabores también, hubo también fracasos, pero la ciudad sufrió una transformación radical, aunque sin aspavientos.

Estaba casi todo por hacer…

Desde todos los puntos de vista: desde equipar los barrios, la urbanización de la zona Sur en colaboración con los vecinos, grandes equipamientos para la ciudad como Chapín, que era de los señoritos… como la Feria, que era un caos. El Parque Empresarial no existía y también hubo que intervenir… El Ayuntamiento se convirtió en el mayor promotor de viviendas sociales de la ciudad. Fue un cúmulo importante de cosas y la época también daba para eso, había una especie de efervescencia democrática, las relaciones con todos los grupos políticos eran buenas, todos estábamos empeñados en una misma tarea, aunque hubo también bastantes conflictos: desde el tema de los Garciagos hasta el de los maestros. Fue una etapa interesante.

¿Lo de la ‘isla rodeada de capullos’ es más leyenda que otra cosa? Quiero decir, apoyo de las administraciones sí que hubo, ¿no?

Sí, sí, sí, tuvimos muy buena relación con las administraciones, tanto con la Junta como con el Estado. Se discrepaba en algunos temas puntuales, como es lógico, pero tuvimos siempre buena relación. Recuerdo siempre la enorme ayuda que fue Miguel Arias para que no se perdieran unas ayudas europeas para el tema del ferrocarril. Querían llevárselas para otra ciudad y Miguel Arias defendió que se quedaran aquí. Le estaré siempre agradecido por eso.

¿Y de esos fracasos de los que hablaba, cuál resaltaría?

Uno tiene memoria selectiva y a veces intenta no acordarse de lo malo. Pero hubo proyectos que se hicieron y fracasaron, no fueron exactamente lo que uno pensaba. Significativo, posiblemente, aquel tema de Sherryworld.

¿Tiene usted la impresión de que todo lo malo que ha venido después vinculado con el urbanismo y el ladrillo ha sepultado todo lo bueno que se pudo hacer?

Creo que todo este tema ha desacreditado un poco aquella parte. Hoy hablar de urbanismo o de urbanista es como hablar del pecado. Creo que no es exactamente así. El urbanismo está fundamentalmente para servir a la gente, como creo que es el objetivo de la política, y para hacer que la gente viva un poco mejor. Ha habido exageraciones, es verdad que ha habido exageraciones en esta ciudad, convocados a una dinámica de la que nadie se resistió, a pesar de que hubo muchas advertencias. Y yo lo hice en mi momento y quiero recordarlo. Fuimos contratados como asesores del PGOU que se estaba haciendo a principios de 2000 y como vimos que nuestras orientaciones no se cumplían decidimos renunciar a ese contrato.

¿Ese PGOU originario que le encargaron y que, tras numerosas cicatrices, entró en vigor en 2008 llegó a ir contra el ‘pelotazo’?

Fuimos contratados para el asesoramiento, vimos que el asesoramiento no tenía mucho sentido porque iba por otro camino que el que nosotros planteábamos y renunciamos a ese trabajo. Ha sido algo normal en todo caso en muchas ciudades. En aquel momento quién le ponía el cascabel al gato. También hay que comprender aquel momento de euforia, de dinero fácil… Por otra parte, dinero fácil de franceses y alemanes, que no sabían dónde poner sus ahorros y los ponían en el sector inmobiliario español.

¿No se siente responsable del excesivo expansionismo vivido por Jerez, por esa fiebre de construir una costosa ciudad horizontal?

Vamos a ver, podría pensarse que el PGOU de 1995 era un Plan expansivo. Creo que no. Intentaba suturar zonas de la ciudad que  habían quedado por la historia de esta ciudad muy… mancha de aceite. Es verdad que eso era relativamente grande, pero vamos que hoy cumpliría perfectamente con los parámetros establecidos como límites máximos de crecimiento en el famoso POTA. El Plan lo que establecía era unas densidades que dejaba al desarrollo posterior. En mi opinión ese desarrollo es el que ha cambiado las tipologías. El Plan las habilitaba. No digo que no hubiera tipologías de esa naturaleza, porque era una demanda que existía en la ciudad, pero yo en determinados ámbitos como gestor no las habría permitido.

