Las voces sanitarias que estuvieron en la residencia La Marquesa: "El día antes de ir no pude dormir. Lo hemos pasado mal"

La doctora Rodríguez y la enfermera Escuer, del centro de salud La Milagrosa, reciben el viernes el premio Ciudad de Jerez en nombre de los sanitarios que lucharon en la primera ola, y estuvieron en la zona cero del coronavirus en la ciudad. "Ya no hay excusas. No hay que creer en el covid, es ciencia"

La doctora Pilar Rodríguez y la enfermera Eva Escuer, sanitarias galardonadas con el Ciudad de Jerez en nombre de la profesión.
La doctora Pilar Rodríguez y la enfermera Eva Escuer, sanitarias galardonadas con el Ciudad de Jerez en nombre de la profesión. MANU GARCÍA

Tendría que ir por las calles alguna hermandad, pero aquel Martes Santo de 2020 los sanitarios fueron los que cargaron a sus espaldas con la Salud, La Clemencia, La Humildad y Paciencia, la Defensión, el Amor y el Desconsuelo en Jerez. Valores superiores que demostraron en la profesión que cura a los enfermos sin milagros, cuentan, sino con ciencia. Aquel Martes Santo se acabó decidiendo que la residencia de ancianos de La Marquesa debía ser medicalizada. Hasta entonces habían estado filtrándose informaciones sobre la gravedad de lo que ocurría, reflejo de lo que pasaba en otros muchos geriátricos del país. La muerte amenazando a los mayores, y los sanitarios haciendo lo posible para impedirlo. En aquel equipo del SAS que puso el hombro con los sanitarios de la propia residencia de ancianos estaban la doctora Pilar Rodríguez Delgado y la enfermera Eva Escuer. Ellas mismas en la entrevista subrayan que fue un trabajo de todo un equipo de sanitarios, desde quienes ponían videollamadas a los familiares en los "últimos abrazos de sus vidas", hasta el servicio de Epidemiología, o las doctoras Elena Mateo y Patricia Rodríguez, "que trabajaron muchísimo también y queremos reconocerlas".

Y por todo ese trabajo, y porque así lo han decidido los sanitarios a través de sus colegios en consultas con otros profesionales,  dos de las que reciban, en nombre de todos ellos, el premio Ciudad de Jerez por la lucha contra el covid. Como el Princesa de Asturias, pero local. Cuentan que sí, sintieron apoyo con aquellos aplausos por su lucha contra el coronavirus. Sus vecinos desde otras ventanas y balcones las miraban a ellas cuando aplaudían. Hoy han vuelto las agresiones y hablan ellas mismas de la desesperanza que sienten cuando ven cometerse tantas imprudencias como incumplir las recomendaciones.  Lo hacen actualmente desde un centro de salud, marcado como clave, como primera barrera, para hacer frente al covid.

"Lo estudias en la carrera, pero no imaginas que te vaya a pasar"

La doctora Rodríguez Delgado, durante la entrevista. FOTO: MANU GARCÍA
La doctora Rodríguez Delgado, durante la entrevista. FOTO: MANU GARCÍA

"La idea generalizada es que la Primaria ha estado cerrada. Los enfermeros también han ido a domicilios durante la pandemia. Y aparte se tomó la decisión de medicalizar la residencia, por lo que los profesionales de los centros de salud Montealegre y La Milagrosa hemos sido tanto médicos como enfermeros quienes hemos acudido allí, junto con los profesionales sanitarios de la residencia y apoyados por el equipo de Medicina Interna del hospital, pero hemos sido quienes hemos asistido a los ancianos mientras ha estado medicalizada", resume la doctora Rodríguez.

Hoy del coronavirus se sabe mucho más que en marzo. Y entonces no había mascarillas, muchas de las que llegaban ni siquiera eran de fiar. "Al principio era mucho miedo, nadie conocía la enfermedad. No teníamos muchos equipos de protección al principio pero en la residencia sí, porque allí se concentraban muchos de los positivos de Jerez. Incertidumbre. Trabajamos como si fuera un hospital cuando no lo era", indica Escuer. Ya desde antes sentía ese miedo. "El día antes no pude dormir, no sabías a lo que te ibas a enfrentar, era una incertidumbre. Mal lo hemos pasado".