He escuchado muchas veces eso de que era lo que la gente demandaba. Supongo que también era algo sugerido por el interés acuciante de los promotores…

No, no, no. Creo que era una demanda ciudadana. Te pongo un ejemplo: la zona de San Joaquín, Pintores de Jerez y tal, eso que es una herencia del Plan General del año 64, tenía densidades para viviendas colectivas. Sin embargo, se hicieron viviendas unifamiliares. Por otra parte, hacer planes excesivamente deterministas puede hacer que no se cumplan. No estoy de acuerdo con la construcción masiva de unifamiliares porque creo en la mixtura, la mezcla tanto de las tipologías de viviendas como de otros usos. Pero es cierto que era una demanda y los promotores respondieron a esa demanda. Debió ser canalizada para que, pudiendo hacerse, en determinados ámbitos de la ciudad se construyera más ciudad que solo residencia. Esa sería un poco la crítica que yo hago, pero no me considero responsable porque cuando nosotros actuamos con densidades similares, con planes parciales similares, hicimos otro tipo de cosas.

Personalmente, ¿qué le gusta más?

Las cosas no son taxativas. Rascacielos frente a unifamiliar. La densidad de nuestra ciudad está clara, la densidad de nuestro centro histórico es la densidad que a mí me gusta, mixtura de usos, donde comparten usos de actividades económicas con los residenciales… Me interesa mucho, es curioso, la ciudad producida de forma ilegal en nuestra ciudad. Me interesa Picadueña, donde vivo por cierto, es divertida; me interesa El Agrimensor, el Olivar de Rivero… Esa mezcla de usos, de viviendas, de talleres, en algunos casos recuerdan un poco a la ciudad árabe… Esas cosas tienen también su análisis de interés. Tenía un amigo profesor que decía aunque usted quiera, España no puede. España ya no puede permitirse otra cosa que no sea vivienda colectiva.

Vamos al ‘efecto 2000′: principios de un siglo en el que usted ha dicho alguna vez que la ciudad se vuelve literalmente loca.

Se vuelve loca. Un PGOU no controla los mecanismos, no es un instrumento revolucionario, es un reglamento en definitiva. Y la ciudad se vuelve loca en el sentido de que parece que todo es posible.

Y se producen situaciones tan rocambolescas como facilitar el desembarco de Ikea y un macrocomplejo comercial a costa de un espacio libre, que se compensa con otros suelos casi en el límite con El Puerto… ¿De locos, no?

De eso no quiero ni hablar porque me parece una cosa absolutamente espeluznante. Ikea, Área Sur, era un sistema general de espacios libres y nunca entendí cómo eso se cedió. Fue un error gravísimo, la puerta que tenía la ciudad a poniente era muy importante preservarla, que era lo que establecía el PGOU. Y de pronto se convierte en esa cosa, a la que no he ido nunca por cierto, me niego a pisarla… Bueno, mentira, una vez fui al cine.

Es el único cine al que ya puede ir en esta ciudad…

(Risas) pues posiblemente ya no vaya más al cine en Jerez. Salvo que alguien compre el cine Jerezano. Aquello fue tremendo porque fue no comprender la lógica de la ciudad, el tapiz genético de la ciudad. La posición de Jerez es esa porque estamos en esa atalaya hacia poniente. Nunca llegué a entender cómo se aprobó. Todo el área es un sistema general de espacios libres. De la vista que había ahora vemos los aires acondicionados y ese tipo de cosas. La ciudad ha perdido este paisaje.

Tampoco le hicieron caso cuando unos años antes de aquel atropello sugirió que la ciudad se volviera hacia el Guadalete.

Parece que no. Creo que si hay otro elemento fundamental en lo que es la historia de esta ciudad ese es el río. La idea no era acercar la ciudad desde el punto de vista de la promoción inmobiliaria, sino desde el punto de vista del esparcimiento, el ocio… Tenemos un elemento de un valor natural importantísimo como es el río y no somos capaces de recuperar sus márgenes para el uso ciudadano. Por eso se llama río del olvido. Seguimos viéndolo como antiguamente: como un enemigo. Cuando se habla del Guadalete es por las inundaciones, y creo que hay que hablar del gran valor que tiene para uso y disfrute ciudadano. Tenemos playas aunque sean fluviales.

¿Piensa que el mundo rural, la campiña, los Montes… está desaprovechado?

No soy un gran especialista en el mundo rural, pero la base de esta ciudad era la agricultura. Tenemos un gran desconocimiento de todo el sistema de poblaciones que comporta la colonización del río Guadalete. Siempre cuando vienen extranjeros trato de enseñarles estos poblados que nos dan un cierta peculiaridad como territorio y creo que eso habría que aprovecharlo.

Llegamos al momento actual, sacudido por una tremenda paradoja: casas sin gente y gente sin casas.

Uno no puede entender eso. Que las reacciones que tiene la administración, al menos en Andalucía, para intentar paliar ese problema sean recurridas me parece tremendo. Y más cuando no lo son en otros ámbitos del estado nacional… del estado español… Es forzar a la banca a que ponga ese valor social al servicio de la gente, sin que tengan que perder nada con alquileres subvencionados y tal. Es un contrasentido y lo digo muchas veces en detrimento de la propia profesión. Lo que no tiene sentido es seguir construyendo más habiendo tanto construido y desaprovechado. Hay territorios en los que la especulación llegó y las nuevas pautas del mercado no van a demandar una vivienda allí. Aquí ocurrirán cosas de esa naturaleza, promociones abandonadas que lo seguirán estando durante muchísimos años. Las que están en zonas consolidados saldrán antes o después. Las que están en el meollo van a salir porque a pesar de todo lo que se ha construido, aquí todavía hacen falta viviendas. Esto no es Seseña. Si analizas los portales inmobiliarios de Jerez no hay tantas cosas que se estén ofreciendo.

En cualquier caso, el PGOU vigente desde 2008, del que no se ha movido un solo ladrillo, estaba muerto casi antes de nacer, ¿no es así?

Recientemente en un programa de televisión le dije al actual delegado de Urbanismo (Agustín Muñoz) que hay que hacer un ERE al suelo urbanizable. La energía que hay en la ciudad, mucha o poca, no debe disiparse. Concentrémosla. Que el dinero que haya se concentre en el núcleo principal y especialmente en el centro histórico. Eso es una decisión política. El Ayuntamiento puede decir hacia dónde dirige las actuaciones aunque no invierta. ¿Esto requeriría actuaciones contundentes desde el ámbito municipal? Sí, pero para eso está el Ayuntamiento. Si los propietarios no quieren vender, para eso está la disciplina urbanística. Haría un ERE al suelo urbanizable.

¿Le consta que funcione la otrora férrea disciplina urbanística en Jerez?

No tengo datos. Pero de la información que uno recaba en círculos profesionales y ciudadanos parece que no. Por lo visto desde el punto de vista de la exigencia de las responsabilidades que tienen los propietarios. También es verdad que son malos momentos. Sacar al mercado suelos de ventas forzosas tampoco garantiza compradores, aunque sí sería bueno desde el punto de vista de constituir un patrimonio de suelo público importante en el centro de la ciudad. Cosa que habría que hacer al menos de cara a futuro.

Deduzco de todo lo que cuenta que el futuro pasa por rehabilitación y por volver al origen, al centro histórico.