La doctora subraya que "cuando estudias la carrera, estudias las pandemias. No te puedes imaginar que te va a tocar vivir esta historia. Como persona y sociedad incluso. El sistema no estaba preparado. La respuesta hemos sido los profesionales, desde el personal de limpieza o almacén, nadie ha dado un paso atrás". Entonces se plantaban "con los medios que tienen. No sabías ni cómo se contagiaba, pero sabías que había que estar allí. Te sientes a veces incapaz de dar respuesta a lo que te preguntaba. Era indignación también a veces. Te gustaría dar respuesta a todo, pero era un malestar, una impotencia. Nadie sabía nada, cómo salir adelante".

A ello se sumaba esa situación personal, que tras la bata hay un corazón latiendo. Piensan en sus familias. "Salíamos cada día a nuestros centros de salud, íbamos a domicilios, íbamos a la residencia. Me daba miedo por mi marido, por mi hija. Inmediatamente, al llegar a casa te quitabas la ropa y te metías en la ducha. Tu familia está aislada pero tú estás yendo al sitio con incógnitas, con desconcierto. La angustia era doble". Eso ha generado situaciones de ansiedad o depresión en algunos sanitarios a lo largo y ancho del país, y del mundo. "Tengo amigas sanitarias que estuvieron en Madrid y se les saltan las lágrimas cuando lo recuerdan".

De los aplausos al silencio mientras se desmantela la Atención Primaria: "La población lo sabe"

La enfermera Eva Escuer. FOTO: MANU GARCÍA
La enfermera Eva Escuer. FOTO: MANU GARCÍA

"Yo no quiero agradecimientos, es el trabajo que elegí, pero era un apoyo, un darnos fuerzas. Y aún con miedo, sin saber cuándo iba a contagiarme, si iba a contagiarme", cuenta Rodríguez. Ninguna de ellas ha pasado la enfermedad, pero un familiar de la doctora, también sanitario, estuvo "muy mal, y le han quedado secuelas. Sabemos incluso de compañeros que han muerto, y ahora tenemos otro compañero en UCI". Así de cruel es un virus que se lleva por delante a quien toque. "Uno de los médicos contratados para La Marquesa se contagió allí".

Nunca fue un agradecimiento para la doctora. "La gente tenía miedo. Nos decían que estáis ahí y sacadnos adelante", señala. Y ahora, en verano, llegan aglomeraciones, incluso, a los centros de salud, porque, en parte, no se ha comunicado bien a la ciudadanía cómo funcionan ahora las cosas. Y todo cuando "gran parte de los médicos que han fallecido eran de Primaria". Aplausos que hoy no suenan y deja unos ecos agrios. "Perciben que estamos saturados, pero piensan que no hemos hecho nada y no hacemos nada. Cubrimos incluso urgencias en fines de semana, urgencias extrahospitalarios. He hecho todos los fines de semana desde marzo a agosto en el centro de salud. No se ha transmitido y no tenemos medios. La población lo sabe y parece que no les preocupa".

Lo nota la gente, indican, pero no se preocupan hasta que les toca. "Tenemos cada vez más pacientes. Con una situación de malestar quieren que les atiendan inmediatamente, y es imposible. Faltan medios, no damos abasto. Son informes, bajas, protocolos nuevos cada poco tiempo, cuándo mandar una PCR y cuándo no, además de los pacientes crónicos que teníamos. Tienen la sensación de que fue todo en hospitales. Y lo más triste es que no se sabe valorar el esfuerzo". A la doctora le valen los "tenga cuidado" de los pacientes que atendían por teléfono. Escuer reafirma que todo pasó después del confinamiento, ahí dejaron de acordarse. "No tenemos culpa de que el sistema esté sobresaturado. No sé si no hay médicos, es un desastre económico también, pero el desmantelamiento de la Primaria, la ceincienta, viene de antes y se ha desbordado. Es triste que no se valore el trabajo".