Entre otras cosas porque es el dinero que va a haber. Las administraciones públicas, tanto la estatal, con laregla de las 3 ‘r’, como los planes de vivienda que se avecinan de la Junta por lo que apuestan es por la rehabilitación. No va a haber vivienda protegida de nueva planta en los próximos diez años, luego la apuesta fundamental va a ser la rehabilitación, que por otra parte es la más barata. Hablamos incluso de rehabilitación de barriadas. Estoy trabajando en un proyecto de investigación en el que tenemos como modelo, uno de ellos, a Santo Tomás de Aquino, donde esos temas van a ser importantes: fondos europeos, mecanismos de financiación con los bancos para personas que son mayores y con escasos recursos…

Lo que vemos ahora en cuanto a la rehabilitación de barriadas es que en algunos casos las ayudas van a llegar demasiado tarde, ¿no?

No sé exactamente cómo están, pero en mi época recuerdo problemas, por ejemplo, en La Asunción en las cubiertas porque estaban hechos los forjados con arena de playa. Se corroen las armaduras y se produce el colapso… Pero bueno, por mucho que cueste una rehabilitación es más barato que una vivienda nueva. De los barrios de los que estamos hablando, La Constancia, La Asunción, La Vid, La Alegría… son buenas muestras del Urbanismo que se hizo en aquel momento en la ciudad. O La Plata, que es el ejemplo más paradigmático. Y eso habría que valorarlo porque son trozos de ciudad con vida propia, energía, historia e incluso buena arquitectura.

¿Y qué se hace con el centro más allá de la fanfarria y las milongas políticas?

El centro histórico solo necesita una cosa: intervenir, intervenir e intervenir. Puedo comprender que no haya economía, pero hay que preparar el futuro. No valen paños calientes. Recuerdo que mis primeros trabajos en el Ayuntamiento se basaban en esa intervención y en concentrar energía: la poca iniciativa privada que haya, obligarla a que vaya ahí. Y lo mismo hay que hacer efecto demostración: trabajos que le digan a los privados que esto es posible.

¿Y para eso qué hace falta, liderazgo, gestión…?

Creérselo. No es fácil, no da resultados inmediatos pero es el futuro.

Últimamente parece casi un acontecimiento que haya nuevas aperturas comerciales en el centro…

Me da la impresión de que estoy viendo más cosas, con lo cual me alegro mucho.

Supongo que al final todo tiende a reequilibrarse y que, al final, centros comerciales hay en todas las ciudades, pero cada centro histórico es único, ¿no cree?

Bueno, vamos a ver, puede que la tendencia sea esa, pero si no hay una apuesta decidida de la administración en ese sentido costará mucho más tiempo. Los centros comerciales reproducen las calles y aquí las tenemos mucho más bonitas. De ahí devinieron estos proyectos de centro comercial abierto, donde por otra parte los comerciantes no se ponen de acuerdo, no se fían unos de otros… Reivindican facilidades para aparcar y luego vas a Hipercor y tienes que dejar el coche en el quinto pino (risas).

Tenemos un elemento de un valor natural importantísimo como es el río y no somos capaces de recuperar sus márgenes para el uso ciudadano

“Las ciudades no son producto de la mente de nadie sino de la historia”, ha dicho usted en alguna ocasión. ¿Ha respetado Jerez su historia o ha sufrido demasiadas mentes peligrosas?

Bueno, no. Las ciudades son tan potentes, son el mayor invento del género humano para mí, que son capaces de absorber esas actitudes peligrosas; las absorben bastante bien y de eso también se aprende. Recuerdo Marbella: 18.000 viviendas ilegales, 30.000 licencias ilegales, y la ciudad al final supo acomodarse y absorber todo aquello. Hay operaciones según las épocas pero al final se integran y la ciudad se acomoda y empiezan a resultar incluso atractivas. Aprendo mucho de sitios como El Agrimensor y Olivar de Rivero.

¿Cuál es bajo su punto de vista la solución real para las viviendas y asentamientos en las cañadas?

La ley de vías pecuarias es muy dura, eso hay que reconocerlo, y es bastante complicado cumplirla. Tiene que haber un acuerdo tácito entre las dos administraciones para no quedarse en los papeles y reconocer las realidades. Cuartillos es una realidad, no se quede usted encerrado en los papeles y vamos a intentar resolver esta realidad manifiesta histórica. Hicimos arreglos en su momento con Lomopardo, que era un descansadero, conseguimos liberar el tema, que el Ayuntamiento comprara los suelos, darle escrituras a la gente… Hay que ponerse de acuerdo en reconocer las realidades porque la gran mayoría de problemática en Jerez no procede de especuladores sino de una historia de asentamientos en terrenos públicos de gente que iba a trabajar en los grandes latifundios. Las administraciones responsables de cuidar ese patrimonio público se taparon los ojos y creo que la solución pasa por mayor flexibilidad.

Usted ha llegado a calificar a Pedro Pacheco de alcalde “excepcional”. Supongo que en lo bueno y en lo malo.

Sí, sí, pero cuando decía excepcional me refería solamente para lo bueno. Creo que esta ciudad tuvo durante mucho tiempo un excepcional alcalde. Tengo que reconocer que con sus pros y sus contra, todos conocemos como es, no tengo absolutamente ninguna queja del tiempo que estuvimos trabajando juntos. Ni como técnico ni como compañero en el Ayuntamiento. En mi caso personal, entiendo que escuchó siempre las cosas que yo le tenía que decir, unas veces las compartíamos y otras no, pero siempre en tono agradable. No estuvimos al 100% de acuerdo y cuando entendí que las circunstancias podían ser distintas a las que habían sido hasta ese momento decidí dar un paso atrás. No he sido un político de carrera, me ofrecieron trabajar por mi ciudad y me incorporé a ese trabajo; de forma casual acabé en el Parlamento de Andalucía durante cuatro años; de forma casual acabé en una bronca dentro del PA, en el que nunca milité, y bueno son las cosas a las que te lleva la vida.

Pero usted tras las municipales de 1995 duró 100 días en su gobierno…

En 1995 había pensado previamente abandonar la vida municipal e incorporarme a mi vida profesional pero se me adelantó mi amigo y casi hermano Antonio Reyes; y Pedro me pidió que me quedara para que no nos fuéramos los dos a la vez. Por eso repetí, pero después entendí que las cosas no era como yo entendía que debían de ser, que yo no hacía nada ahí, y hasta ahí.

¿Cuál fue el error de Pedro Pacheco para este final? ¿No se retiró a tiempo, como repiten todos los que de una u otra forma le trataron?

Pues creo que es básicamente eso. En la medida en que alguna vez he hablado de forma distendida con él, que no han sido muchas, le dije que debía cerrar capítulo. Tanto tiempo no se puede estar en un cargo, y viendo también después el deterioro electoral.

¿Cómo es posible que no planificara esa retirada?

Mucha gente dice que estaba como obligado porque tenía mucha gente a su cargo y tal, pero bueno, creo que fue un error. Pedro quiso eternizarse y no entender que las cosas pasan, que hay cambio de generación, que hay otra gente. No creo que hubiese un error más grave que ese.

Imagino que vive con tristeza su situación actual tras la condena por el llamado ‘caso de los asesores’.

Sí, sí, con mucha tristeza y mucho dolor. Más allá de las diferencias que hayamos podido tener en algún momento determinado, yo me siento muy orgulloso de haber trabajado con Pedro Pacheco junto con otros compañeros y creo que servimos bien a la ciudad en ese momento, sin esperar reconocimiento porque no soy de eso. Pero sí, tengo mucho dolor en ese sentido.

En todo caso, desde que monta con otros socios Territorio y Ciudad en 1997, no ha parado de bregar con políticos. ¿No le han venido con proposiciones indecentes nunca?