La patada que suponen los llamados negacionistas

Un momento de la entrevista. FOTO: MANU GARCÍA
Un momento de la entrevista. FOTO: MANU GARCÍA

"El virus está ahí, lo que hace con las personas vulnerables o con enfermedades previa, o con una alta carga vírica... Pero te llega la sensación de que les da igual, que no se ponen las mascarillas... O cuando dicen que nada más existe el covid. Efectivamente, se está comiendo otra atención a enfermedades", indica la doctora Rodríguez. "Pero ojalá pudiéramos ponerle una mascarilla a alguien para que así no le diera un ataque al corazón. Pero no, eso solo se puede hacer con el covid".

"Ya no es por ti", insiste. "No es fe, no es creer en el covid. Es un fracaso tremendo que ocurra, cuando no hay vacunas y tratamientos que aún solo parecen algo más eficaces. Esa dejadez, ese medaigual, esa impunidad, en algún punto la sociedad está fallando".

Hablan de mascarillas, higiene de manos, distancia y evitar aglomeraciones. "Yo sí entiendo que se limite a seis personas las visitas familiares", cuenta Escuer, que trabaja también ahora como rastreadora. Con un teléfono, tiene ya que celebrar que la Policía esté acudiendo a los domicilios a hacer visitas sorpresa a las personas que tienen la obligación de aislarse. "Lo pasamos muy mal pero ahora tienen miedo. Yo sí veo a gente joven que lo está pasando mal, sin factores de riesgo, y no se lo creen algunos".

De hecho, "llamas", afirma la enfermera Escuer, "y te dicen que no se van a aislar". Y entienden ese problema de que "nos dicen que si no se quedan sin comer. Pero si hubiéramos sido todos más responsables, a lo mejor no habríamos llegado a este punto". Porque "como rastreadora veo a gente que no sale pero luego se contagian en comidas de 10 a 12 personas en una casa".

Poner remedio para que no tengan que volver a ser héroes

Escuer, en su consulta donde ejerce como rastreadora. FOTO: MANU GARCÍA
Escuer, en su consulta donde ejerce como rastreadora. FOTO: MANU GARCÍA

La doctora Rodríguez duda al hablar de segunda ola, porque "no se ha ido nunca", ni siquiera de Jerez, donde la pandemia llegó con fuerza sobre todo por el brote de La Marquesa, y por algunas llegadas de otras ciudades cuando las cosas empezaban a ponerse feas. "Ahora llega el frío, y por ahora no ha entrado con tanta fuerza en las residencias de ancianos, pero pronto veremos de nuevo la situación de los hospitales colapsados si no tomamos las medidas que tenemos que poner. No se ha aprendido".  En esta ocasión, avisa, "llega con cansancio, se permite la irresponsabilidad".

Y esto porque "el Sars-Cov-2 nos cogió de sorpresa, ya no. Y está en manos de todos. Los sanitarios estamos para cuando te has contagiado. Pero no debe llegar cuando no has tomado las medidas, porque se puede evitar. Está en manos de la sociedad. Nos atañe a todos. No es fe, una infección por un virus es una infección por un virus. Si no se lo creen, que se pongan delante de un microscopio. Esto es ciencia, salud pública, y ya no viene de sorpresa. No quiero aplausos", insiste Rodríguez, "es el trabajo que elegí".

Pero que si se cometen esas irresponsabilidades, si negaban el virus, "que no vengan pidiendo ya, ya, ya, exigiendo una prueba porque se han podido contagiar. Cuando no pusiste los medios para evitarlo y cuando luego ni siquiera te aíslas como se te ha exigido". Si las cosas no cambian, en esta Salud hará falta Paciencia. Para que no haya más Semana Santa como aquella de 2020. 

 

Sobre el autor:

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Pablo Fdez. Quintanilla

Licenciado en Periodismo y Máster en Comunicación Institucional y Política por la Universidad de Sevilla. Comencé mi trayectoria periodística en cabeceras de Grupo Joly y he trabajado como responsable de contenidos y redes sociales en un departamento de marketing antes de volver a la prensa digital en lavozdelsur.es.

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