Al final creo que la gente sabe como eres. No he tenido nunca…

Usted era más en plan ‘señor Lobo’ de Pulp Fiction, ¿no? El desatascador que no se mancha…

Sí, sí, era un punto de desatascador. Dice el Consejo Europeo de Urbanistas que la función básica del urbanismo en el futuro va a ser la de intermediario entre la sociedad civil y los políticos. Pues ese es el trabajo que venimos ejerciendo. El que se dedica al urbanismo no tiene más remedio que trabajar con los ciudadanos y sus representantes, y tenemos una labor muy pedagógica. Y sí, te encuentras con situaciones muy complicadas, es cierto. Pero es divertido, más que matarlo a uno no pueden hacer. Estaría bien que el urbanismo tuviera alguna víctima, como el Mas de la independencia (ríe). He recibido presiones sí, pero tampoco te creas… La gente en este tema se conoce, uno ya no tiene edad de someterse a las presiones más que las de cumplir con su trabajo.

Más allá de las diferencias que hayamos podido tener en algún momento determinado, yo me siento muy orgulloso de haber trabajado con Pedro Pacheco

¿Y nunca sintió presiones por intereses de terceros?

La presión fundamentalmente es por hacer cumplir bien tu trabajo y todos no son planes modélicos. Somos un instrumento de lo que deciden las corporaciones y no de todas las decisiones que incluyen los planes se siente uno contento. Por lo menos en los planes de ciudad. No creo en los planes de autor, este es un plan de Fustegueras. Debe ser con la mayor intensidad posible de la ciudadanía a través de sus representantes. E intentamos que cada vez sean más de la ciudadanía. Tenemos una labor pedagógica con los políticos, porque creen que algunas cosas no se pueden hacer y se pueden hacer, y con los ciudadanos, porque creen que algunas cosas se pueden hacer y no se pueden hacer desde el punto de vista legal.

¿Quién cree que es más culpable en los casos de corrupción urbanística, el empresario que presiona al político prometiendo felicidad y puestos de trabajo a espuertas, o el político que se corrompe?

Ningún político se resiste a un discurso de esa naturaleza. Muchas veces vemos mentiras como un piano pero ellos no se resisten a decirlas. Entiendo que es porque quieren el bien para su pueblo. Yo pongo saltos de altura, para ver si esas cosas se van saltando. Si se cae en el primer obstáculo, se ve la mentira. ¿Quién es más responsable? Para mí el político porque tiene el deber de no dejarse corromper. Esto es moral judeo-cristiana.

Llegamos a 2011 y su nombre vuelve a relacionarse con la primera política. ¿Cómo fue lo de aquel famoso pollo con tomate para mover la silla de la entonces alcaldesa de Jerez, Pilar Sánchez?

No fue pollo con tomate…

¿Entonces qué comieron en Benalup?

Pues algunas conservas que no estaban mal y creo que fue un guiso… Me llamó Paco Cabaña, me dijo que quería hablar conmigo, yo estaba haciendo en aquel momento el Plan de Benalup aunque me dijo que no era para hablar del Plan. Me citó y me planteó eso. Le pedí tiempo para pensarlo, puse tres condiciones y que quería hablar con quien me había propuesto en Madrid. ¿Quién carajo me conocía a mí en Madrid? ¿Rubalcaba? No, era Gaspar Zarrías. Vino Manolo Chaves, estuvo Pizarro, Cabaña y yo. Puse tres condiciones, a las tres me dijeron que sí pero luego comprobé que no.

¿Pudo ser porque en aquella época Griñán mandaba en Andalucía frente a un Chaves que ya había salido, como se suele decir, vía puente de plata…?

No sé por qué, no sé por qué…

¿En algún momento se vio como candidato del PSOE en Jerez? Es decir, hubo un momento en el que usted dijo ‘¿y por qué no?’

Si se llegan a cumplir esas condiciones sí. También era difícil que se cumplieran. No hubo consenso.

A toro pasado, hay gente incluso dentro del PSOE jerezano que opina que aquel cambio hubiera cambiado el rumbo de los acontecimientos y se habría evitado el derrumbe y la mayoría absoluta del PP.

No tengo datos directos pero me dijeron que lo tenían testado. No tengo ni idea si era verdad.

Años después, ya avanzada la presente legislatura, su nombre volvió a sonar como ‘deseado’ para liderar el proyecto de IU en la ciudad. Y nada tampoco, ¿no?

(Risas) ¿El deseado? Por favor… Ya os toca a vosotros, yo ya soy muy mayor.

Viendo el nivel actual, ¿no cree que tendría mucho que aportar?

No te creas, creo que los que tenéis que aportar sois vosotros. Soy un fanático de la juventud, tú y este señor estáis mucho más preparados que nosotros. Nosotros podemos aportar la experiencia y tal, pero a mí lo que tenéis que hacer es jubilarme ya.

Me parecía que algunas decisiones que se han tomado, dentro de un posible consenso, no me parecen razonables, como que Porvera no tenga carril bici. ¿Cuál es la razón? ¿Porque se pierden aparcamientos? 

Pregunta obligada. ¿Qué le parece la irrupción del fenómeno Podemos?

No soy un sesudo analista ni sociólogo pero coincide todo el mundo en que era inevitable que pasara algo así. Hoy me entero que han detenido a otros 33 en Sevilla, pues otros 300.000 votos más. No me parecen radicales ni me dan miedo, es una reacción bastante natural, dicen cosas que la gente normal entiende perfectamente. Me parece que estaría muy bien que fuesen una fuerza importante y que lo que digan lo cumplan.

¿Cómo ve el panorama político de la ciudad a casi medio año de las municipales?

El panorama en la ciudad da la impresión de que va a ser complicado. El fenómeno Podemos hunde en general a IU; le pega fuerte al PSOE, Aunque ahora dicen que no irán a las municipales… En cuanto al partido del gobierno local… Pedro ha dejado un importante problema en esta ciudad: todo el mundo hereda lo malo y no le copian lo bueno. Eso pasó con Pilar y está pasando ahora.

Ciertamente se están viendo de unos meses a esta parte comportamientos y decisiones municipales propias del peor tardopachequismo…

Sí, sí, en definitiva populismo. Se hereda lo malo y no lo bueno. Pacheco tenía esas cosas, que es verdad que las tenía, y recuerdo que una de las discusiones que tuve con él fue cuando quería apoyar al Xerez Deportivo y me salí de la votación. Eso era algo privado, no lo compartía. El PP va a tener un desgaste. Pero es que además no sé cuál la hoja con la que se presenta a las elecciones. Herederos de muchos proyectos anteriores, y además muy antiguos. Ningún proyecto nuevo… Escribí un artículo que se llamaba ‘Malestar con mi ciudad’ porque es que no hay ningún proyecto. He tenido la oportunidad de decirle personalmente a la alcaldesa que me parece que la ciudad no tiene proyecto y que además no hay discurso para contarlo. Se lo dije así de claro y no le sentó nada bien, claro. Se lo dije como lo pensaba, sin acritud. Me gustaría que esta ciudad tuviera proyecto y que además éste fuera integrador. Pero creo que no lo tiene. Incluso en algunos temas en los que hemos tenido relación con el Ayuntamiento para sacar adelante iniciativas, la actitud ha sido la de desoírlas. Pero ya está, no pasa nada. Vemos muchas mesas de participación pero ninguna actuación. Tranquilidad en la ciudad…

…Tranquilidad a costa de malvender por ejemplo el patrimonio público que representa el agua…

A costa de la pobreza. El Ayuntamiento está más tranquilo, la ciudad está más intraquila. El superávit que tiene que tener el Ayuntamiento es el de la felicidad de sus vecinos, no el económico. Después de estos cuatro años la ciudad está más triste y me preocupa mucho esto porque la tristeza embarga tristeza, cada vez estamos más desanimados. Aunque vayamos mejor económicamente, desde el punto de vista anímico vamos a peor. No hay capacidad de ilusionarse.

Ahora empiezan a ‘venderse’ proyectos in extremis y faraónicos para estos tiempos, pero también actuaciones ordinarias que parecen extraordinarias, como reasfaltar una calle.

Eso es una obligación… Es obligación… Estaría muy bien con que la ciudad cumpliera con las cosas que tiene que hacer, el alumbrado, la limpieza… No hay dinero para hacer proyectos pero para pensar no hace falta dinero. ¿Se está pensando? Por lo que yo conozco creo que se está pensando poco. No es una queja solo al gobierno, sino también a la oposición, que también entra en ese juego cotidiano cuando lo que hay que intentar es hacer un proyecto más ilusionante.

Usted fue uno de los grandes artífices también de la reciente transformación urbanística de Sevilla, que cuenta con la mejor red de carriles bici del mundo, con peatonalizaciones modélicas en el centro...

Sí, sí, la mejor ciudad del mundo con carriles bici y soy partícipe de ese proyecto (sonríe). Y no te creas que no nos costó trabajo convencer al alcalde, a mi compañero de clase Monteseirín (vuelve a reír)… Estuvimos tres años luchando para que se atreviera con la peatonalización de la avenida de la Constitución…

¿Podría ocurrir algo similar en Jerez, a partir de la construcción de la red ciclista que ha proyectado la Junta?

Me he manifestado en este sentido, porque me pidieron opinión, y dije que me parecía que algunas decisiones que se han tomado, dentro de un posible consenso, no me parecen razonables, como que Porvera no tenga carril bici. ¿Cuál es la razón? ¿Porque se pierden aparcamientos? Vete un fin de semana a ver cuántos aparcamientos hay en la Porvera. No se puede hacer un discurso y lo contrario: apuesto por el transporte público pero eso implica que voy a combatir el coche privado. No nos engañemos, hay que decirlo así de claro. ¿Por qué quiero hacerlo? Porque quiero una ciudad más saludable, más igualitaria…

¿No tiene la impresión de que la mayoría de políticos actuales solo tienen como objetivo ganar las elecciones diciéndole a todo el mundo lo que quiere oír?

Hay que buscar una generación de políticos suicidas. En el sentido de voy a hacer lo que tengo que hacer con independencia de lo que pase. ¿Para qué esta la política? Para transformar la sociedad. Para darle la razón a los que mandan desde luego que no. Hace falta una generación de políticos que se suiciden en el cargo. Eso nos vendría bien. 

El sueño de la Ciudad del Flamenco parece que se esfumó, ¿qué le pareció el proyecto?

Era un buen proyecto pero desproporcionado. Si se hubiese culminado, todo aquel barrio habría tenido una regeneración importante. Ahora, después del fracaso, es fácil criticar pero en aquel momento todo el mundo estaba ilusionadísimo. Pero el proyecto fue desproporcionado para las capacidades de las administraciones y encima llegó la crisis. Habría que intervenir sobre el solar para evitar la imagen que allí hay, creo que en algo se está trabajando, pero tenía interés para regenerar esa zona de la ciudad, que era de las más deterioradas. De todas maneras el fracaso es compartido. Yo fracasé, no conseguimos regenerar aquello tan degradado donde también estaba Rompechapines.

¿Tendría sentido ahora recuperar la antigua y, durante años, ejemplar Gerencia Municipal de Urbanismo? El PP dijo en 2011 que sí pero luego que no.

La GMU se crea para competir con la iniciativa privada en igualdad de condiciones. Hoy en día, con la normativa que hay es posible que no tenga la trascendencia que tuvo en aquel momento. No soy crítico especialmente con la desaparición de la Gerencia con la normativa actual, pero sí había decisiones de Urbanismo que eran compartidas con la oposición y aquello aliviaba muchas tensiones. El grueso de las decisiones que se tomaban en aquella época en Urbanismo eran por unanimidad, no había nada que ocultar. Se compartían las decisiones. El PGOU del 95 se aprobó por unanimidad y eso fue un trabajo de esa naturaleza. En todo caso fue una decisión fundamentalmente de carácter ‘vengativo’. Alguien pensó que como en un momento dado fue el Ayuntamiento paralelo, pues me lo cargo. Pero ya está.

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Francisco Romero

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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